Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Desde un punto de vista centrado en Occidente, EE.UU. y sus aliados arrinconan Irán en sus esfuerzos por frenar lo que Washington considera es una actividad iraní para convertirse en potencia nuclear. Una perspectiva más amplia indicaría que simplemente podría estar empujando a Irán a los brazos de Asia.
El 24 de marzo, medios oficiales iraníes informaron que Irán pedirá la calidad de miembro pleno en la Organización de Cooperación de Shangai (SCO) dirigida por China y Rusia y que contiene a un puñado de Estados asiáticos continentales.
Los que gustan de la ironía encontrarán pasto en lo que se dice es la apreciación iraní de los objetivos de la SCO de «antiterrorismo, antiextremismo y antidivisionismo» así como en su descubrimiento de la profunda
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afinidad cultural entre Irán y Asia. Pero consideremos lo siguiente: Los dos mayores clientes de petróleo iraní son China y Japón.
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China ha sobrepasado a Alemania como el mayor socio comercial de Irán.
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El principal mercado para las compras iraníes de gasolina ha pasado a ser Singapur.
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Los principales inversionistas en la industria energética de Irán – encabezados por China – son todos asiáticos.
En una evolución que puede involucrar sustancia así como simbolismo, China será el país anfitrión de la próxima vuelta de las conversaciones del G5+1 (Miembros del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania) en Shangai el 16 de abril sobre el programa nuclear de Irán. El Viceministro de Exteriores chino para la región, Zhai Jun, visitó Teherán el 9 de abril, presumiblemente para informar al gobierno iraní sobre la posición con la que China va a la conferencia del G5+1.
El Ministro de Exteriores de Irán, Manuchehr Mottaki, aprovechó la oportunidad de la visita de Zhai para cabildear por «una unión asiática» incluyendo a Irán y China, presumiblemente un paso que va aún más allá de la membresía en la SCO.
Si los medios estatales de Irán informan correctamente sobre las observaciones de Zhai, China no desdeña las propuestas de Irán: Zhai dijo que China está dispuesta a cooperar con Irán en el área de industrias clave como el petróleo y el gas. «El crecimiento del poder de Irán en la región y en la arena internacional es de interés para Beijing,» declaró.
El redescubrimiento de Irán de su lado asiático – y su giro lejos de Europa, que ha servido hace tiempo como un centro de las aspiraciones, economía y diplomacia iraníes – es la consecuencia más importante, y tal vez la menos esperada, de la red de sanciones financieras nacionales que el gobierno de Bush se ha afanado por apilar sobre las sanciones sin dientes de la ONU contra Irán.
Los esfuerzos estadounidenses por aislar a Irán a través del sistema financiero internacional proveen una lección objetiva sobre la ley de hierro de las consecuencias no premeditadas- En lugar de destruir vigorosamente la «Estrella de la Muerte» iraní con ayuda de la coalición estadounidense de los dispuestos, parecen haberse involucrado en un juego del topo global, con un suministro en expansión continua de agujeros y topos, y el Tío Sam que exige más y más martillos para poder ganar la partida.
EE.UU. ha dedicado inmensos esfuerzos durante los últimos dos años para lograr la adopción de lo que es esencialmente un régimen nacional de sanciones estadounidense que va más allá del consenso global reflejado en las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Los resultados han sido mixtos, en el mejor de los casos.
En su último año en el poder, el gobierno de George W Bush parece haberse lanzado a un camino arriesgado para escalar su camino fuera de las dificultades, contradicciones, ambigüedades – y la inoperancia percibida que persigue a su política de sanciones contra Irán. Como lo sabe bien EE.UU., la cadena de sanciones es sólo tan fuerte como su eslabón más débil. Aparte de EE.UU., Israel, el Reino Unido, y Francia, los eslabones son todos débiles. Uno de los eslabones más débiles es, desde luego, China.
China es un importante socio comercial y energético de Irán, y ha trabajado consecuentemente para limitar y diluir las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán por sus actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio. El resultado es que, para frustración de EE.UU., las sanciones del Consejo de Seguridad siguen siendo extremadamente centradas, al apuntar directamente a individuos y organizaciones que participan en la actividad de enriquecimiento, y al excluir específicamente la acción militar.
Hubo intentos en la prensa occidental de presentar la última votación en el Consejo de Seguridad (14 a 0, con la abstención de Indonesia) como una señal de una determinación unida del mundo de presionar a los iraníes por negarse a dar a la IAEA las respuestas que desea sobre su programa de armas supuestamente abandonado, o suspender el enriquecimiento de uranio. Sin embargo, los chinos actuaron rápidamente para fijar su propia interpretación contraria a la occidental.
