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Uruguay

Retrato crítico o autorretrato autocrítico

Fuentes: Rebelión

Somos los seres humanos, seres sociales en primer lugar, provenientes de una célula familiar que nos une a través de la historia en largo cordón umbilical, individualidades conformadas en medida del propio esfuerzo para auto crearnos desde las influencias de una sociedad colectiva. Desde las «primitivas hordas solidarias» hemos devenido en sociedades y culturas, del […]

Somos los seres humanos, seres sociales en primer lugar, provenientes de una célula familiar que nos une a través de la historia en largo cordón umbilical, individualidades conformadas en medida del propio esfuerzo para auto crearnos desde las influencias de una sociedad colectiva.

Desde las «primitivas hordas solidarias» hemos devenido en sociedades y culturas, del «homo sapiens sapiens» de hoy día, a ciclópeas y fastuosas construcciones edilicias que se extienden hasta los altos muros, concretos o imaginarios, que pretenden ocultar en otras miserables construcciones de hábitat y existencia, la indigencia cultural y económica de millones víctimas de la exclusión de un «sistema» generador de privilegios para unos «pocos» y que trata de convencernos hace mucho que requiere inexorablemente del «sacrificio de muchos» menos aptos para la reproducción y cuidado de las riquezas.

Sí , en los más de 2000 años en los que creamos una identidad común como Humanidad, no hemos sido capaces de crear un sistema de convivencia que nos emancipe de ser generadores de prepotencia, devastación, genocidios, muertes, crímenes, miserias de todo tipo…

Me cuesta, nos cuesta quitarnos algo que tenemos metido hasta los tuétanos… la condición histórico cultural de «especie dominante y depredadora»… que sigue argumentando que esto se debe a que «nacimos débiles» en un mundo donde prevalecían los más «fuertes». Teníamos que crecer, desarrollarnos, fortalecernos, darle continuidad a la especie… y construimos sistemas para asegurarnos, sistemas donde si era necesario el «hombre fuese lobo del hombre».

Y el Quijote tuvo que recordarle a su escudero: «Tiempos hubo, Sancho…en que no existían las palabras tuyo y mío».

Y a la nobleza medieval, dominante por designios divinos, la sustituyó el «dejar pasar, dejar hacer» de una incipiente y laboriosa burguesía protestante, que durante más de 500 años ha contado con nuestra obsecuente complicidad para erguirse, construirse, almacenando en sus bóvedas (el 1 % de esta clase) el 99 % de las riquezas generadas por la Humanidad. Una ecuación impúdica, obscena, que grafica frente a los miles de migrantes que mueren en muros y océanos, a hambrunas crónicas de naciones – regiones – continentes, a guerras generadas por potencias capitalistas para masacrando capturar más riquezas… grafica decíamos, nuestras inoperancias para quitar de la faz de la tierra «a estos depredadores de la vida».

UNO

«…busca lleno de esperanza, los caminos que los sueños prometieron a sus ansias…», ansias de igualdad, de posibilidades de vivir una vida plena, de la «pública felicidad» desde el legado Artiguista… en Uruguay somos un país de densidad demográfica baja, actualmente lo habitamos 3,4 millones y cientos de miles residen en el exterior expulsados por la situación económica y política de la sociedad uruguaya desde hace mucho tiempo y hasta la actualidad… como muchos países de las Américas, nacemos en tierras ricas por su fertilidad y su clima y vivimos sobre las mismas poblaciones tremendamente empobrecidas…

