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Criminalización de la protesta en Uruguay

Muros, censura, libertad y apatía

Fuentes: Rebelión / CLAE

Hoy, pintar un muro en Uruguay puede costar prisión.

La judicialización y criminalización de la protesta, el recorte de libertades potenciadas por la Ley de Urgente Consideración (LUC) y la voluntad política de este gobierno liderado por el derechista Luis Lacalle Pou, generan un clima adverso no solo para militantes sino para cualquiera que utilice los muros como medio de expresión.

El sistema, no contento con controlar casi todos los medios hegemónicos de comunicación, también pretende silenciar a los que solo imprimen su grito en una pared de la ciudad. Pero la consigna está en las calles: agarre balde, brocha, cal y pintura; revuelva un poco esa bronca, póngase ropa cómoda y no pare de ensuciar, que todavía quedan en pie los muros digitales.

El delito de Gerardo y Lucía

Gerardo Suarez y a Lucía Ubal, militantes del Partido Comunista del Uruguay (PCU) fueron formalizados por haber pintado un muro en plena Ciudad Vieja en homenaje a los ocho caídos en la seccional 20 del PCU en 1972.. La Fiscalía pidióe pena de 15 días de trabajo comunitario o la misma cantidad de días, pero en una cárcel.

Una medida por parte de la justicia que tiene incongruencias y un sesgo de discrecionalidad que deja la puerta abierta a pensar que hay una persecución del Estado a mensajes de este tipo..

Breve cronología

Pasó medio siglo de la ejecución de “los 8” como se les dice popularmente a los mártires de la seccional 20 del PCU,  un acto aún impune, perpetrado por las Fuerzas Armadas, en un año (1972) donde la propia derecha argumenta que existía plena democracia. “Días particulares…tanto para los comunistas, el MLN-T y los militares.” dice Gerardo.

El 14 de abril el Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros)  mata a Armando Acosta y Lara y a tres integrantes de las Fuerzas Conjuntas, acusados de pertenecer al Escuadrón de la Muerte. Como represalia, son abatidos ocho tupamaros. De noche es copada la sede central del Partido Comunista en la que estaban reunidas 500 personas.

Un día después, la Asamblea General suspende las garantías individuales y aprueba el Estado de Guerra Interno. El senador Enrique Erro lee un documento del MLN con declaraciones de Nelson Bardesio. En la madrugada siguiente se producen varios atentados contra las casas de personalidades del Frente Amplio. Durante el día es allanada dos veces el Seccional 20 del Partido Comunista ubicado en el Paso Molino, donde detienen una docena de personas.

Poco después de la medianoche comienza un tiroteo contra el local partidario. Cae herido el capitán Wilfredo Busconi. La casa es atacada y son asesinados, sin resistir, siete comunistas y uno herido, muere 11 días después, Quedan tres sobrevivientes. A las 17 horas se da a conocer el Comunicado 77: en él se habla de un ataque, desde el local, a las fuerzas de vigilancia policial y de siete muertos caídos al repeler la agresión.

Vísperas

El 16 de abril pero de 2022 Gerardo, Lucía y dos compañeros más se aprestan a pintar un muro en homenaje a los mártires de la seccional 20, a eso de las 18:30 horas en la intersección de las calles Buenos Aires y Juan Carlos Gomez, en la Ciudad Vieja montevideana.

Cuando la pintada se encontraba bastante avanzada, aparece un patrullero de la policía para ver qué estaban haciendo. Aparece otro patrullero más tarde para solicitarle los datos a los militantes. Eran las 20:30 y la pintura fresca convivía con unos afiches de un grupo argentino de cumbia que empapelaban el muro también.

Los efectivos policiales se retiran del lugar, los militantes juntan sus materiales y cada uno a su hogar. A los pocos días de lo acontecido las citaciones en el juzgado se suceden una a una en la casa de Gerardo, Lucía, Marc y Laura. Son citados a declarar en el juzgado número 1 de la calle Bartolomé Mitre el 29 de abril, acusados de vandalismo.

Mientras declaraban podían ver por la ventana del juzgado el mismo muro por el que estaban siendo demorados, pero el muro ya estaba blanqueado. Claro, solo la parte donde habían pintado los militantes, porque la pegatina comercial de la banda musical seguía en firme, invitando a bailar.

