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Paraguay

López, héroe antimperialista (III)

Fuentes: Rebelión

La segunda etapa del periodo independiente: el gobierno de los López

Con la caída de Rosas en 1.852 terminaron los conflictos en el río de la Plata y se abrieron los ríos a la libre navegación, favoreciendo el florecimiento del comercio exterior, lo que permitió al Paraguay empezar a comercializar sus productos e importar insumos y maquinarias para el desarrollo industrial.2 El auge económico mundial estimuló la radicación de migrantes extranjeros y la recuperación de las antiguas clases (hacendados, comerciantes, yerbateros). La liberación de indios permitió la formación de un gran proletariado rural, que promovió el desarrollo de las fuerzas productivas apareciendo relaciones de producción más capitalistas en ciertas áreas de la economía.3

Aun cuando López inicia un proyecto de libre mercado, no tenía ningún compromiso de clase con la burguesía agraria y mercantil. En 1.860 redujo drásticamente a dos pesos y medio el precio de la arroba de yerba de exportación, para adquirir con la ganancia ganado vacuno destinado al fuerte de Humaitá. Para resarcir a los “habilitados”, en 1962 liberalizó el mercado interno de la yerba con lo cual éstos aumentaron sus ganancias por el incremento de la demanda local. La liberalización de la economía permitió el nacimiento de una burguesía rural, favorecida por la política impositiva de López, quien estimulaba la exportación de productos con valor agregado, pero bajo el estricto control del Estado. El Estado participaba en la compra y comercialización del tabaco dentro de una libre competencia permitiendo la actividad privada. El beneficio por impuestos al tabaco no era nada despreciables, considerando el gran volumen de exportación que se dio entre 1.855 y 1.865.4

En torno a la producción de la yerba se formaría una burguesía mercantil vinculada al comercio de Buenos Aires, y la gran masa de divisas que ingresaba al país, gracias a la venta de yerba, estimularía el crecimiento del mercado interno.5 El régimen, sin embargo, no era de liberalismo puro. El precio de la yerba estaba regulado por el Estado y era muy inferior a nivel local, para favorecer la dinamización del mercado nacional.6 López, para imponerse en el mercado rioplatense bajó el precio de la yerba de exportación con lo que desplazaría a los yerbateros brasileños del mercado regional. En solo seis años las ventas a nivel internacional se duplicarían bajo su gobierno: de 85.676 arrobas en 1.854 suben a 174.238 arrobas para 1.860.7

A mediados de la década del 50, debido al trabajo colectivista en las estancias de La Patria, combinado con la actividad privada, el país experimentará una extraordinaria producción de alimentos. Los depósitos estatales se hallaban abarrotados de productos (yerba mate, caña de azúcar, algodón, tabaco, mandioca) destinados al consumo de la población.8 El excedente era exportado. El proyecto lopista se asentó en los tres pilares básicos de la revolución democrático-burguesa: reforma agraria (la que heredó de su antecesor, entregando tierras e implementos agrícolas al campesino) la industrialización y la creación de un mercado interno, pero dentro de un régimen igualitario y centralizado.

El salto industrial

Paraguay en poco tiempo se convirtió en el país más progresista del cono sur, constituyendo una formidable maquinaria productora, deviniendo en un referente económico continental. Cuatro años antes de la guerra, producía 7 mil toneladas de tabaco, más de 10 millones de kilos de yerba mate y ya poseía 7 millones de cabezas de ganado vacuno. Cobraba en oro la exportación de yerba y tabaco, pero pagaba por los productos y tecnología importados por medio del trueque.9 Mientras Argentina y Brasil importaban utensilios, cucharas, botones y alfileres, en la fábrica de hierro de Ybycui, que tenía 250 obreros y trabajaba las 24 horas y funcionaba con energía hidráulica, se producía una tonelada de hierro diariamente. En la fábrica se producía desde armas para el ejército hasta implementos agrícolas para los campesinos.10

