Primero de tres artículos sobre la megaminería en Haití
Haití parece estar sentado sobre una gigantesca mina de oro. Ayiti Kale Je estima que los beneficios de su explotación alcanzarían los 20 mil millones de dólares. Una investigación realizada por periodistas, estudiantes y la asociación de emisoras comunitarias de Haití revela que «la explotación de oro, plata y cobre beneficiará principalmente a accionistas extranjeros», empobrecerá aún más a las familias campesinas haitianas y destruirá un suelo «ya desnudo y frágil».
La operación es tan ventajosa para las empresas mineras, y tan nociva para Haití, que el exdirector de la Oficina de Minas y Energía (Bureau des Mines et de l’énergie – Bme), Dieuseul Anglade, ha denunciado recientemente a las mineras en una entrevista exclusiva realizada por Ayiti Kale Je** (AKJ). Anglade también ha llamado al gobierno a corregir lo actuado hasta ahora: «Les dije que las generaciones futuras podrán explotar los minerales que están bajo la tierra. Las minas son parte del patrimonio nacional […]. Pertenecen a la población. No pertenecen a la gente que está en el poder, ni siquiera al propietario de la tierra,» declaró el ingeniero geólogo.
Ayiti Kale Je explica que la empresa canadiense Majescor y sus socios haitianos tienen licencias sobre 450 kilómetros cuadrados. Una pequeña empresa de minería haitiano-estadounidense, VCS y su empresa asociada local, Delta Mining, poseen o controlaban hasta hace poco, una concesión sobre 300 kilómetros cuadrados en el norte del país.
Por su parte, para aprovechar las aparentemente vastas reservas de oro de Haití y la complicidad de su Gobierno, la gigante minera Newmont se asoció a la empresa canadiense, Eurasian Minerals. Eurasian ha conseguido, silenciosa y cuidadosamente, permisos de exploración -53 para ser exactos- y acuerdos secretos, presumiblemente con la ayuda de un ministro de la anterior administración de Haití. AJK afirma que Eurasian, a través de su socio local, Marien Mining, controla permisos que cubren el equivalente a una décima parte del país.
En conjunto, las empresas extranjeras tienen permisos de investigación o exploración en 15 por ciento del territorio de Haití (3,885 km²). Majescor le lleva la delantera a sus rivales ya que recientemente inició la fase de «explotación» de una de sus concesiones. Sin embargo, VCS y Newmont-Eurasian le están pisando los talones. AJK asegura que la Eurasian Minerals ha tomado 44 mil muestras de suelo.
Todas estas empresas reconocen el potencial de Haití. Tan solo el depósito de Grand-Bois, un sitio pequeño asignado a Eurasian, podría contener cerca de 339.000 onzas de oro (por valor de 5 mil 400 millones de dólares y 2 mil 300 millones de onzas de plata, al precio de mayo 2012). «¡Haití es el gigante dormido del Caribe!«, afirmó recientemente un accionista de Majescor. Una imagen que adoran las empresas: «un grandulón tonto que no sabe lo que tiene», y el reconocimiento de las megautilidades que podrían obtener las mineras.
Paso número 1: cargarse la legislación
Eurasian Minerals y su empresa asociada, Newmont Mining, segundo productor mundial de oro, perforan ilegalmente, en connivencia con algunos miembros del Gobierno, en el sector de Lamielle, en el noreste del país, señala AJK.
La ley haitiana difiere de la de otros países. Es mucho más burocrática, pero proporciona también, a primera vista, un nivel mínimo de protección. Para poder perforar -incluso para fines de exploración-, las empresas deben tener un convenio de explotación minera firmado por el primer ministro y todos los ministros. Este acuerdo establece los términos y condiciones de cualquier explotación minera.
Eurasian y Newmont actualmente esperan la aprobación definitiva de un convenio que les permitiría explorar y explotar en Haití. El convenio no ha sido firmado porque en el periodo que va de mayo de 2011 a mayo 2012, el legislativo haitiano no se puso de acuerdo para legalizar el nombramiento del primer ministro.
Como siempre, para presionar, las relaciones públicas del binomio Eurasian-Newmont han activado dos viejos clichés, la «inversión extranjera» y la «generación de empleo». «Estamos dispuestos a perforar», declaró Daven Mashburn de Newmont Mining, a finales de 2011. Pero «el Gobierno de Haití no muestra interés […], nosotros no podemos explotar nuestras concesiones. Eso significa que las personas no pueden encontrar puestos de trabajo«, manifestó Mashburn.
Sin embargo, el gobierno de Haití sí se interesa. De hecho, ha concedido permisos, en un memorado de entendimiento, aunque en una forma no totalmente legal a la minera. «El Gobierno otorgó una especie de exención» al binomio Eurasian-Newmont, explica Ronald Baudin (ministro de Finanzas de Haití entre 2009 y 2011), quien supervisó las negociaciones con Eurasian mientras ocupó esta posición. Cuando llegó al poder el nuevo gobierno de Joseph Michel Martelly, Baudin dejó de ser ministro e inició labores como asesor de Newmont – Eurasian, que actúa bajo el nombre de «Newmont Ventures».
Pero un memorando de entendimiento no puede reemplazar una ley. La legislación haitiana no contempla ninguna «exención» (Privilegio para eximirse de algún cargo u obligación). El abogado de derechos humanos, Patrice Florvilus señala que un protocolo (memorando) no puede anular un derecho. «No se puede permitir hacer algo que la ley prohíbe». El Director de la agencia estatal haitiana para la minería no firmó el memorando de entendimiento. «No estoy de acuerdo, por la simple razón de que si la ley no permite algo… ¡no tienen derecho a hacerlo!», declaró Anglade en una entrevista en mayo de este año. Este rechazo fue, quizás, la razón por la que uno de los primeros actos oficiales del nuevo primer ministro, Laurent Lamothe, fue destituir a Anglade.
El memorando que permite la «exención» fue firmado a finales de marzo de 2012. Con lo cual, el 23 de abril, Eurasian, muy complacida, informó a sus accionistas que con el memorando de entendimiento, «se ha obtenido permiso para perforar en algunos proyectos» «y la perforación está actualmente en curso».
«Ayiti Kale Je» es una iniciativa de cooperación de medios de comunicación para garantizar investigaciones periodísticas sobre la reconstrucción de Haití después del terremoto que asoló el país y dejó 300.000 muertos y miles de heridos. El grupo Médialternatif es uno de los socios de esta iniciativa, a través de su agencia AlterPresse, y la Sociedad para la animación de la Comunicación Social (Saks). También participan la red de trabajadoras de la radio comunitaria de Haití (Refraka) y la Asociación de medios comunitarios haitianos (Ameka), que agrupa las estaciones de radio comunitaria del país.