«Traidor, hijo de puta» tronó una voz estentórea en pleno parlamento uruguayo en momentos en que el senador Eleuterio Fernandez Huidobro (el Ñato) justificaba su adhesión a la estrategia militar yanqui de la guerra fría. La estentórea voz traspasó el cenáculo antipatriota y cipayo y llego al corazón de decenas de miles de compatriotas muy […]
«Traidor, hijo de puta» tronó una voz estentórea en pleno parlamento uruguayo en momentos en que el senador Eleuterio Fernandez Huidobro (el Ñato) justificaba su adhesión a la estrategia militar yanqui de la guerra fría. La estentórea voz traspasó el cenáculo antipatriota y cipayo y llego al corazón de decenas de miles de compatriotas muy en especial al corazón de los que con su voto entronizaron al parlamento más cipayo de la historia patria. Un solo diputado (el parlamento uruguayo cuenta con 33 senadores y 99 diputados) representó el sentimiento anti-imperialista de nuestro pueblo. Chiflet votó en contra: salud al artista, tu gesto cala muy hondo en nuestros corazones.
Traidor, hijo de puta, tronó la estentórea voz, y de seguro que si las encuestadoras le preguntaran a la gente su opinión sobre el tema por decenas de miles, que digo, por centenares de miles dirían que esa voz SI los representa. Y sin embargo, con el mayor de los respetos, permítame decirle Sr. que yo no estoy de acuerdo.
Pero eliminemos todo mal entendido: Si la expresión, más allá de su formulación, expresa una indignación que nos viene de lo más profundo de las tripas ante una actitud que contradice todo lo dicho y escrito con anterioridad por el senador Fernandez Huidobro sobre este tema, entonces estamos de acuerdo, es indignante.
Pero la expresión tal y como fue formulada es incorrecta. La segunda parte: «hijo de puta», está demás pues probablemente la señora madre del senador sea una santa mujer, como la mía, como la del Sr. que gritó y como la de la inmensa mayoría de la gente que lea este texto. Su madre no tiene la culpa.
Eliminada la segunda queda la primera: «Traidor». Este término se usa para mil cosas, retengamos sólo dos. Siendo el Ñato un ex militante Tupamaro que pasó varios años en prisión en situación poco confortable, la expresión «traidor» podría significar que dió a la represión nombres de militantes, locales, etc. Que yo sepa nadie aportó jamás la menor prueba en ese sentido, entonces hasta prueba de lo contrario no le es aplicable el término «traidor», al menos en esta acepción.
Pero existe, tratándose de un personaje político, una segunda acepción. Traidor es el que durante años sostuvo una serie de posiciones políticas, hizo propaganda por ellas, convenció a mucha gente de lo bien fundado de dichas políticas y luego deja a todo el mundo embarcado y cambia totalmente de posición defendiendo lo que antes condenó. Y esta seria la razón por la cual tronó la estentórea voz.
Otros, por ejemplo Zabalza y medio centenar de Tupamaros no arrepentidos, (y si hubieran consultado con tiempo varios cientos más los hubiéramos secundado) señalaban este punto pero de manera más delicada, pues lo acusaban de «mandarse alguna gran macana», de que ya «no hacen política Tupamara», de que abandonaron «las ideas revolucionarias de transformar la sociedad actual en otra sin clases y sin estado». Y lo acusan con sobrada razón de que es el «FMI (el que) define la política económica, el presupuesto nacional… y hasta el proyecto de país que lleva adelante el gobierno progresista». Además de recordar que «No solo en el tema del agua están desconociendo la voluntad popular»… «están haciendo exactamente lo mismo que hacían aquellos políticos burgueses, los que despertaron la indignación de Raúl Sendic y los tupamaros primigenios». (Se refieren al Raúl Sendic auténtico, no a ese payaso que usa y abusa del nombre y apellido de su padre para llevar adelante una política 100 por ciento opuesta a la de su padre).
Como se ve, el doble lenguaje, el cambiarse de camiseta en la mitad del partido, el hacer política burguesa, lo hace merecedor al epíteto «Traidor».
Y sin embargo yo no estoy de acuerdo ni con el estentóreo ciudadano, ni con la frase del citado texto: «¡Como quebraste la vieja fraternidad, Ñato¡ Pensar que en aquellos años no fuiste tan pragmático como en los actuales, que sabías de concepciones y estrategias revolucionarias.».
La principal razón para negarme a aceptar el principio según el cual el Ñato (y otros y otras), que llevan adelante una política burguesa y pro imperialista, son unos traidores, es que para ser traidor hay que haber sido en el pasado un revolucionario consciente y consecuente.
Personalmente yo no creo que esos ex-tupamaros hayan tenido alguna vez conciencia revolucionaria, para eso habrían tenido que leer y comprender lo escrito por los grandes teóricos de la clase obrera, haber asimilado y defendido la «teoría critica de la clase obrera» (Marx dixit). Y todos sabemos que ese no era el punto fuerte de los caudillos emepepeteros Mujica y Fernandez Huidobro [MPP es el partido de estos dirigentes] y tampoco de otros diputados/as y Senadores/as ex-tupamaros/as. Difícilmente alguien que una vez tuvo conciencia revolucionaria pueda abandonar una concepción científica de la sociedad, de la lucha de clases, de la necesidad histórica ineluctable del establecimiento de una sociedad «sin explotados ni explotadores».
Yo no creo que esos ex-tupamaros, hoy parlamentirosos, hayan tenido alguna vez una conciencia de clase revolucionaria. Mal pueden entonces traicionar una concepción revolucionaria que nunca tuvieron.
Yo no estoy de acuerdo con Zabalza y los Tupamaros que no reniegan de su pasado cuando dicen: «¿Te acordás como te escribiste los documentos históricos del MLN, los que inflamaban corazones e impulsaban a emprender grandes hazañas?» Una cosa es escribir un texto como resumen de una discusión o como suma de una serie de textos que lo preceden poniendo sus dotes innegables de escritor al servicio de dicha síntesis y otra muy diferente es crear o producir una teoría que nadie antes había formulado o creado, y yo nunca le vi al Ñato y mucho menos a Mujica uñas pa’ guitarrero. Si alguna vez traicionó el Ñato a alguien es cuando se hizo pasar por revolucionario traicionando a la clase que lo cobija y elogia hoy en día, a saber la lumpen burguesía uruguaya, que hoy lo recibe nuevamente en su seno como al hijo descarriado que vuelve al redil. Los caudillos del MPP Mujica y Fernandez Huidobro quisieron por todos los medios posibles subirse al tinglado de la política nacional y lo lograron, solo que lo hicieron en calidad de decorado.
Que gran razón tienen mis entrañables compañeros cuando dicen «Los viejos testigos de los años tupamaros, los que no perdimos el horizonte insurreccional, seguimos sintiendo la responsabilidad de continuar aquella lucha por un poder revolucionario del pueblo, por una producción gestionada por los productores libremente asociados y un país independiente de toda dependencia. Algún día será patria para todos o para nadie».
Bruselas, 1° de noviembre del 2005. José Surra es director del programa «Echa pa’lante» que emiten radio Central de Amberes y Radio SI en Bruselas