El Paraguay construía sus propios buques de ultramar que transportaban productos (yerba mate, tabaco, algodón) a los mercados europeos, y a su regreso traían armas sofisticadas, aparatos científicos, productos químicos y máquinas de imprenta.11Poseía la mayor flota (11 embarcaciones) comercial del río de la Plata. El primer buque a vapor de acero de Latinoamérica y uno de los primeros del continente, el Yporâ, de 226 toneladas, fue construido en los astilleros paraguayos, y empezó a navegar los mares el 2 de julio de 1.856. La tecnología paraguaya era muy superior a la de sus vecinos, la obra lopista fue gigantesca. En menos de 15 años el país poseía una balanza comercial muy favorable, no tenía desempleados, la educación alcanzaba a 30.000 niños y el analfabetismo casi desapareció. Los alumnos con menos recursos eran alojados y alimentados por el Estado.12A mediados de la década del 60 empezaban a sumarse la industria textil, la siderúrgica y de la construcción, se fabricaba, además papel, pólvora, loza y tintas. El país incursiona en la minería, hallándose plata, mercurio, oro, hierro, yeso, salitre, cal y azufre. En 1863 el país ya cultivaba 800.000 hectáreas de algodón para las hilanderías nacionales.13

El desarrollo paraguayo era tan incesante, que en mercado del tabaco llegó a competir en calidad con los Estados Unidos en Europa entre 1.855 y 1.857.14 El gran desarrollo industrial y comercial se reflejaba en el dinamismo del puerto de Asunción, que en 1.861 registró 403 embarcaciones de entrada y salida del país. Los buques transportaban mercaderías, pasajeros y encomiendas hacia Buenos Aires, Montevideo y Europa, y traían productos europeos que se comercializaban en los almacenes del Estado, generando enormes ganancias al país.15 En solo una década, entre 1.851 y 1.861 el intercambio comercial paraguayo aumentó cinco veces.16

En el primer periodo de la independencia, el doctor Francia socializaba el excedente producido en las estancias “La Patria”, pero Don Carlos reinvierte el excedente, que era mucho mayor, para la reproducción ampliada de capital. Esta política le permitirá al Paraguay convertirse en el líder económico de la región junto Estados Unidos.

Mientras las burguesías latinoamericanas se sometían al imperio por la vía de la división internacional del trabajo, los López reinvertían todo el excedente económico para dar impulso al desarrollo entre 1.850 y 1.870. El cónsul norteamericano Edward A. Hopkins diría en 1.846 con respecto al Paraguay: “es la nación más poderosa del nuevo mundo, después de los EE.UU” […] su pueblo es el más unido, el gobierno es el más rico, que cualquiera de los Estados de ese continente”.17

  1. La audacia lopista

Mientras en los demás países del continente las burguesías nativas triunfantes suplantaban el régimen colonial por estados neocoloniales, el viejo López, a través de la reinversión construía un Estado soberano.18 López rompía con el esquema imperial adoptando medidas radicales. Liberaliza por ley las tierras el 26 de noviembre de 1.84219 poniendo en vigencia las leyes de Castilla y de Toro.20 A través del decreto del 7 de octubre de 1.848 confiscaba todas las tierras comunales y privadas de los 21 pueblos de indios, con lo que el Estado se quedaba con la propiedad de extensas tierras y con todo el ganado que durante 300 años (colonia y gobierno de Francia) pertenecieron a los indígenas. Las estancias “La Patria” aumentaron a 65, con lo que se amplió la producción nacional en forma gigantesca.

López entregó tierras a los indios “más capaces”, que tenían “buena conducta” y que “habían prestado servicios al Estado”. Los demás se convertían en trabajadores libres; la fuerza de trabajo necesaria para el gran desarrollo capitalista, que pretendía López para el Paraguay. El decreto de 1.848 fue considerado una regresión por quebrantar la autonomía indígena y convertir a los mismos en trabajadores libres.21 Es importante señalar sin embargo, que para López (y para cualquier otro en ese lugar histórico) la proletarización del indio era una necesidad para iniciar el tránsito hacia el capitalismo. Los 25.000 indios proletarizados estaban obligados por el decreto de 1.848 al pago de impuestos en yerba al Estado.22 No obstante, los 42 pueblos o partidos de origen español donde vivían 48 grupos importantes de indígenas fueron exceptuados del decreto, con lo que quedaban excluidos de la posibilidad de convertirse en ciudadanos paraguayos. Estos seguirían bajo el régimen de servidumbre con sus amos de origen español.23 López en su afán de liberar las fuerzas productivas repartió tierras a los indígenas que reunían condiciones de adaptación al nuevo rumbo liberal de la economía, entregando además animales e instrumentos agrícolas a los campesinos.24

