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La cumbre del G20 Hangzhou

Las potencias juegan «Go«

Fuentes: Rebelión

Xi Jinping, presidente de la República Popular China fungió como anfitrión de la reciente cumbre del G20 celebrada los días 4 y 5 de septiembre en Hangzhou, China. Durante su discurso de apertura planteó que a partir de la crisis de 2008, los países centrales perdieron su papel preponderante y que ahora el peso fundamental […]

Xi Jinping, presidente de la República Popular China fungió como anfitrión de la reciente cumbre del G20 celebrada los días 4 y 5 de septiembre en Hangzhou, China. Durante su discurso de apertura planteó que a partir de la crisis de 2008, los países centrales perdieron su papel preponderante y que ahora el peso fundamental en la economía mundial depende de los países emergentes y específicamente de China. Debido al nuevo papel de las potencias emergentes la cumbre debía servir para adecuar las relaciones de poder mundial a la nueva situación económica. El dirigente del Partido Comunista Chino presidente planteó 3 objetivos para la reunión: realizar nuevas modificaciones a la forma de gobierno del Fondo Monetario Internacional y del Grupo Banco Mundial para otorgar más votos a los países del BRICS; dejar a atrás los acuerdos parciales de libre comercio impulsados por EEUU (que desde su punto de vista craquelan el mundo) y sustituirlos por auténticos acuerdos globales (no excluyentes, pues por ejemplo el TPP deja fuera a China); e incorporar capitales occidentales al Banco Asiático de Inversion en Infraestructura, institución bancaria impulsada por China para convertir la antigua ruta de la seda, en el nuevo eje de la economía mundial.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos gozaba de una abrumadora supremacía. Ese mundo desapareció. En el marco de la reciente cumbre del G20, se celebró una reunión del grupo BRICS, en la cual, el gobierno de China planteó el impulso y consiguió el respaldo del grupo en torno a: redoblar sus exigencias respecto a la necesidad de aumentar el número de votos de los que disponen al interior del Fondo Monetario Internacional; tras el reciente aumento del 6% ya poseen casi el 20% de los votos y demandaron que se ponga en práctica la otra reforma ya acordada, antes de la asamblea de 2017. Los BRICS han tenido triunfos importantes negociando en el G20, por ejemplo, el próximo 16 de octubre el Renmimbi, la moneda con la imagen de Mao Zedong, entrará en vigor como parte de la canasta de divisas del FMI.

Durante la reunión del G20 los designios chinos colisionaron con los proyectos estadounidenses. Actualmente existe una extraña relación entre China y Estados Unidos que podría ilustrarse si pensamos unos siameses neuróticos, que simultáneamente se necesitan y se repelen. Hay muchos bancos, empresas, y proyectos en los que ambas naciones están asociados, se necesitan mutuamente e impulsan proyectos conjuntos. Por ejemplo Alain Crozier, Vicepresidente de Microsoft China, señaló en China Daily que su empresa impulsa, en alianza con China, la digitalización de las viejas industrias, el comercio por Internet y la gestión automatizada de las ciudades. Por su parte Yuan Xuan, Presidente de Greater Nielsen China afirmó en el mismo diario que la economía del futuro se basará en la capacidad de ofrecer productos y servicios basados en las nuevas necesidades de los clientes e incluso en la anticipación o creación de nuevas necesidades. El mundo del futuro tendrá como gerente general a las empresas trasnacionales sino-estadounidenses que montarán un gran autómata autócrata, que se anticipará e incluso modelará nuestras necesidades. En el siglo XX la modernización fue americanización, en el siglo XXI será sinoización.

Pero simultáneamente a los negocios conjuntos, las tensiones entre EEUU y China son agudas. Xi Jinping urgió a EEUU a jugar un rol constructivo para estabilizar las tensiones en el Mar del Sur, de China, ofreció a cambio empeñarse a fondo en la desnuclearización de la península de Corea. El dirigente egresado de la Universidad de Tsinghua, como licenciado en teoría marxista, recordó a Barak Obama que la cooperación sino-estadounidense permitió el acuerdo de desnuclearización de Irán. El también doctor en derecho manifestó su férrea oposición al despliegue del Sistema de Defensa de Gran Altura que Estados Unidos pretende instalar en la península. El líder del PCH amonestó a EEUU y exigió respeto la soberanía china sobre Taiwan y demandó suspender las actividades secesionistas en el Tibet. La falta de acuerdos en la cumbre tuvo como colofón la detonación nuclear realizada por la República Popular de Corea.

Obama ha sufrido algunas derrotas ante China, pero como buen político intenta convertirlas en un instrumento para chantajear al Congreso exigiendo que apruebe raudo el TPP, antes que China construya más islas artificiales y «se apodere de Asia». Seguramente Obama presionará al presidente Enrique Peña Nieto para que el Congreso mexicano apruebe el TPP antes de las elecciones estadounidenses.

China vive hoy profundas contradicciones internas, por ejemplo como impronta positiva de su revolución popular cuenta con una escuela pública y gratuita que le ha permitido obtener el primer lugar de la prueba Pisa, pero por otro lado el Comité Central del Partido Comunista Chino aprobó recientemente promover la flexibilización del trabajo, la privatización de todo lo que se pudiera y la jibarización del estado. Como anfitrión China proyecto esas mismas contradicciones: por un lado sintonizó la agenda del G20 con la agenda de desarrollo de la ONU, por otro promovió con fervor el neoliberalismo, el libre comercio, el extractivismo, la precarización del trabajo y la subordinación de muchas comunidades locales en el mundo a las trasnacionales chinas. El gobierno chino se proponía un consenso de Pekín, pero no lo logró, al terminar la cumbre las relaciones sino-estadounidenses aumentaron de temperatura.

[Nota del editor: «Go» es un milenario juego chino]

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.