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El presidente Alí Abdulá Salé lleva casi 32 años en el poder con el apoyo de EEUU

Miles de manifestantes exigen cambio de gobierno en Yemen

Fuentes: Agencias

Decenas de miles de manifestantes se lanzaron el jueves a las calles de todo Yemen para pedir la renuncia del presidente Alí Abdulá Salé, quien lleva casi 32 años en el poder y tiene el apoyo de Estados Unidos, en una protesta inspirada por la revuelta popular que derrocó al autoritario gobierno tunecino. Yemen se […]

Decenas de miles de manifestantes se lanzaron el jueves a las calles de todo Yemen para pedir la renuncia del presidente Alí Abdulá Salé, quien lleva casi 32 años en el poder y tiene el apoyo de Estados Unidos, en una protesta inspirada por la revuelta popular que derrocó al autoritario gobierno tunecino.

Yemen se sumó así a Túnez y Egipto, otros países árabes que enfrentan protestas multitudinarias con exigencias de cambios revolucionarios en sus gobiernos. Las manifestaciones son una amenaza a la estabilidad del estado árabe más pobre del mundo, que se ha convertido en un refugio para extremistas de al-Qaida.

«Sin demoras, sin demoras, el tiempo de la partida ha llegado», gritaban los manifestantes, en referencia a Salé, cuyo gobierno aquejado por la corrupción tiene poco control fuera de la capital y cuya principal fuente de ingresos, el petróleo, podría acabarse en una década.

Miembros de la oposición y activistas juveniles encabezaron protestas en cuatro zonas de la capital, Saná, mientras que la policía dispersó a porrazos manifestaciones en las provincias sureñas de Dali y Shabwa. En la provincia de al-Hudaydah, un reducto de al-Qaida junto al mar Rojo, miles salieron a las calles.

En el puerto sureño de Adén, un joven desempleado de 28 años se prendió fuego para protestar por las condiciones económicas y estaba en condición crítica en un hospital. Actos similares de inmolación ocurrieron en diferentes países árabes en las últimas semanas, al parecer inspirados por uno que inició las revueltas de Túnez.

Cientos de manifestantes oficialistas hicieron un acto de apoyo al gobierno en Saná, pero eran muchos menos que los opositores. No se informó de incidentes de violencia ni disturbios en la capital.

Las protestas se calmaron al anochecer, pero sus organizadores dijeron que habría más el viernes.

Luego de la revuelta tunecina que terminó con la expulsión del autócrata Zine El Abidine Ben Alí el 14 de enero, Salé intentó aflojar las tensiones en su país al ordenar reducir a la mitad los impuestos a los ingresos y controlar los precios. También aumentó los salarios de los militares y despachó fuerzas de seguridad a zonas clave de la capital y sus suburbios para evitar disturbios.