Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Según los asistentes del presidente iraní Hassan Rohaní, este no tiene una cuenta en Twitter. Pero la cuenta de Twitter que transmitió el saludo de Rosh Hashanah (año nuevo judío) en septiembre de 2013, «Mientras el sol se pone aquí en Teherán deseo a todos los judíos, especialmente los judíos iraníes, un bienaventurado Rosh Hashanah», fue el mismo utilizado en el tuit del domingo, «Que nuestras raíces abrahámicas compartidas se profundicen y traigan paz y entendimiento mutuo. L’Shanah Tovah.»
Esta vez, nadie ha dudado de la autenticidad de la cuenta de Twitter. Nadie en Teherán parece estar molesto por el hecho de que Rohaní establezca sus credenciales como un presidente iraní «amigo de los judíos». Tampoco existe la necesidad de que sus asistentes se apresuren a defenderlo.
Sin embargo, curiosamente, el mensaje del domingo no se escribió en persa como fue el caso en 2013. El domingo Rohaní quería que fuera para el consumo de la «comunidad internacional». Una rápida mirada a los medios de comunicación estadounidenses e israelíes mostraría que ha logrado un éxito de relaciones públicas.
Por cierto, el régimen islámico tiene éxito en la proyección de «poder suave» en los hogares judíos estadounidenses. El trato de Rohaní toma en cuenta la enorme influencia de la comunidad judía de EE.UU.
Irán necesita toda la ayuda que pueda conseguir en la opinión estadounidense. Las tres décadas de propaganda de EE.UU. han causado un daño colosal a la visión de Irán del público estadounidense. No pueden anularse fácilmente, pero Rohaní piensa que hay que empezar en serio.
El público estadounidense nunca llegó a saber que Rohaní, después de llegar al poder, permitió que las escuelas judías en Irán se cerrasen los sábados para marcar el Sabbat, el día de descanso. Pero entonces, el público estadounidense ni siquiera conocía la existencia de escuelas judías en el país de los ayatolás. La información habría sacudido la imagen estereotipada de los ayatolás.
Es casi seguro que el público estadounidense no sabía que a pesar de las duras sanciones de EE.UU. contra la economía iraní, Rohaní encontró de alguna manera el dinero para destinar la bonita suma de 400.000 dólares a un hospital judío en Teherán.
De nuevo, probablemente, no se permitió que muchos fuera del Departamento de Estado de EE.UU. llegaran a saber que el séquito de Rohaní a la Asamblea General de la ONU en Nueva York en 2013 incluía al único legislador judío de Irán.
Lo que Rohaní ha hecho está en consonancia con la política oficial de Irán, que ataca el «sionismo» pero no tiene nada contra el pueblo judío.
Cualquier percepción, por lo tanto, de que el saludo de Rosh Hashanah de Rohaní implicaba que es un presidente disidente, carece de base.
Después de todo, fue Rohaní quien tomó la semana pasada la decisión considerada de mantener el espacio aéreo iraní abierto para cualquier vuelo ruso hacia Siria con conocimiento del hecho de que Washington se opone a las actividades rusas para enviar armas al Gobierno sirio. EE.UU. prevaleció sobre Bulgaria para que cerrara su espacio aéreo a aviones rusos y Teherán se ha opuesto efectivamente a la presión de EE.UU. para bloquear la ruta de acceso de Rusia a Siria. Evidentemente, Rohaní mantiene la política resultante de la congruencia rusa-iraní sobre el conflicto sirio.
Los comentaristas estadounidenses tienden frecuentemente a presentar una visión de Rohaní que no se ajusta a la personalidad ni al sistema de orientación política iraní. Algunos incluso colocan a Rohaní en oposición al Supremo Líder Ali Jamenei como una fuente alternativa de poder en Irán.
Desde una perspectiva semejante, existe frecuentemente una tendencia a ver las próximas elecciones de febrero a la Asamblea de Expertos y al Majlis como eventos que harán época. Sin embargo, significa que se está exagerando.
No cabe duda. La Asamblea de Expertos y el Majlis son organismos poderosos. La Asamblea de Expertos supervisa la acción del Supremo Líder e incluso puede remover a un Supremo Líder, aparte de ser el organismo que eventualmente nombra al próximo Supremo Líder.
El Majlis, por otra parte, fuera de realizar la actividad legislativa como cualquier parlamento elegido, tiene un poder vital de decisión en el nombramiento de ministros del Gobierno y goza de la prerrogativa de revisar su actividad, realiza audiencias públicas de tan alto calibre sobre temas de política que dejarían sin habla al senador John McCain.
En el análisis decisivo, Rohaní es un protagonista clave en el ámbito político junto a otros protagonistas y/o facciones claves y la política interior es altamente dinámica.
El Supremo Líder Ali Jamenei está por sobre la política. Como hemos visto, dio un respaldo fuerte a Rohaní y al ministro de Exteriores Mohammed Zarif durante las negociaciones nucleares con EE.UU. Otorgó a los negociadores todo el apoyo político que necesitaban.
Pero es no menos importante que el Supremo Líder insiste actualmente en que el Majlis debe cumplir ahora su prerrogativa de examinar y juzgar el producto real negociado por Rohaní y Zarif.
Sin duda va a haber duras críticas sobre el acuerdo nuclear en el Majlis. Igualmente, el acuerdo nuclear será un tema fuertemente disputado en las campañas para las elecciones de febrero. Pero, dicho esto, el acuerdo nuclear no es el único tema en la campaña. Ya es evidente que la vida continúa en Irán.
Es una idea poco probable que Rohaní dirija un «bloque». Y si su «bloque» asegura una mayoría en la Asamblea de Expertos y el Majlis, demostraría que es otro Tony Blair (que secuestró al Partido Laborista para apoyar el Thatcherismo) entregando a Irán como un socio menor a Washington.
Pero incluso si es el caso que una cantidad considerable de personas que piensan como Rohaní llegan a ser miembros del Majlis o se suman a la Asamblea de Expertos, los hechos fundamentales de las políticas iraníes no pueden cambiar.
El faccionalismo es endémico en la política chií. No es posible que Rohaní ignore la política de facciones y se convierta en un dictador. Los frenos y balances incorporados al sistema tienen precisamente el objetivo de impedir que cualquier personalidad aislada agrande su poder y la toma de decisiones o que alguna potencia extranjera lo infiltre para socavar los fundamentos del régimen islámico. Por lo tanto, si la política es el arte de lo posible en todas partes, lo es aún más en Irán.
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M.K. Bhadrakumar ha desarrollado una carrera diplomática en el Ministerio de Relaciones Exteriores indio. Entre sus destinos figuran la URSS, Corea del Norte, Sri Lanka, Alemania, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.
Fuente: http://atimes.com/2015/09/irans-rouhani-is-a-man-for-all-seasons/