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El informe anual de CEAR destaca que la mitad de los refugiados tienen menos de 18 años

Los países más pobres del mundo acogen al 86% de las personas refugiadas

Fuentes: Rebelión

Huérfana desde los 15 años, Marie fue forzada a casarse con un hombre mayor, que abusó sexualmente de ella y le propinó palizas durante 17 años. Al morir su marido, esta mujer camerunesa tenía que casarse con el cuñado, según establece la tradición del levirato. Marie huyó a la ciudad. Se enamoró de una amiga, […]

Huérfana desde los 15 años, Marie fue forzada a casarse con un hombre mayor, que abusó sexualmente de ella y le propinó palizas durante 17 años. Al morir su marido, esta mujer camerunesa tenía que casarse con el cuñado, según establece la tradición del levirato. Marie huyó a la ciudad. Se enamoró de una amiga, con quien mantuvo una relación clandestina. Al cabo de unos meses, su hijo le avisó de que la familia política iba a denunciarla por homosexual. Frente a la opción de regresar y cumplir con el levirato, Marie abandonó el país y pidió protección internacional en el aeropuerto de Madrid-Barajas (marzo de 2015). Pese a contar con un informe favorable de ACNUR, la Oficina de Asilo y Refugio del Ministerio del Interior denegó la solicitud. A instancias de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), el Tribunal Europeo de Derechos Humanos decretó la paralización del vuelo de retorno y dio el plácet a que Marie entrara en España. Un año después, la Audiencia Nacional reconoció que la petición de asilo de Marie se debió admitir a trámite.

La cifra de desplazados de manera forzosa en el mundo superó los 60 millones en 2015, según ACNUR; 19,5 millones eran refugiados, 38,2 millones desplazados internos y 1,8 millones solicitantes de asilo. El detalle de la estadística apunta que se trata de población muy joven: el 51% de los refugiados es menor de 18 años. Además, el 86% de las personas refugiadas viven en los países más pobres, la cifra más elevada de las dos últimas décadas. Por territorios, Oriente Próximo es la región del planeta que genera mayores desplazamientos forzosos. Sólo las devastadoras consecuencias de la guerra de Siria se traducen en 100.000 civiles muertos, 4,9 millones de refugiados, 7,6 millones de desplazados internos y 640.000 personas intentando sobrevivir en ciudades bajo cerco militar.

El informe de CEAR «Las personas refugiadas en España y Europa» de 2016 destaca algunas tendencias globales, recogidas de los informes de ACNUR (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados). Más de la mitad de los refugiados en el mundo (53%) en 2014 procedían de sólo diez países. Siria (3,8 millones) ocupó el primer lugar, y desbancó tras 33 años consecutivos a Afganistán (2,59 millones); seguido de Somalia (1,1 millones), Sudán (666.000), Sudán del Sur (616.200), República Democrática del Congo (516.800), Myanmar (479.000), República Centroafricana (412.000), Iraq (369.900) y Eritrea (363.100). El informe aclara que Colombia dejó de figurar entre los diez primeros países por la revisión del número de refugiados residentes en Venezuela. En cuanto a los países de acogida, Turquía -hoy con más de tres millones de refugiados- superó en 2014 a Pakistán (1,5 millones), que había encabezado esta ratio durante una década. Los siguientes países en la relación fueron en 2014 Líbano (1,15 millones) e Irán (950.000). Entre los cuatro países acogieron al 36% de los refugiados en el mundo. En África, Etiopía (659.500) se convirtió en el primer país de acogida al superar a Kenia, que ocupaba esa posición desde 2010.

A la estadística se le pueden añadir elementos cualitativos, como la riqueza del país receptor de los refugiados. Ocho de cada diez personas refugiadas viven en los países más empobrecidos. Los datos de ACNUR desmienten los discursos xenófobos y de la pujante ultraderecha en los países del Norte. Así, más de 5,9 millones de personas refugiadas residían en 2014 en países con un PIB per cápita inferior a 5.000 dólares. Los treinta países con mayor número de refugiados por un dólar de PIB per cápita fueron, en todos los casos, países empobrecidos. Etiopía fue en 2014 el principal receptor de refugiados respecto a la economía nacional, seguido de Pakistán, Chad, Uganda, Kenia, Afganistán, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Camerún y Níger.