Por cortesía de Xinhua [Agencia nacional de noticias de China], lo que dijo la cobertura en idioma chino es lo siguiente (traducciones [al inglés] por China Matters):
«La resolución destacó los esfuerzos diplomáticos, la reanudación del diálogo y de las negociaciones con Irán… el equilibrio entre las sanciones y el estímulo de negociaciones.
Hay límites estrictos en los objetivos de sanciones… las sanciones son «reversibles,» temporaria o incluso permanentemente si Irán toma pasos positivos para implementar la resolución del Consejo de Seguridad.»
Diferentes países tienen interpretaciones de la resolución… las raíces [del impasse] se encuentran en la severa falta de confianza mutua entre EE.UU. e Irán. Si este problema no es resuelta, no habrá un avance en la cuestión nuclear iraní.»
En otras palabras, no existe apoyo para sanciones internacionales significativas que presionen al régimen de Irán.
Llamado a la vigilancia
Como secuela a este resultado menos que decisivo en Naciones Unidas, el Departamento del Tesoro de EE.UU., explotando un llamado generalizado en la resolución a la «vigilancia» respecto a los tratos financieros con Irán, anunció el 20 de marzo una ampliación de las medidas nacionales contra Irán.
Del Financial Times: «El Departamento del Tesoro [de EE.UU.] ha publicado una advertencia sobre los riesgos de mantener negocios con 51 bancos iraníes de propiedad del Estado y siete bancos iraníes en manos privadas – en efecto, el conjunto del sector bancario de Irán. La lista incluye a instituciones que se especializan en el financiamiento de exportaciones y en inversiones en el extranjero, así como a bancos iraníes de propiedad estatal ubicados tan lejos como en Venezuela, Hong Kong y el Reino Unido.»
La perspectiva de que EE.UU. implique a todo el sector bancario iraní como un accesorio en el financiamiento y en la proliferación del terrorismo, cortándolo así del sistema financiero occidental, es una fuente de genuina ansiedad para Irán.
Sin embargo, la amenaza de la sanción de EE.UU. también parece un intento de encarar las consecuencias no previstas de su campaña financiera contra Irán: el abandono por Irán del dólar y la desconexión total del sistema financiero de EE.UU. de la economía de Irán, combinados con el giro generalizado del comercio y las finanzas iraníes para separarse de EE.UU., primero a Europa y ahora a Asia.
La tendencia asiática es simbolizada por el anuncio del ministro del petróleo de Irán en enero de este año de que, después de exitosas negociaciones con clientes en China y Japón, la totalidad de las ventas energéticas de Irán – más de 50.000 millones de dólares por año – serán realizadas actualmente en euros y en yen japoneses, y ninguna en dólares de EE.UU.
A veces parece como si EE.UU., y no Irán, se estuviera encajonando en un rincón. Las dificultades de EE.UU. pueden ser mejor ilustradas observando los casos entrelazados de Alemania y China. Según como sea visto, Alemania es o la piedra base – o el eslabón más débil – de la campaña de EE.UU. para aislar a Irán, en lo que tiene que ver con el mantenimiento de un frente unido europeo contra Teherán.
Der Spiegel informó sobre esta situación en julio de 2007 como sigue: «Pero el gobierno de EE.UU. ya no está satisfecho con las sanciones económicas de Naciones Unidas contra Teherán – Washington quiere más… los responsables estadounidenses están molestos por el hecho de que compañías alemanas siguen haciendo negocios por un valor de miles de millones de dólares con Teherán. En particular, Washington muestra poca comprensión por las garantías de exportación que Berlín sigue ofreciendo a firmas, ayudando efectivamente al régimen de los mullahs en la compra de barcos nuevos y tecnologías para plantas energéticas.
«[El Secretario Adjunto del Departamento del Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera Stuart Levey] exigió que Alemania cortara su así llamada cobertura Hermes de seguro de créditos a la exportación cuando tiene que ver con tratos con Irán… Levey dijo a los funcionarios que Washington quiere que Alemania reduzca a la brevedad todos sus otros lazos económicos con Irán.
«Pero Levey encontró resistencia de los alemanes, que dijeron que sus exigencias eran comprensibles por provenir de un país que no mantiene comercio con Irán. Alemania, sin embargo, exporta más de 4.000 millones de euros (5.450 millones de dólares) en bienes a ese país cada año, creando miles de puestos de trabajo… Además, explicaron los alemanes, la cobertura Hermes ha sido excluida de las sanciones de la ONU contra Irán. En breve, Levey podía olvidar su solicitud – Alemania se ajustará a las resoluciones de la ONU, pero no haría nada más.
