«Se trata de una lista exclusiva de figuras de influencia global que ha captado el interés de una red internacional de conspiracionistas, quienes durante décadas han visto al grupo Bilderberg como un esquema globalista-corporativo y están convencidos de que una élite poderosa está moviendo al planeta hacia un nuevo orden mundial oligárquico» (Kenneth P. Vogel)
«Siniestras camarillas y los lobistas de Bilderberg manipulan al público para instalar un gobierno mundial que no conoce fronteras y que no rinde cuentas ante nadie, salvo a sí mismo» (Fidel Castro)
Cuando en la serie norteamericana «Falcon Crest» sus guionistas incluyeron reuniones del personaje Richard Channing, dueño de los famosos viñedos, con una serie de personas muy poderosas, casi en la clandestinidad, procedentes de diversos lugares del mundo, que acudían a secretos lugares para hablar de los intereses mundiales, nos parecía demasiado fantástico para ser verdad. Pero como algunas veces ocurre, la realidad supera a la ficción. Y así, dentro de las varias manifestaciones en que se plasma actualmente el Gobierno mundial «en la sombra», tenemos a este Club, Conferencia, Grupo o Foro Bilderberg, consistente en una reunión anual a la que asisten, aproximadamente, las 130 personas más influyentes del mundo, mediante invitación. Su nombre se debe al Hotel de Bilderberg, situado en la localidad de Oosterbeek (Países Bajos), escenario donde se celebró la primera reunión del Club, en 1954. Como curiosidad, los invitados a cada reunión han de llevar una indumentaria recogida en la misma invitación, precisando la imposibilidad de llevar calcetines blancos. Todas las reuniones se realizan en complejos de lujo ubicados en Europa o Norteamérica, donde la prensa no tiene ningún tipo de acceso, y sus oficinas están en la localidad de Leiden (Holanda).
Los invitados pueden ir cambiando de una reunión a otra, siendo siempre personajes de relevancia política, económica o diplomática internacional. El propósito declarado de la primera reunión fue intentar desarrollar una línea política común entre Estados Unidos y Europa en oposición a Rusia, que entonces era un Estado «comunista». Y desde entonces, banqueros, políticos, miembros de la realeza, miembros de organizaciones mundiales, financieros, economistas, presidentes de grandes compañías o dueños de los principales medios de comunicación internacionales son típicos ejemplos de miembros del Club Bilderberg. Del ámbito español, la Reina Sofía, José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián, Joaquín Almunia, Juan Luis Cebrián, Esperanza Aguirre o Jordi Pujol han asistido a las reuniones del Club. Quizá el mejor texto que se haya escrito sobre esta organización mundial en la sombra haya sido
el publicado por Daniel Estulin, bajo el título «La verdadera historia del Club Bilderberg», un texto completamente fascinante, que recomiendo a los lectores. El propio Estulin se suma a los que opinan que las reuniones del Club son las que detallan minuciosamente los planes mundiales a varios años vista, y comprueban cómo se van cumpliendo inexorablemente.
El objetivo final del Grupo, según Estulin, es crear una empresa mundial cuyo poder esté por encima de los diferentes Gobiernos del mundo, una especie de poder fáctico supranacional que gobierne los intereses internacionales. Por tanto, las estrategias están dirigidas a ir eliminando progresivamente el concepto de Estado-Nación, y migrar el poder local hacia el control de Instituciones internacionales, como la Unión Europea, encargadas de ir eliminando paulatinamente la soberanía nacional de los Estados. Esto, a su vez, se complementa con poderosas herramientas de integración económica intercontinentales, como el próximo
Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), destinados también a eliminar todo poder nacional, eliminando de esta forma a molestos intermediarios. Hablamos, por tanto, de un selecto club privado internacional, que proyecta y controla los acontecimientos y el poder mundial, y que posee información privilegiada sobre los asuntos más determinantes para el futuro de la Humanidad.
Recojo datos a continuación desde un magnífico artículo de Carlos Santamaría, quien comienza afirmando: «
Lo que sí se sabe con certeza es que no se encontraron para servir a la Humanidad. Es decir, no harán que abdiquen las monarquías, no se opondrán al uso de armas prohibidas, no globalizarán salarios dignos a la gente, no se opondrán a más guerras, no detendrán el narcotráfico, no reorganizarán los modelos neoliberales, no estudiarán fórmulas de redistribución equitativa de la riqueza, no se comprometerán a detener el hambre en el mundo, no postergarán los estudios científicos sobre armas químicas y nucleares, no cooperarán en detener el cambio climático inmisericorde, ni siquiera se concentrarán para reconocer que el orbe merece respeto y sus habitantes también«. Más bien al contrario, pensamos que esta mafia internacional tendrá por objetivo controlar e instalar un nuevo orden mundial más despótico e irracional. Y dado el gran objetivo, es lógico pensar que objetivos parciales consisten en ir eliminando (derrocando, minimizando) a los países y/o dirigentes que puedan ofrecer una mayor resistencia, o que posean concepciones divergentes. En ese sentido, líderes y naciones como Putin, Maduro, Irán o China podrían ser blancos perfectos.
Y en esa misma línea, esta última reunión de 2015 habrá discutido y planificado sobre acciones y diversos nodos de conflicto mundiales, tales como Siria (a la que se intentará invadir a través del Estado Islámico), el debilitamiento del Ejército iraquí, las amenazas a Irán para disminuir su influencia global, la destrucción de Yemen para permitir un nuevo asentamiento de Al-Qaeda, la intensificación de la guerra en Ucrania, la expansión de la OTAN hasta el límite del perímetro ruso, el cruel ataque de la Troika a Grecia para someterla a los nuevos planes de rescate, la fuerte presión mediática a PODEMOS en España, el expansionismo asiático en el contexto de los BRICS, o la intervención sin descanso en América Latina. El Club Bilderberg, de esta forma, actúa bajo el rol de organizador controlando el desorden mundial auspiciado por él mismo, para garantizar el desarrollo de sus planes, lo cual es coherente con su propósito fundamentalista. Como centro teórico de acción y planificación concretas en el escenario geopolítico mundial, el Club representa a la élite internacional y a sus vasallos, y sus principios están centrados en el desarrollo de los negocios más execrables, tales como el de la guerra, el narcotráfico, las armas, el comercio, la explotación y el dominio territorial del planeta. Como tantas veces hemos argumentado, sólo una refundación democrática de las Instituciones y Organismos internacionales, como la ONU, podrán poner fin a tanto desmán de una pequeña élite mundial.
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