Una veintena de personas, entre ellas un joven argelino, arribaron en agosto de 2014 a la costa de Almería. En el Informe de 2016, CEAR relata que el muchacho fue trasladado por la Policía Nacional al Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Valencia, donde permaneció encerrado durante 47 días. Pidió al Estado Español protección internacional, que le fue denegada, por el hostigamiento que sufrió en Argelia debido a su homosexualidad. Antes de ser expulsado a su país de origen, denunció agresiones por parte de tres policías del CIE. Al llegar a Ghaahouet, agentes de la policía argelina le trasladaron de la comisaría del puerto a otro recinto policial. «Cuando llegamos a la comisaría nos cachearon, desnudaron, tomaron fotografías e interrogaron», relata. El inspector, que había leído la denegación de asilo en España, espetó: «¿Dónde está el maricón?» Tras las humillaciones, el joven fue recluido en un calabozo. Sufrió insultos, maltratos y vejaciones «con extrema violencia física y verbal», señala el informe de CEAR. Logró huir en un camión hasta Orán, y en noviembre de 2014 rumbo a Almería. En España fue detenido de nuevo, y conducido al CIE de Valencia. Pidió asilo. Esta vez la solicitud sí resultó admitida a trámite. En 2016 el joven argelino obtuvo el estatuto de refugiado en España.

El documento de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado dedica un apartado a Oriente Próximo, la región del planeta que en 2015 registró más desplazamientos internos y mayor número de refugiados a otros países. El informe constata que en Palestina no se juzgó a ningún responsable de los crímenes perpetrados en Gaza durante 2014. El conflicto entre Israel y Palestina se saldó con 140 muertos (120 de ellos palestinos) y 20.000 heridos (todos ellos palestinos), como consecuencia de los ataques aéreos por parte de Israel y las manifestaciones ocurridas en este país, Cisjordania y Gaza. Además, Israel y Egipto mantuvieron restricto el movimiento de palestinos y el «bloqueo» de la franja de Gaza, donde el 70% de la población sobrevive gracias a la ayuda humanitaria. Por otra parte, múltiples actores continúan enrolados en el conflicto de Irak: fuerzas gubernamentales, milicias afines al gobierno, grupos kurdos y el «Estado Islámico». En cuanto a los actores internacionales, Estados Unidos desplegó ataques aéreos contra posiciones del ISIS (junto a Francia, Reino Unido, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Canadá y Australia), mientras que otros países -Alemania, Italia, República Checa o Hungría- dotaron de armas a las milicias.

Respecto a Siria, el documento de CEAR señala, a partir de la información de Naciones Unidas, que en 2015 se ha agravado el conflicto entre el ejército sirio y grupos armados como el «Estado Islámico» y la rama local de Al Qaeda (Jabhat al-Nusra). De hecho, aumentaron los ataques con cohetes y morteros en Damasco, las explosiones de vehículos en ciudades como Lakatia, Alepo, Homs, Hassakeh y Qamishli, así como las bombas en Zabadani y la zona rural de Damasco. El informe dedica también un apartado específico a la situación del pueblo kurdo en Turquía, «en condiciones de especial vulnerabilidad» tras la reanudación del conflicto (verano de 2015) después de dos años de tregua. Entre agosto y finales de 2015, el gobierno turco avivó la embestida «con la excusa de combatir al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)». Se declararon 58 toques de queda en 19 pueblos y ciudades (Diyarbakir, Nusaybin, Silopi o Cizre), además de someter a privaciones de comida, electricidad, agua y sanidad a la población civil. «Los enfrentamientos originaron centenares de víctimas y personas desplazadas, aunque no todas las que deseaban huir pudieron hacerlo por los toques de queda», resume Amnistía Internacional en un informe de enero de 2016.

El gobierno turco hizo un «generalizado» uso «excesivo» de la fuerza. Esta manera de proceder se tradujo en detenciones arbitrarias, bajo el cargo de «terrorismo». Así, de las cerca de 1.300 detenciones registradas en sólo una semana de 2015, el 85% correspondieron a militantes kurdos. En el apartado de «detenciones arbitrarias, torturas y juicios injustos», CEAR apunta de acuerdo con las informaciones de Amnistía Internacional el caso de Irán, donde se produjeron detenciones y condenas a activistas que investigaban violaciones de derechos humanos o se manifestaban pacíficamente. La misma fuente subraya que las detenciones sin alegar cargos de personas palestinas por parte de Israel continúa siendo una «práctica recurrente», «incluso de menores». Amnistía Internacional observa un incremento del «recurso excesivo a la fuerza» a finales de 2015, de modo que la población palestina quedó, especialmente en Hebrón y Jerusalén Este, «absolutamente desprotegida frente a la violencia». A ello se agregan, «de manera habitual», torturas y otros malos tratos con el fin de obtener confesiones forzadas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.