El Perú comenzó su primer semestre de este año ubicándose entre los diez países de América Latina con un alto índice en corrupción y con una alta tasa de su población en pobreza, según las estadísticas de Transparencia Internacional, Banco Mundial, respectivamente.
Este hecho nos demuestra la profunda anarquía en las altas esferas del Estado, lo cual no es casual, a diario se tiene información de denuncias sobre altos mandos del Ejército peruano que están involucrados en corrupción de toda índole, e incluso implicados en la dirección de bandas criminales; policías que otorgan facilidades a los narcotraficantes, o se encuentran vinculados a bandas de criminales (hoy denominado de terrorismo urbano); congresistas que no tienen otra función que la de ser lobbies (lobistas), buscando sus favorecimientos en la administración de justicia, promulgan leyes que incentivan la corrupción; fiscales, jueces involucrados en actos de corrupción: caso de la exjuez Emma Benavides, que facilitó la salida de la cárcel a narcotraficantes; Dina Boluarte conjuntamente con los gobernadores de Ayacucho, Cusco, se halla involucrada e investigada en actos de corrupción, no sólo eso, se halla investigada por las varias decenas de muertos en lo que viene su gobierno; partidos políticos investigados como organizaciones criminales; etc. Nos preguntamos: ¿Quiénes gobiernan el Perú? ¿Quiénes dirigen el Estado peruano? Son las mafias que se hallan enquistadas en las altas esferas del Estado, que deriva en un Estado fallido, significa que todas las autoridades nunca actuaron en función a un proyecto político que abarque un progreso integral e inclusivo, sino, ven al Estado peruano como su botín para hacerse más ricos, mientras las grandes mayorías se encuentran con sueldos irrisorios, con anemia, tuberculosis, con un alto índice de extrema pobreza(29% INEI), trabajadores informales (80%), es decir, los ciudadanos sobreviven el día a día como pueden.
El Estado fallido es consecuencia de la normalización de la corrupción, donde hay ausencia del principio de autoridad, y se violenta “la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad” (Art. 1 de la Constitución), desvinculando la ética de la política que lleva a aceptar los actos ilícitos más allá de lo racional, el acto de corrupción es justificado con el cliché de la supuesta “defensa de la democracia”, es decir, el fin justifica los medios, por ejemplo, Dina Boluarte sobre el caso Rolex, dijo: “Tenemos una amistad personal, de Dina a Wilfredo y de Wilfredo a Dina. Fue el primer gobernador que se paró firme cuando el Perú ardía en el 2022 y 2023. Vino con los alcaldes de la provincia de Ayacucho y me dijo que su región no se iba a levantar. Es esa gratitud que le tengo al hermano Oscorima porque fue parte de defender la democracia, parte de defender el estado de derecho y conseguir la paz”. Es consecuencia de no tener un norte en la política estatal, y de no comprender las alternativas a los problemas sociales, la prioridad son las soluciones personales o de grupo, con toda certeza el diario Hildebrandt en sus Trece califica a Dina Boluarte “alias la jefa”, es la Fiscalía que investiga a Dina Boluarte como cerebro de una organización criminal (14 junio 2024, Nº690, 2-4). Incluso los delitos como las violaciones a menores Awajun son calificados por altos funcionarios del Estado como “prácticas culturales”; la masacre suscitada en el mes de “diciembre negro” y se prolongó al año 2023, Gustavo Adriazen culpó a las víctimas: “Ellos son los violentos, ellos son los que ocasionaron las muertes, ellos son los violentos”. ¿Dónde está la autoridad para poner orden?
La corrupción corroe la administración estatal, compra dignidades es muy útil en políticas neocoloniales, crea mayor dependencia política, económica, militar con el capital financiero, no es casual la política de privatizaciones, concesiones, tercerizaciones de empresas del sector público, un ejemplo claro es Odebrecht, los sobornos a los candidatos, al llegar a ser presidente el favor le era devuelto otorgando obras públicas, con promulgación de leyes que favorecieron a su sector, la empresa tenía luz verde en el territorio peruano, así, emerge el “club de la construcción”. Es decir, la corrupción es también alentada y es aceptada, sobre todo en gobiernos que nunca tuvieron un programa político, una filosofía de “hacer patria” (Alberto Fujimori, Alan García, PPK, Humala, Toledo, etc.), fue una política entreguista, vende patria y angurria. No sería nada casual ver a Dina Boluarte posando en una foto junto con el súbdito de EE.UU, Zelenski, presidente de Ucrania, del país más pobre y corrupto de Europa. Claro, EE.UU implementa una política imperial del capital financiero, basado en el robo, la muerte, sino veamos el apoyo de EE.UU a Israel contra Palestina, más EE.UU roba el dinero estatal de Rusia depositado en bancos de Europa para financiar la guerra de Ucrania, implementa políticas agresivas contra Estados que no aceptan su política, etc. No obstante, el pueblo tiene derecho a cuestionar la política estatal, Malcolm X activista por los derechos y la igualdad de los negros de EE.UU señaló: “la democracia de EE.UU es hipocresía” (https://www.youtube.com/shorts/l7EOeJ0ZPVQ).
Mientras tanto, el Congreso con el rabo entre las piernas y los ojos timoratos como buenos adulones de la corrupción, todos ellos representantes de mafias que no tienen visión de país, “un burdel de derecha”(Cesar Hildebrandt), traicionan al pueblo, su interés es mirar y cuidar sus bolsillos, promulgaron diversas leyes a espaldas del pueblo, reformaron la Constitución a su imagen y semejanza en 60 artículos y 22 que están en camino, promulgaron leyes que favorece al crimen organizado, a la impunidad, moción de destitución de los miembros de la JNJ, contra el cine peruano, ley que prescribe delitos de lesa humanidad, no cuestionan la economía y política, etc. Nos preguntamos: ¿Es posible que se reforme un corrupto? Quizá se vea en la mitología religiosa “del buen ladrón y el mal ladrón”, en la realidad nunca se vio, sino fíjense los tantos presidentes investigados por corrupción, y la sociedad se corroe en pobreza, muere en vida, por eso, sigue vigente el planteamiento del “nuevo hombre”, “una nueva sociedad”. Criticar la política estatal, debatir la refundación del Estado, polemizar y plantearse hacia qué tipo de sociedad vamos es un derecho de todo ciudadano, ¿cómo encaminarlo?, nosotros debemos organizarnos y crear un partido político que represente los intereses de los trabajadores, recuperar las organizaciones sindicales que cayeron en manos de las mafias. Unidos, si es posible.
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