«EE.UU. no aceptó una negativa como respuesta, EE.UU. tampoco lo pensó dos veces antes de soslayar el gobierno de [Angela] Merkel yendo directamente a las instituciones financieras alemanas para presionarlas a fin de que sigan la política de EE.UU. no importa cuál sea la política oficial de su gobierno – algo que es casi seguro que causó resentimiento en el gobierno de Merkel.»
De nuevo de Der Spiegel: «Y Levey no sólo ha estado golpeando las puertas de ministerios gubernamentales durante su estadía en Europa – también ha visitado a los capitanes de la industria del continente. Mientras estuvo en Alemania fue al centro alemán de las finanzas, Frankfurt, para tratar de persuadir a los banqueros de que no hagan negocios con Irán. Las instituciones financieras alemanas consideran que el gobierno de EE.UU. ha estado realizando un ‘chantaje descarado’, según un banquero. Responsables antiterroristas del Tesoro de EE.UU. se presentan constantemente para exigir que rompan sus relaciones tradicionalmente buenas con Irán. La amenaza subyacente de los hombres de Washington es que no seguramente los alemanes no desearán apoyar el terrorismo, ¿verdad?
«Pero no existen planes para dejar de financiar las exportaciones alemanas a Irán. ‘Desde luego nuestras instituciones miembro respetan todas las sanciones fijadas en las resoluciones de la ONU,’ dice un portavoz de la Asociación de Bancos Alemanes. Sin embargo, eso no impidió que Deutsche Bank, junto con los pesos pesados industriales alemanes BASF y Siemens, hayan sido puestos en una lista de la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC) por mantener contactos con Irán.»
Los negocios continúan
Las actitudes alemanas hacia el régimen de sanciones quedan claras en otro artículo del Spiegel:
«El departamento de economía del Ministerio de Exteriores alemán ha reunido datos reveladores que [el Ministro de Exteriores alemán] Steinmeier utilizará para respaldar su argumento contra sanciones de la UE. Varias compañías francesas en los sectores del automóvil, la energía y las finanzas – incluyendo a Peugeot, Renault, Total, BNP Paribas y Societe Generale – apenas han reducido el nivel de negocios que realizan con Irán, según datos del Ministerio de Exteriores. Las exportaciones alemanas a Irán, al contrario, han disminuido dramáticamente.
«Aún más explosivos son los datos que revelan la hipocresía de EE.UU. respecto a las sanciones. El Ministerio de Exteriores alemán acusa a firmas estadounidenses de burlar el boicot contra Irán, que existe desde 1979, creando compañías de fachada en Dubai para realizar sus negocios. Políticos alemanes han acusado internamente desde hace tiempo a EE.UU. de tolerar a sabiendas esa práctica. El software de Microsoft está presente en Irán, así como equipos pesados de Caterpillar. Y es difícil pasar por alto la presencia de marcas como Pepsi y Coca-Cola en Teherán.»
A pesar de esta actitud, la rebeldía alemana no sobrevivió este verano. En noviembre de 2007, Siemens anunció que no firmará nuevos contratos con Irán (aunque ejecutará sus acuerdos existentes).
Los bancos alemanes tomaron acciones concretas para limitar el comercio con Irán en el otoño de 2007, como indica este informe de un foro de mensajes chino para exportadores:
«He consultado con Commerzbank AG y Dresdner Bank AG y parece ser verdad que, por orden de su consejo de directores apoyarán, desde comienzos de octubre de 2007, sólo operaciones de beneficencia y que ni siquiera se harán negocios comerciales usuales como ser las entregas de vestimentas.»
El gobierno alemán siguió reduciendo paulatinamente su programa Hermes de crédito a las exportaciones. Según el International Herald Tribune del 28 de febrero, las consecuencias para el balance final del país de la participación alemana, aunque sea a regañadientes, en la presión dirigida por EE.UU. contra Irán, serán inconfundibles: «Las exportaciones alemanas a Irán han disminuido drásticamente en los últimos años en medio de creciente preocupación por las ambiciones nucleares de Teherán, según un nuevo informe del Ministerio de Economía alemán.»
