Aunque el gobierno del Frente Amplio no ha cumplido aún los cien días, algunas de sus decisiones han creado cierto estupor en los sectores más comprometidos con la izquierda. Por un lado, si en las pasadas elecciones un 62% de los votos confirmaron que el agua debía dejar de ser de explotación privada, el gobierno, […]
Aunque el gobierno del Frente Amplio no ha cumplido aún los cien días, algunas de sus decisiones han creado cierto estupor en los sectores más comprometidos con la izquierda.
Por un lado, si en las pasadas elecciones un 62% de los votos confirmaron que el agua debía dejar de ser de explotación privada, el gobierno, comandado por el ministro de Economía, el neoliberal Danilo Astori, ha interpretado que no era un mandato para recuperar el agua como bien público, sino que a partir de ahora no habría más concesiones, pero que se respetarían los acuerdos con las empresas privadas que quieran seguir explotándolo. Curioso mecanismo para no asustar a los inversionistas extranjeros que quieran salvar la economñia uruguaya.
Y por otro, la autorización para que dos empresas (finlandesa y española [ENCE]) se instalen en el norte del país, con dos plantas de celulosa y la excusa de crear puestos de trabajo, ha creado una fuerte respuesta en los sectores más concienciados de la ciudadana, que ven en esa industria contaminante un peligro para la salud y el futuro de la zona.
Una concentración en la montevideana Plaza Libertad, con la intervención de artistas e intelectuales de la talla de Eduardo Galeano, sirvió para demostrar que los votos al Frente Amplio no fueron hechos por un rebaño, sino por hombres y mujeres conscientes.
Galeano dijo que este acto no era contra el gobierno del FA, sino para que escuche a su gente, porque una decisión tomada en quince minutos, de un modo apurado puede afectar para toda la vida. Una planta de celulosa instalada en ese lugar de la República va a pudrir las aguas, va a secar las tierras. No se puede confundir la unidad con la unanimidad, cuando esto ocurre no se llega a buen puerto.
No nos importa que nos llamen traidores por decir lo que pensamos que a este gobierno no lo votó un señor llamado Mercado, palabra esta que esta en boca de los dirigentes de un modo casi obsesivo. El FA no tiene que rendir cuentas al Sr. Mercado y sí al pueblo que lo votó. Es verdad que hemos heredado un país en muy mal estado, desmantelado, donde el trabajo es un lujo, pero esto obliga a usar más la cabeza.
Galeano se refirió a la película de Luis García Berlanga Bienvenido Mr. Marshall, para recordar las ilusiones que fabrican los supuestos traedores plata, y criticó a los técnicos cuando hablan de inversiones, cuando en realidad están pensando en otra cosa. El célebre escritor concluyó diciendo que la dignidad es obligación principal, y en este sentido recordó las palabras de José Artigas «no venderemos el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad». Fue despedido del estrado con una gran ovación.
La radio CX 36 retransmitió el acto.