Los declarantes recalcan la insistencia y persistencia de la jueza de preguntarles una y otra vez si habían pintado la consigna de “La vida por el socialismo” o le preguntaban “a ver, ¿qué mensaje pintaste?”. Un detalle interesante es que la jueza considera que el delito se consumó cuando se blanqueó el muro. Los abogados defensores se sorprendieron por la insistencia de la jueza por el mensaje, porque la cuestión es el deterioro o no deterioro de la fachada, independientemente del mensaje.

“A nosotros nos parece que el mensaje dolía y preocupaba”, sentencia Gerardo y agrega: “nosotros llevamos pruebas, fotos, de qué pintamos sobre afiches”. “No estamos de acuerdo con que ninguna de esas cosas (pintar muros, graffitearlos o pegar afiches) sea vandalismo” complementa Lucía y remata: “hay partidos políticos que contratan empresas para pintar muros, ya que no tienen militancia. Y yo no veo a nadie de ningún partido preso.”

La fiscalía pide 15 días de trabajo comunitario y en caso de no cumplirlos, 15 días de prisión efectiva. Los abogados defensores presentan un recurso de inconstitucionalidad sobre la Ley de Faltas (Nro 19120) y allí el proceso se detiene, pasando a manos de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) que debe decidir si rechaza o no el recurso.

-¿Qué mensaje cree que están dando las autoridades con estas acciones?

Gerardo: Ahora la policía ya sabe que pintar un número es considerado por la fiscalía un delito y que efectivamente tiene todo el derecho de pararte, detenerte o llevarte al juzgado a declarar. Entonces puede pasar que según el ánimo del policía de turno, reprima o no una pintada y que se judicialice a los militantes y a su vez por otro lado que la gente tenga miedo de salir a pintar.

-En caso de que la Corte rechace el pedido de inconstitucionalidad, ¿políticamente que representa esta decisión?

Gerardo: Es un caso más que se suma a otros casos de censura de la libertad de expresión. En un momento de crisis, de ajuste, quitarle al pueblo una de las formas de expresarse histórica que ha tenido. De expresar sus consignas en los muros y de hacer sentir su opinión. A así hacer sentir su opinión. Es una forma de perseguir al pueblo y criminalizar la protesta que es bastante bravo. Pero que el pueblo no puede dejar de forma pasiva y naturalizar este tipo de prácticas, para que no nos pase como en otros países.

Ha sido diferente el respaldo que se siente, por un lado de las bases y por el otro desde las direcciones. Ha sido distinta la forma de reaccionar ante la misma situación.

Lucía:Es una ideología que tienen. Son autoritarios. Ellos tienen toda la posibilidad de comunicar y desarrollar su mensaje de múltiples maneras. La gente tiene que empezar a poder saltar esas censuras porque al final de cuentas se legaliza un mecanismo de censura y se hace pasar como vandalismo. Ellos intentan y ven hasta dónde la gente permite y no también. Ahora acá hay una gran pasividad del campo popular y sus organizaciones y de las direcciones de las organizaciones en atender esta situación.

-¿Cómo ha sido la reacción de las organizaciones del campo popular?

Lucía: Hubo apoyos de sindicatos, de organizaciones sociales. De la comisión de vivienda que participamos, de Comités de base del Frente Amplio y Charrúas Antifascistas. Ellos fueron el otro día (día de la declaración) a prestar apoyo. Formalmente el Frente Amplio sacó un comunicado luego de declarar. Nosotros consideramos que debería haber sido antes. Nos hicieron entrevistas a algunos medios. Entendemos que falta más. Organizarnos, actividades que contesten esta situación. Las declaraciones son eso, solamente declaraciones. Después tenemos que poner en práctica eso que escribimos.

Tiene mucho de mensaje lo que pasó, porque nosotros lo que estamos pintando ahí es la denuncia de un fusilamiento en democracia. Democracia formal pero democracia al fin. que sigue impune por la policía, por cuerpos paramilitares, por militares y el Estado. y hoy este Estado que se supone que es democrático y que la libertad que no se que,  hoy este mensaje fue censurado. El único que fue censurado en un conjunto de expresiones que habían en ese muro.           

Pone en el tapete también este debate, hasta dónde va la libertad, hasta dónde va la libertad de expresión. Nos acaban de meter en un proceso por pintar una hoz y un martillo.

Esta ley (de faltas) reglamenta todo lo que pasa en el espacio público y lo judicializa. Cambió la administración y ahora se aplica con otro paradigma. Mínimamente tendríamos que sacar esa ley de faltas. Ese paradigma ya vemos que no solo lo lleva la derecha.

