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Rafael Correa… el único que brilló en Santo Domingo

Fuentes: Rebelión

    «Porque la dignidad del hombre esMás alta que el pan, más alta que la gloria,Más alta que la propia supervivencia…»   Félix Pita Rodríguez   Terminó la cumbre del Grupo de Río con un sabor agridulce. Dulce porque es obvio que un conflicto armado era lo menos que se necesitaba en América Latina; […]

 

 

«Porque la dignidad del hombre es
Más alta que el pan, más alta que la gloria,
Más alta que la propia supervivencia…»

 

Félix Pita Rodríguez

 

Terminó la cumbre del Grupo de Río con un sabor agridulce. Dulce porque es obvio que un conflicto armado era lo menos que se necesitaba en América Latina; una guerra sería de alguna manera el sumidero donde Estados Unidos aliviara sus crecientes conflictos económicos… pero agria porque la forma de evitarla no se debió reducir a un estúpido apretón de manos en las fuerzas contrincantes y un tibio documento.

Hugo Chávez dijo, con razón, que la única manera digna de evitar una guerra era preparándose para ella. Y Cuba es el ejemplo perfecto. ¿Por qué hemos resistido hasta ahora sin tener que complacer a nadie, sin tener que besar falsas consignas, y repartiendo compromiso por el mundo? ¿Por qué el Che Guevara en su carta de despedida a Fidel le dijo: «He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe»…? En aquel entonces también evitamos una guerra… y no cualquier guerra. También fue una victoria agridulce. Los Estados Unidos no han dejado de agredirnos un solo instante, se hayan puesto de acuerdo o no con la extinta URSS.

Parecería que estos días fueron también luminosos y tristes. Le propongo al lector de estas líneas averiguar por qué el Comandante Guevara los llamó «tristes». Sólo les adelanto que ni el Che ni el pueblo de Cuba estaban «tristes» por la amenaza nuclear.

 

Le llaman «incidente» a lo ocurrido en la frontera norte del Ecuador el primero de marzo, y como incidente pretenden resolverlo, mas la dignidad no se mide en dinero ni en litros de sudor y sangre… es de las pocas cosas que van quedando sin precio en el moderno tiempo de hoy. La soberanía ultrajada de Ecuador para asesinar al revolucionario Raúl Reyes es mucho más que un incidente.

Me pregunto si nos asesinan a una hija con alevosía y premeditación y nos dicen que lo hicieron por perseguir a un asesino que se había colado en nuestra casa. Este incidente no se resuelve con una declaración apurada, ni con un estrechón de manos… Para eso existe la justicia… Puede ser que Ecuador no tiene derecho a ella.

Uribe iba a condenar a Chávez en la corte Internacional de La Haya, propuesta que gentilmente anuló el presidente mentiroso de Colombia, frente a los buenos oficios de la Cumbre en Santo Domingo.

¿Por qué no acusar, pues, a Uribe con mucha más razón y sobre todo con las pruebas, incluso con la confesión de partes?

¡Ah! la alta política, la política de salón es mucho más complicada que un tablero de ajedrez ¿O será que tan sólo es un poco más sucia que la política callejera?

 

No brillaron todos los presidentes en Santo Domingo… No brilló casi ninguno, dominados todos porque terminara una disputa, que no era tal… Era, es y será una agresión a la dignidad de un pueblo, que no puede arreglarse en siete horas. Brilló no más Rafael Correa.

Me imagino alguna vez a Israel copiando la señal y en una reunión del Oriente Próximo pedir disculpas y prometer portarse bien de ahora en adelante en relación con los asesinatos múltiples y repetidos con los que somete impunemente a los palestinos.

En Santo Domingo había una amalgama de cinismo con pragmatismo político vulgar que siempre sabe muy mal.

Excepto el agraviado Rafael Correa, que lanzaba fuego en la mirada, aquello parecía una mala interpretación de una pieza amateur.

 

¿Brilló Álvaro Uribe? Porque si alguien estuvo en la sombra, en la más penosa palidez, ése fue Álvaro Uribe.

Al verse impotente frente al discurso de Rafael Correa, lo agredió con el fantasma recurrente, que hasta de lejos le asusta: «No me aplique el cinismo que tienen los nostálgicos del comunismo».

Uribe no pertenece a Nuestra América, aunque hable castellano o sea el presidente de uno de los pueblos más queridos del Continente. Tal cual, Santander tampoco pertenecía a la América Bolivariana; ni los autonomistas cubanos pertenecían al concepto revolucionario de las cuatro letras de esta isla… Ni Videla, ni Pinochet, ni tantos otros pueden formar parte de Nuestra América. No en balde José Martí diferenció muy bien entre América Latina y Nuestra América… el uno es un término regional, el otro un término de identidad en los principios.

Fidel Castro no podía hacer pactos con Fulgencio Batista… no se permitió ir a las elecciones con él, aunque Batista fumara sus mismos puros.