Quienes nacimos y vivimos en este país por décadas, del lado de la población trabajadora que es la que siempre padece estrecheces económicas, nunca nos sentimos en la «Suiza de América» ni en la «Tacita (del o de) Plata», ni suizos ni platudos, criollos con mezcla europea y poco nativa por honor y gloria de uno de los próceres de la patria (fundador de uno de los partidos burgueses) que tuvo a bien «masacrar a nuestros indígenas» por su peligrosidad insurreccional dentro de los campos de «nuestra Banda Oriental» (de los hacendados de la época). Pero la historia continúa, con sus avances y peripecias, y nuestra especie nacional dominante y depredadora fue convirtiéndose en clase social para sí, y llegamos a los actuales tiempos…nación capitalista mal formada y dependiente, protagonizada y mal parida por una burguesía de igual caracterización, dinámica y parasitaria, nacional y extranjera, anudada en sus orígenes bautismales con el imperialismo y la oligarquía vacuna, hoy como siempre vive y lucha para permanecer en la tierra de sus palacios de oro, rodeada de millones de miserias humanas, generadoras de sus riquezas, de las cuales nunca se hará cargo, está bien no es su papel, que los daños colaterales se hagan cargo.

MUCHOS

«Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero vive y se desangra por la fe que lo empecina…».

De mitades del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX, los uruguayos fueron configurándose como nación capitalista con sus contenidos de «clases», en correspondencia. Los depredadores se configuraron como clase social dueña de vida y haciendas en lo económico y como partidos políticos para constituir una República a su «imagen, semejanza» e intereses de todo tipo. En paralelo, las clases explotadas también montaban las «defensas» de sus organizaciones de derechos y reivindicaciones que les venían desde el fondo de la historia. Y comenzaron nuestras vidas en «paralelo», las de dos grandes bloques sociales, el uno que se iba componiendo en torno a grupos incipientes de clase obrera con sectores medios, estudiantes, profesionales, intelectuales que iban llegando a obras del marxismo, del planteo revolucionario anarquista, socialista, comunista… movimiento que se iría configurando a lo largo de décadas como Movimiento Obrero y Popular. Del otro lado las clases y sectores del «orden establecido», sus partidos políticos y todo el poder del Estado Capitalista… una burguesía rural y urbana, industrial, comercial terrateniente, ganadera, banquera y anudada en intereses financieros y comerciales con el sistema capitalista internacional conformando una élite oligarca. Y entre estos muchos uruguayos, crecería una larga línea divisoria que separaría en dos bloques sociales con diferenciados y enconados intereses de clase, que en sus luchas harían caer el viejo mito de que en Uruguay «naides es más que naides», acuñado por la burguesía terrateniente rural, y hoy con uno que dice «Como el Uruguay ¡no hay!», que nos difunde y «confunde» a muchos, por suerte no a todos.

Y los dos bloques sociales, dinámicos y dialécticos, comenzaron su histórica danza de la lucha de clases, mostrando unas veces la máscara de la alegría -muchas de la tragedia y la tristeza- la comedia repetida tornándose tragedia, apretando los dientes, ganando derechos, espacios de libertades, asentando experiencias, madurando conciencias, culturas, levantando organizadas defensas de construir un país mejor dentro de un mundo mejor, con dos formas de los fascismos del capitalismo enfrentados y derrotados por el bloque obrero y popular (el de los 30 y el de los 70) con mucha sangre derramada de mujeres y hombres que regó el árbol de nuestra vida y nuestro derecho a ser como pueblo.

TODOS

«La zorra rica al rosal… la zorra pobre al zarzal y el avaro a sus divisas…». A 15años de trasponer el siglo XX, los sectores del campo popular y las organizaciones políticas de izquierda «derrotaron la dictadura fascista que se entronizó en 1973», con los auspicios del socio mayor de los «sectores sociales y económicos» dominantes en Uruguay, EE.UU, y nuestra propia oligarquía, con el político Juan María Bordaberry a la cabeza, que emblemáticamente perteneció a «ambos partidos de la burguesía» (nacional y colorado), partidos cuyos directorios «desensillaron hasta que aclarase», mas es de creerse que iban ensillados en el acontecimiento, solo les faltaba aclarar los beneficios… hubo escasas y honrosas excepciones.