Porque la ley de faltas fue una ley que fue llevada adelante en los gobiernos del Frente Amplio y tenemos que hacer autocrítica con eso.

Gerardo: Y poder instalar este debate en sí sobre lo que está en juego en casos como éste. Que no es un caso puntual sino el antecedente que genera, jurídico y además de lo que genera en la cabeza de la gente.

Evidentemente, en comparación con otros países no es nada, pero es grave porque sienta un precedente y que se vaya caminando en ese sentido. De aumentar la represión y el control de la policía y que no podemos permitir que se naturalice  porque la dictadura no viene de un día para el otro. O aunque no sea dictadura, esos procesos no son de un día para el otro.

Lucía: Es como dice (el expresidente Julio) Sanguinetti, desplumar al pollo para que no grite.

Un muro, cien muros, mil muros.

El fin de semana del sábado 7 y domingo 8 de mayo se realizaron pintadas por todo Montevideo en defensa de la libertad de expresión, a cargo de la Brigada Di Pascua. Lucía y Gerardo estuvieron presentes en el muro del Gas, en el Barrio Sur. La dirigencia frenteamplista que allí concurrió se entrevistó con la prensa, tomó por minutos algunos pinceles y posaron para las cámaras. No hubo diálogo con los militantes en proceso judicial ni con los restantes concurrentes.

Temprano en la mañana, la policía se hizo presente en el muro para solicitar datos personales y lo mismo hizo en Instrucciones y Propios donde se hicieron presentes dos camionetas policiales.

El caso del muro de Ciudad Vieja no es el único que ha ocurrido. El del Instituto de Profesores de Artigas (IPA) donde las autoridades de gobierno blanquearon todo la fachada de la institución, tapando incluso un mural realizado por los propios estudiantes del IPA en homenaje a Nibia Sabalsagaray, una de las mártires estudiantiles. Eso sí, el IPA se cae por dentro, faltan revoques, no hay calefacción, no hay elementos para mejorar la calidad de aprendizaje en las aulas, pero la fachada está bien blanquita.

El caso del Centro de Estudiantes de  Magisterio (CEM) que ante distintas medidas que los y las estudiantes consideraron negativas, decidieron pintar la fachada de su institución. El gobierno optó por denunciar y llevar a la justicia a dichas personas. El caso quedó en la nada pero fue otro aviso por parte de las autoridades.

No olvidemos a PLEF. El artista callejero que fue ajusticiado de un tiro en la cabeza cuando estaba corrigiendo uno de sus muros. El crimen sigue impune y el muro al otro día fue blanqueado.

El mensaje desde el gobierno es claro. Aplicación rigurosa pero a su vez con criterios arbitrario de la Ley de Faltas, aplicación de la ley Antipiquetes (2017). Hay libertad de protesta, pero donde el gobierno dice y de la manera que él dispone, a un costado de la vereda y sin cortar la calle. El rompecabezas se termina de armar con la restricción al derecho de huelga promulgado dentro de la LUC en el artículo 392.

El espacio privado y público son terrenos de disputa. Por eso esto no queda aquí. Vienen por los muros, por los barrios con mejor vista al mar, vienen por la rambla, lisa y llanamente vienen por el suelo. Tierra pal´ que la trabaja, ¿y para el que la habita?

El autoritarismo no es algo que se decreta. No es un impulso. No es cuestión de locos sueltos -aunque sí de corderos atados-. No es un líder déspota y solitario. No son intempestivos tanques de guerra saturando una ciudad.

El autoritarismo opera de formas más sutiles, avanza lento, de a poco. A paso firme con ruido de bota y muchas veces de silencio con miradas cómplices y de vista gorda. Denuncias anónimas. Ruidos molestos. Contaminación visual. Se enmascara en los buenos modales, los viejos valores, la moral y las buenas costumbres. La neutralidad, la objetividad, la falsa laicidad, lo equidistante.

La derecha y su fetiche con lo pulcro, lo neutro, lo aséptico. Correr a los pobres de los lugares que creen que son de ellos, barrer a los marginales. Fetiche doble tienen con las fachadas de los edificios. No puede estar feo, no pueden haber personas durmiendo en sus puertas y menos alguien hacer una pintada en protesta.

Eso sí, no hablemos nunca de derecho a la ciudad, menos del tema de la vivienda y ni cerca de libertad de expresión en un mundo (no solo Uruguay) donde los dueños de los medios de comunicación son contados con los dedos de una mano. No sea cosa que un muro encienda la chispa de alguna conciencia dormida.

Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.