Existen quienes aun dudan del peligro de una guerra nuclear contra la República Islámica de Irán. También quienes creen que una conflagración nuclear en el Medio Oriente estaría lejos de afectar a toda la humanidad. Estos últimos se muestran escépticos ante las advertencias que hicieran un grupo de científicos nucleares en Cuba; las que recoge […]
Existen quienes aun dudan del peligro de una guerra nuclear contra la República Islámica de Irán. También quienes creen que una conflagración nuclear en el Medio Oriente estaría lejos de afectar a toda la humanidad. Estos últimos se muestran escépticos ante las advertencias que hicieran un grupo de científicos nucleares en Cuba; las que recoge el Comandante Fidel en su reflexión titulada: El Invierno Nuclear. «tan sólo el 0.4 por ciento de las más de 25.000 ojivas que hay en el mundo generarían humo suficiente para arruinar la agricultura del planeta» [1]. Los más acuciosos lectores e historiadores, pero incautos a la vez, profieren que ya se acabó la Guerra Fría y que EE.UU. aprendió de su error por haber utilizado sus armas nucleares contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Más, se equivocan quienes leen la historia con un sólo ojo y apuestan a la buena voluntad y al raciocinio del ladrón y sus halcones de la muerte. Aunque es cierto, se acabó la infame «Guerra Fría» entre EE.UU. y la URSS que mantuvo al mundo al borde de un desenlace nuclear por ambas potencias, porque sencillamente esta última desapareció en 1989, no es menos cierto que la guerra del imperialismo contra quienes no se doblegan ante sus ambiciones e intereses en el mundo continúa. Hoy podríamos definirla de otro modo: «guerra caliente», «guerra indefinida» o como se quiera, pero en el fondo sus objetivos son lo mismos, es, a decir de Carl von Clausewitz, «la continuación de la política por otros medios«: es guerra.
Tampoco podemos negar que desde el fin de la guerra fría, y con el advenimiento de las nuevas guerras contra un nuevo enemigo: el «terrorismo islámico», el presupuesto del Complejo Militar Industrial (CMI) de los EE.UU., ha experimentado alzas constantes e inimaginables por antiguas administraciones imperiales. Según fuentes oficiales, ya para finales del año 2009 el gasto militar estadounidense llegó a encaramarse sobre los 657 billones de dólares [2]. Esta política responde a consecuencia de los cambios introducidos en la economía norteamericana entre la década de los 60 y 70 del siglo pasado que produjeron las advertencias lanzadas por el entonces presidente norteamericano Dwight Eisenhower; las mismas que recoge el investigador Seymour Melman y que denominó como el título de su libro: «El capitalismo del Pentágono: la economía política de la guerra». Los intereses económicos de la guerra son muy poderosos. La estremecedora muerte genera también ganancias estremecedoras para los capitales del CMI. Por otro lado, nuevas generaciones de armas nucleares más potentes que las antiguas utilizadas contra Japón ya se encuentran a la disposición de los cancerberos [3]. Las armas se crean para ser usadas.
Es fácil para las fuerzas Us-Israelíes emprender un ataque contra La Republica Islámica de Irán. Conociendo el poder militar y nuclear que disponen; el negocio que una guerra representa para la industria armamentística del CMI, además de la arrogancia que los caracteriza, no sería exagerado creer que ellos provocarían la guerra contra Irán; contienda bélica de la que no les resultaría fácil zafarse, o evitar las consecuencias desastrosas que ella provocaría en toda la región y el mundo. Como expresa un proverbio venezolano: ¡Se sienten guapos y apoyados…! Pero de nada servirían tantas armas. El imperio arrogante conoce la determinación al martirio de las fuerzas revolucionarias iraníes y también el daño que ellas pueden infringir sobre todos sus objetivos militares en la región: a sus intereses petroleros con la destrucción del estrecho de Ormuz, a las bases militares norteamericanas emplazadas en la zona. Además, cualquier ataque israelí contra Irán significaría la eliminación de la entidad sionista del mapa del mundo», aseguró Ahmadineyad desde Qatar [4]. Israel, al igual que Irán sería completamente destruido, y esto parase no creerlo los usurpadores de Palestina. Los más fanáticos y apocalípticos religiosos judíos y cristianos imploran el Armageddon. La fecha del holocausto nuclear, parece, está definida. El día 9 de septiembre se vence el plazo de los 90 días acordados en la Resolución 1929 del Consejo de Seguridad de la ONU para el inicio de las operaciones de inspeccione y requisición a los barcos mercantes iraníes por parte de las fuerzas navales Us-israelíes emplazada en el mar del Golfo Pérsico. Irán advirtió que a la primera ocasión de producirse un asalto sobre cualquier buque mercante iraní, la flota enemiga sería destruida por una lluvia de misiles. Es en ese momento, según el Comandante Fidel, que se desataría la guerra de alcances impredecibles [5]. Obama, al dar la primera orden de inspección sobre primer buque mercante iraní estaría dando, al mismo tiempo, la orden de iniciar la guerra. Para ello las fuerzas militares de EE.UU. se han preparado desplegando un escudo antimisiles en toda la región del golfo, pero sus posibilidades de éxitos quedan definitivamente limitadas ante una gran lluvia de misiles [6].
Valdría recordar que los misiles Patriot emplazados en Israel en plena Guerra del Golfo, año 1991, no pudieron detener a los ineficaces Scud lanzados por Saddam Husein contra el supuesto territorio que protegían. Existe una gran diferencia. Irán no es Irak. El imperialismo conoce que Irán cuenta con misiles más poderosos y eficaces que los desfasados y anticuados Scud utilizados por Irak en la guerra del Golfo. Todos el armamento misilístico iraní se encuentran bajo tierra y esperando la orden para ser lanzados al momento de producirse el ataque de las fuerzas Us-israelí. Varios expertos en armas coinciden en que «el escudo antimisilístico no es perfecto, es posible que un misil lo sortee, situación que se haría más probable en caso de un ataque con un alto número de proyectiles» [7].
A primera vista pareciera que el juego esta trancado. La guerra contra Afganistán, y posteriormente contra Irak, necesitó de la preparación de la psiquis del mundo, sobre todo, de los pueblos norteamericanos y europeos, potenciando sus miedos y creando sentimientos xenófobos: la islamofobia. Más sin embargo, la primera exigencia del electorado estadounidense al entonces candidato Barak Obama fue el fin de la guerra en el Medio Oriente. El imperialismo, en aparente retirada, necesitaría de un nuevo evento poderoso que despierte mucha conmoción entre su gente para así justificar una nueva aventura militar en el Medio Oriente.
No es de extrañar tampoco que el imperialismo norteamericano y al sionismo israelí; sus aparatos de inteligencia, la CIA y el MOSSAD, se encuentren tramando otro 9-11, o un nuevo Pearl-Harbor para justificar lo injustificable. El trabajo hoy más importante de los investigadores sería descubrir ¿Cuál es el objetivo y Cuando?
REFERENCIAS:
[1]. http://www.cubadebate.cu/
[3].http://www.rebelion.org/
[5]http://www.cubadebate.cu/
[7].http://libros.
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