El informe muestra una baja en las exportaciones alemanas a 3.200 millones de euros en 2007 de 4.300 millones de euros en 2005. Mientras tanto, las garantías gubernamentales de que se pagará a los exportadores por sus productos vendidos a Irán han disminuido a más de la mitad, a 503,4 millones de euros en 2007 de 1.160 millones de euros en 2006. Sin duda es una ocasión para triunfantes choques de cinco en el Departamento del Tesoro de EE.UU. El humor en Alemania, sin embargo, fue seguramente menos alegre.
El artículo de Der Spiegel del verano de 2007 señaló: «Si Alemania terminara sus garantías Hermes para las exportaciones, ya no se entregarán locomotivas alemanas a Irán, pero compañías chinas y rusas llenarían con mucho gusto la brecha. Los estadounidenses terminarían no ganando nada, mientras la economía alemana podría perder mucho.»
En Asia, China indudablemente se alegró al ver que Alemania renunciaba al mercado iraní bajo presión de EE.UU. Las exportaciones chinas a Irán han aumentado rápidamente, exactamente al mismo tiempo como se fondeaban las alemanas. China ha desplazado a Alemania como el mayor socio comercial de Irán, con un comercio de unos 20.000 millones de dólares, sin incluir el importante comercio de evasión de las sanciones a través de Dubai (muchos, muchos millones más).
En un acto que indudablemente fue notado en Alemania, el 26 de marzo, dos semanas después del anuncio de Teherán que estaba haciendo un pago de progreso de 90 millones de euros hacia un contrato de 2006 que firmó con Siemens por 150 locomotivas, la Compañía de Ferrocarriles Urbanos y Suburbanos de Teherán firmó un nuevo contrato por 360 millones de euros con el Grupo Industrial de Locomotivas y Material Rodante del Norte de China por 455 coches de metro y 160 autobuses de doble piso. Otros 455 autobuses están siendo licitados.
Este tipo de tendencias crean nuevos problemas y responsabilidades para EE.UU. Ahora le toca al gobierno de Bush demostrar a Berlín que puede estar a la altura de su papel auto-elegido de policía de sanciones globales, e impedir que otros se beneficien con la participación de Alemania en la red de sanciones nacionales, dirigidas por EE.UU., contra Irán.
Invitación a China
El régimen de sanciones ciertamente no prosperará si los europeos lo ven como nada más que una invitación a China para que se coma su almuerzo. El Secretario Adjunto del Tesoro, Robert Kimmitt, reconoció el problema en octubre de 2007: «Oímos de la comunidad empresarial que les preocupa – actuar responsablemente sólo para ver que otro actúa irresponsablemente,» dijo Kimmitt en Bruselas después de conversaciones con cuatro comisionados de la UE. «Los rusos y los chinos han sido signatarios de cada una de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y yo pensaría, sea en el sector financiero o en otros sectores, que el que algún otro se metiera sería muy inapropiado y muy contrario a lo que el Consejo de Seguridad ha pedido que haga la comunidad mundial.»
El problema ha sido siempre, desde luego, que China y Rusia insisten permanentemente en seguir al pie de la letra las sanciones de la ONU y nada más – haciendo caso de anexos que enumeran algunas docenas de compañías e individuos y cientos de equipamientos y materiales – pero negándose a endosar la declaración ilimitada de principios y el amplio llamado a la acción que EE.UU. trata de incorporar a su interpretación de las resoluciones.
El titular de un informe de junio de 2007 en el Wall Street Journal – que mencionó un aumento de un 70% en las exportaciones chinas a Irán en el año anterior – lo dice todo: «La oleada del comercio China-Irán agravia a EE.UU.»
¨¿Qué hacer?
Más específica – e incómodamente – ¿cómo podría EE.UU. extender su alcance más allá de sus propias fronteras y realizar la tarea – aparentemente una afronta a la soberanía – de interferir en el comercio de tercer país de Irán con China sin la cobertura legal de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU?
Más allá de la presión sobre gobiernos aliados para que restrinjan sus facilidades de crédito a Irán, parece ser que la solución elegida por el Departamento del Tesoro de EE.UU. fue atacar la capacidad de Irán de utilizar el instrumento financiero más común en el comercio internacional – la Carta de Crédito – en sus tratos de importación y exportación con China y otros socios comerciales.
El sistema de Cartas de Crédito se basa en una red de relaciones bancarias a través de las fronteras que ofrece garantías de pago y financiamiento a importadores y exportadores. La Carta de Crédito es de manera significativa el fundamento del milagro de las exportaciones asiáticas desde los años cincuenta y, hasta hace poco, fue la espina dorsal de miles de millones de dólares en comercio no-petrolero entre China e Irán. EE.UU. ha trabajado enérgicamente por perturbar este sistema en lo que tiene que ver con Irán y Asia y por crear el riesgo de que los bancos iraníes y del país exportador no puedan cumplir con sus obligaciones de pago debido al acoso de EE.UU.