El 2 de enero de 1.846 estatizó la propiedad de la yerba y las maderas de uso naval, asegurando enormes ingresos al fisco y materia prima suficiente para la construcción de buques de guerra, para la defensa en caso de mayores conflictos con sus vecinos.25 Elevó el impuesto a la exportación de madera entre 20% y 40% con lo que desanimaría al sector privado.26 Las actividades industriales y comerciales más importantes seguirían bajo el monopolio del Estado como en tiempos de Francia. A pesar de la liberalización del comercio exterior, la yerba, la mayor riqueza del país, siguió siendo exclusivamente de propiedad estatal. La yerba era comprada a 5 reales del productor y se vendía a 18 reales la arroba el mercado exterior. López liberalizó el comercio pero otorgó mayores poderes económicos al Estado.27 Consolidaba de esa manera las bases de un original liberalismo social, bajo la rígida centralización del Estado y manteniendo el régimen igualitario.

El uso de la fuerza de trabajo militar y de presos garantizó un mayor excedente al Estado, que sólo invertía en la mantención de los mismos.28 El trabajo con el régimen de “auxilio” (no pagado) se hacía hasta con placer por los vecinos, por tratarse de obras para el Estado. “La masa trabajadora paraguaya era la más feliz del mundo”, decía el ingeniero Thompson, refiriéndose al trabajador paraguayo. La militarización de la mano de obra como consecuencia de las amenazas externas (imperio brasileño y oligarquía porteña) fue una característica del gobierno de López. Las grandes infraestructuras, base del desarrollo industrial, junto a la mano de obra asalariada se hizo con el trabajo de militares y de presos comunes.29

López inicia así la transición industrial introduciendo grandes reformas en la economía del país: construye el ferrocarril, el telégrafo, la imprenta, la fábrica de hierro, da impulso a la educación creando 300 escuelas, y publica el primer diario, “El Paraguayo Independiente”. Para la construcción del ferrocarril fueron contratados técnicos ingleses, y enviados obreros paraguayos a estudiar para foguistas, maquinistas y mecánicos a Londres. Para 1.864 el ferrocarril ya funcionaba plenamente bajo la dirección de trabajadores paraguayos.30 Varias de las piezas (planchas, asientos de riel) importadas originalmente de Inglaterra, eran utilizadas como modelos y fabricadas en Ybycui.31 Desde 1.850, bajo la conducción del ingeniero Whitehead se instala el arsenal y el astillero. Fueron compradas máquinas de aserrar a vapor, horno para la fundición, y motor de energía a vapor de la Blyth Brothers & Co. de Inglaterra.

Hacía 1864, periodo de mayor auge industrial, en el astillero y el arsenal, entre técnicos y obreros especializados y oficiales (junto a los esclavos y presidiarios) había un total de 500 trabajadores.32 A los técnicos extranjeros se proveía de viviendas, sirvientes, alimentos y caballos, y ganaban el doble que en su país. Se le pagaba la mitad de los salarios en oro y plata, y la mitad en papel moneda. Cobraban, además por horas extras y tenían jubilación. Junto al crecimiento económico fueron construidas grandes obras como el cabildo, el teatro nacional, la catedral, la aduana y el oratorio. Pero López, no solo se preocupó por el desarrollo industrial; a la par de capacitar a técnicos paraguayos, creó las escuelas de medicina, filosofía, derecho, latín y matemáticas, con el objetivo de formar los “intelectuales orgánicos”, soportes ideológicos de la nueva nación que avanzaba decididamente hacia un gran desarrollo industrial.33

Notas:

2 Thomas Whigham, “La Economía de la Independencia”, Pág. 125/126, Intercontinental Editora, Asunción, 2010.

3 Milda Rivarola, “Vagos, Pobres & Soldados”. La domesticación del trabajo en el Paraguay del siglo XX, Servi Libro, Pág. 63/64, Asunción, 2010.

4 Thomas Whigham, “La Economía de la Independencia”, Pág. 82/83, Intercontinental Editora, Asunción, 2010.

5 Thomas Whigham, “La Economía de la Independencia”, Pág. 26, Intercontinental Editora, Asunción, 2010.

6 Thomas Whigham, “La Economía de la Independencia”, Pág.44/49, Intercontinental Editora, Asunción, 2010.

7 Milda Rivarola, “Vagos, Pobres & Soldados”. La domesticación del trabajo en el Paraguay del siglo XX, Servi Libro, Pág. 83/84, Asunción, 2010.