Y fue una historia que se escribió, que aún se interpreta y se analiza desde diferentes concepciones, y donde sigue siendo difícil decir que todos los uruguayos mancomunados como «pueblo», lucharon contra la dictadura, sobrevino una época de persecuciones a miles, tortura, desapariciones y muertes, que aún está inconclusa en los supuestos altares sagrados de la Justicia y la Democracia… porque las palabras pueblo, libertad y democracia, son meras entelequias que no conducen a ningún lugar específico… salvo al que el interesado quiera llevarlas… el pueblo mancomunado ¿es «productor de bondad»? (¿dónde dejamos abandonado, cuando fundamos la República, al «Pater Noster» Artigas?)… ¿qué votó en dos plebiscitos por mayoría el pueblo uruguayo en cuanto a que se le aplicase el peso de la «Justicia» a los criminales de la dictadura?… ¿qué votó en cuanto a que nuestros compatriotas en el exterior tuviesen derecho al voto «consular o epistolar»?… ¿a qué partido político se le confió en la apertura democrática el gobierno del país, adelantó la respuesta para perezosos y olvidadizos, al mismo partido que nos trajo la dictadura?

Tuvieron que pasar 19 años, desde aquel entonces, para que el denominado pueblo uruguayo confiase en la articulación social y política que devenía de la construcción y acumulación de fuerzas del bloque social del Movimiento Obrero y Popular, el Frente Amplio. Hoy día nos encontramos en su tercer período de gobierno (11 años), enmarcados en el «fenómeno Progresista» que ha sorprendido a América Latina en su propio continente y repercutido a nivel mundial, marcando flechas hacia arriba en lo social y económico cuando el sistema capitalista global y hegemónico indica que la crisis económica, financiera, energética, ambiental, estaría marcando pautas de recesión y no de «desarrollismo» precisamente.

Pero hoy, salvo en Bolivia, a mi modesto entender, los procesos del progresismo comienzan a mostrar las debilidades de las «bases estructurales» sobre las cuales montaron su prestigio político de conducción del aparato del Estado Capitalista, que no son otras que las que el propio sistema capitalista utiliza (cuando está en condiciones de hacerlo) para preservar su existencia de acumulación y reproducción de riquezas. El progresismo ha montado un maquillaje «socializante» (no socialista) hacia dentro de la sociedad, que lo muestra con preocupación política por cada espacio que habita el ciudadano, articulando cuestiones de salud, educación, ingresos, vivienda, empleo. En Uruguay el PBI creció por 8…se dijo mucho tiempo que para que la «distribución del ingreso» se tornara realidad tendría que «crecer la torta»… se habla de un gran logro en cuanto a que los salarios en este período aumentaron un 40 % su poder de compra (sobre que bases sería una buena pregunta) porque si de un millón y medio de trabajadores activos, 800 mil cobran 500 dólares y la canasta básica familiar se ubica en los 2.000 dólares… donde el aumento del poder de compra… ni hablemos de los jubilados.

Esto no quiere decir que no existan sectores de trabajadores públicos o privados, profesionales, empresas, organizaciones no gubernamentales nacionales y extranjeras, cargos gerenciales en múltiples actividades, ni que hablar de toda la estructura del aparato burocrático del Estado, parlamentarios, ministros -Administración Central, Entes Autónomos, Empresas del Estado- directores, cargos de confianza, el Estado que hoy terceriza funciones a empresas privadas, que existe una Ley de Participación Público Privada… en fin, mucha gente cobrando jugosos sueldos y ganancias en el «entorno del gobierno progresista», esto los va convirtiendo en cortesanos acríticos y «focas aplaudidoras» del proceso, no importa donde el mismo vaya, ni a quienes beneficie.

Nuestra mínima pretensión, incluyéndonos, es articular un proceso de pensamiento y visión de las cosas, de la realidad, que no nos conduzca a la frustrante paralización de que nada podemos hacer «para cambiarlas».

No recuerdo el autor, pero si el pensamiento:

Lo escuché, y lo olvidé

lo ví, y lo entendí

lo hice, y lo aprendí

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.