Típicamente, un banco tiene vínculos con menos de 100 bancos internacionales – y los nombres son publicados en un directorio que sin duda ahorró a los empleados de la Oficina de Terrorismo e Inteligencia Financiera del Tesoro de EE.UU. una buena parte del trabajo pesado. Ya que las Cartas de Crédito denominadas en dólares son saldadas en gran parte a través de Nueva York, el Departamento del Tesoro logró convencer a los bancos corresponsales de Irán en todo el mundo de que el manejo de una Carta de Crédito iraní los expone a una penalización por violar sanciones nacionales de EE.UU.
El gobierno de EE.UU. ha impuesto en el pasado castigos considerables por violación de sanciones de EE.UU. – ABN-Amro fue multado con 80 millones de dólares en 2005 – de modo que el riesgo era genuino e importante. EE.UU. también dejó en claro que transacciones de giro en U – en las que los bancos intermediarios en terceros países podrían borrar referencias a Irán en Cartas de Crédito denominadas en dólares – sería motivo para acciones legales.
Los departamentos de conformidad de los bancos internacionales – responsables por el control del riesgo cuando el banco arriesga sus propios activos y reputación en una transacción con Carta de Crédito – introdujeron cláusulas estándar en sus gestiones de Cartas de Crédito para no pagar o procesar créditos relacionados con Irán.
Del lado del suministro, Stuart Levey y la Oficina de Terrorismo e Inteligencia Financiera (OTFI) de EE.UU. trataron de influenciar al gobierno chino y, en una reedición de su jugada engañosa en Alemania, también soslayó al gobierno chino para presionar directamente a los bancos chinos con la amenaza de procedimientos judiciales contra sus operaciones en EE.UU. si se les sorprendía aceptando Cartas de Crédito iraníes.
El resultado fue una mella considerable en los negocios basados en Cartas de Crédito entre China e Irán ya que se dice que muchos bancos chinos decidieron que el riesgo de penalización en EE.UU. era mayor que los beneficios del manejo de Cartas de Crédito iraníes.
Irán envió cinco delegaciones a China para tratar de encontrar una salida – e incluso propuso el establecimiento de un banco China-Irán que presumiblemente saldaría todas las transacciones interiormente sin pasar por Nueva York – pero los chinos objetaron. La actitud de China hacia la campaña de sanciones de EE.UU. contra Irán podría ser caracterizada como conformidad a regañadientes hacia afuera, combinada con una enérgica evasión.
La lección de las sanciones contra Irán parece ser que el comercio encontrará un camino – hacia China – y si no es directamente hacia China, entonces será a través de Dubai.
El Financial Times informó: «Los bancos chinos se han puesto muy nerviosos y se muestran renuentes a tratar directamente con Irán,» dijo un segundo empresario. «Prefieren trabajar con iraníes que importan bienes a Irán a través de Dubai a fin de pretender que exportan bienes a los Emiratos Árabes Unidos en lugar de Irán.»
Los foros de mensajes chinos para exportadores han sido una lectura interesante durante los últimos tres años. Se encuentran informes detallados y apasionados de exportadores chinos – y de sus clientes iraníes, igualmente ansiosos – que se esfuerzan por evitar las sanciones, embargos, y Cartas de Crédito bloqueadas, y por encarar el problema de bancos iraníes que quieren pagarles pero no pueden mover dólares de EE.UU.
El consejo en los foros de exportadores ha sido virtualmente unánime. Usa Dubai. Usa euros. Usa T/T [transferencia bancaria, N. del T.]
Usa Dubai, como negocio en camino a Irán pasando por el depósito en Oriente Próximo ubicado al otro lado del Estrecho de Hormuz en los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Como reacción ante las sanciones de EE.UU. contra Irán, ha habido un torrente de miles de empresas iraníes y de cientos de miles de millones de dólares de capital iraní para constituir sociedades en Dubai, que juega el papel de un Hong Kong sin controles ante una China iraní, y realizan los negocios de Irán bajo cobertura de los EAU a través de los bancos del lugar.
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China Hand es autor del sitio en la Red de asuntos asiáticos China Matters.
(Republicado por Asia Times con permiso de Japan Focus)
http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/JD11Ak01.html