8 Ronald León Núñez, “Revolución y Genocidio”, Pág. 105, Arandurá Editorial, julio del 2011, Asunción.

9Chiavenato, Julio José, “Genocidio Americano. La Guerra del Paraguay”, Carlos Schauman Editor, Pág. 36/37, Asunción, abril de 1989

10 La planta de Ybycui era una fábrica y no una fundición; ahí se producía el hierro a partir del mineral extraído de las minas aledañas.

11Chiavenato, Julio José, “Genocidio Americano. La Guerra del Paraguay”, Carlos Schauman Editor, Pág. 37, Asunción, abril de 1989

12Sergio Guerra Vilaboy, “Paraguay: de la Independencia a la Dominación Imperialista” Pág. 117, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1984

13 Nidia Areces, “De la Independencia a la Guerra de la Triple Alianza (1811-1870)”, en Historia del Paraguay, pág. 190, Taurus, mayo del 2011, Asunción.

14 Thomas Whigham, “La Economía de la Independencia”, Pág. 84, Intercontinental Editora, Asunción, 2010.

15 Milda Rivarola, “Vagos, Pobres & Soldados”. La domesticación del trabajo en el Paraguay del siglo XX, Servi Libro, Pág. 98/99, Asunción, 2010.

16 Manlio Cancogni, Iván Boris, “El Napoleón del Plata”, Pág. 48, Editorial Noguer, Barcelona, 1972

17 Ronald León Núñez, “Revolución y Genocidio”, Pág. 111, Arandurá Editorial, julio del 2011, Asunción.

18 Las burguesías latinoamericanas que surgen después de la colonia, al atesorar las ganancias realizaban sólo una acumulación de capital. López, sin embargo, al reinvertir las ganancias en el desarrollo nacional realizaba la reproducción ampliada de capital. Véase: Carlos Marx, “El Capital”, tomo II, Pág. 80/83, Editorial Cartago, México, 1983.

19Con esta ley López deroga las leyes de indias, y los indios y mestizos perdían todo derecho patrimonial sobre estas tierras que ocupaban ancestralmente.

20Carlos Pastore, “La Lucha por la Tierra en el Paraguay”, Pág. 1727173, Intercontinental Editora, Tercera edición, Asunción abril del 2008

21 Nidia Areces, “De la Independencia a la Guerra de la Triple Alianza (1811-1870)”, en Historia del Paraguay, pág. 182/183, Taurus, mayo del 2011, Asunción.

22 Thomas Whigham, “La Economía de la Independencia”, Pág. 39, Intercontinental Editora, Asunción, 2010.

23Carlos Pastore, “La Lucha por la Tierra en el Paraguay”, Pág. 141/146, Intercontinental Editora, Tercera edición, Asunción abril del 2008

24Sergio Guerra Vilaboy, “Paraguay: de la Independencia a la Dominación Imperialista” Pág. 97, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1984

25Carlos Pastore, “La Lucha por la Tierra en el Paraguay”, Pág. 136/137, Intercontinental Editora, Tercera edición, Asunción abril del 2008

26 Milda Rivarola, “Vagos, Pobres & Soldados”. La domesticación del trabajo en el Paraguay del siglo XX, Servi Libro, Pág. 87, Asunción, 2010.

27Carlos Pastore, “La Lucha por la Tierra en el Paraguay”, Pág. 174/175, Intercontinental Editora, Tercera edición, Asunción abril del 2008

28 Milda Rivarola, “Vagos, Pobres & Soldados”. La domesticación del trabajo en el Paraguay del siglo XX, Servi Libro, Pág. 88, Asunción, 2010.

29 Milda Rivarola, “Vagos, Pobres & Soldados”. La domesticación del trabajo en el Paraguay del siglo XX, Servi Libro, Pág. 75/76, Asunción, 2010.

30 Milda Rivarola, “Vagos, Pobres & Soldados”. La domesticación del trabajo en el Paraguay del siglo XX, Servi Libro, Pág. 96/97, Asunción, 2010.

31 Ronald León Núñez, “Revolución y Genocidio”, Pág. 110, Arandurá Editorial, julio del 2011, Asunción.

32 Milda Rivarola, “Vagos, Pobres & Soldados”. La domesticación del trabajo en el Paraguay del siglo XX, Servi Libro, Pág. 89/90, Asunción, 2010.

33 Manlio Cancogni, Iván Boris, “El Napoleón del Plata”, Pág. 47, Editorial Noguer, Barcelona, 1972

Bernardo Coronel, historiador y antropólogo. Esta obra de su autoría, en su momento, fue publicada por la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP), Brasil.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.