Álvaro Uribe pertenece al furgón de cola del Imperialismo, como denominaba el Che a las burguesías locales.

¡Ah, el Che! Cada vez que pasa el tiempo le necesitamos más.

En la solución del conflicto o «incidente» del primero de marzo, pudo Latinoamérica salir bien parada… Nuestra América… no.

Al final de la Cumbre, cuando todos trataron a Rafael Correa como un niño majadero al que le devolvieron la promesa del juguete, saltó Uribe bailando de silla en silla, veloz y feliz cual mariposa de primavera, para tratar de saludar a su colega, al que minutos antes había tratado con los peores oprobios y al cual de manera consciente y deliberada había mentido, amenazado y ultrajado.

En plena cámara, Rabel Correa le ofreció la espalda a la pálida mariposa en que se había convertido Uribe… Sse gesto fue más brillante que el propio y encendido discurso del presidente del Ecuador, a pesar del dudoso apretón de manos.

A estas alturas no sé si las impresionantes manifestaciones contra las violaciones del Estado de Colombia estuvieron representadas en la Cumbre del Grupo de Río. No sé por otra parte, bajo qué conceptos deberemos creer en que Uribe respete de nuevo la soberanía de sus vecinos… dado que en virtud de la guerra contra el terrorismo él está convencido de que hizo lo correcto. Una disculpa pública no alcanza para redimir la barbarie cometida el primero de marzo y no alcanza tampoco como seguridad regional.

La lógica dice que, dado el caso, lo volverá a hacer.

No es, además, la primera vez: A Rodrigo Granda lo capturaron en la mismísima Caracas un par de años antes.

Ya veremos a dónde nos llevan nuestros presidentes con aquellas siete horas de reflexión.

 

 

Por último, les envío nuevamente un mensaje de condolencia a las Fuerzas Armadas de Colombia… Por el asesinato de Raúl Reyes y por la muerte en combate de Iván Ríos.

Las FARC deben y pueden crecer el protagonismo frente a esta política de salones… que de alta que es, parece caerse de bruces. La entrega de rehenes debe convertirse en la gran táctica de esta fuerza beligerante, cuya estrategia será siempre la revolución socialista. No tan sólo a Ingrid Betancourt… en nombre del Comandante Raúl Reyes deberían dejar libres a todos los rehenes. No los necesitan ya para darse a conocer. Y junto con el ELN pueden enseñar a esta pálida izquierda actual, que la guerrilla no está pasada de moda, que la violencia revolucionaria es ética, de no serlo tendríamos que acusar no sólo a Fidel y al Che, sino a Lenin a Mao y a Trotsky… Menos pasa de moda cuando los políticos resuelven un asesinato voraz como el de Raúl Reyes en siete horas de charlas Las dimensiones de esa fuerza beligerante crecerán entonces, libres del dudoso recurso del secuestro a civiles… y, sobre todo, si logra vincularse con la debida propaganda política y con las espléndidas manifestaciones urbanas.

Este cisma ha demostrado que los rehenes a quien le son útiles de verdad son a Uribe, al Imperialismo y a su política de dominación sobre nuestros recursos naturales.

 

Aunque me sigan criticando por todos los flancos, sigo sosteniendo que la única opción verdaderamente sensata y con posibilidades de éxito de nuestros pueblos era habernos puesto todos los que nos decimos progresistas a la orden del pueblo y del gobierno del Ecuador. Demostrar nuestra independencia era estar a su lado ¡no en palabras! sino en hechos, como estuvo Venezuela y Nicaragua. Al imperialismo no se le vence en la alta política, con un par de escasas promesas; se le vence en la disposición que tengamos de dar la vida por nuestros principios.

 

En este día Internacional de la mujer trabajadora, día que representa la lucha por nuestras conquistas revolucionarias y no una mísera postal con lazos y campanitas, lo comparto en especial con la mujer trabajadora del Ecuador y Colombia, con las madres, esposas e hijas de las víctimas del feroz terrorismo de estado patrocinado por el falaz Uribe, con las obreras, campesinas estudiantes de esa sagrada región del planeta que nos enseñó siglos atrás, que la libertad no se mendiga, se conquista sin pedir permiso. Lo comparto con las mujeres que participaron en las hermosas manifestaciones contra el terrorismo de Estado durante estos «tristes y luminosos días», con las guerrilleras de las FARC y el ELN, sin temor a que me acusen de terrorista, esas mujeres que prefieren vivir libres y combatiendo en la selva que presas de miedo en las moderna sociedad. Ellas hoy pensaran mucho más en cuales serán los caminos útiles y eficientes para continuar la batalla.

 

Y le rindo especial tributo a la hermosa quiteña Manuela Sáenz, reina absoluta de la Gran Colombia, que amó al Libertador, pero más aun a la libertad de América y a la libertad de la mujer. A Manuelita, que de seguro no estaría en el Cónclave del Grupo de Río, a no ser tratando de acompañar a su joven presidente, donde de alguna manera vemos perplejos que los Santander están más vivos que nunca.