Arabia Saudita abrió sus grifos y comenzó a bombear más crudo para compensar la caída de los aportes de Libia al mercado, mientras en el país norteafricano crecía el levantamiento popular contra el régimen de Muammar Gadafi. El incremento, de más de medio millón de barriles (de 159 litros) por día, se realiza bajo la […]
Arabia Saudita abrió sus grifos y comenzó a bombear más crudo para compensar la caída de los aportes de Libia al mercado, mientras en el país norteafricano crecía el levantamiento popular contra el régimen de Muammar Gadafi.
El incremento, de más de medio millón de barriles (de 159 litros) por día, se realiza bajo la mirada atenta pero sin la intervención de los restantes socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en la que Riad y Trípoli son socios. Arabia Saudita «cumple el papel asignado por la economía global: ser el garante número uno de la estabilidad en el mercado petrolero», observó a IPS el ex gobernador de Venezuela ante la OPEP, Elie Habalián, experto en temas de Medio Oriente.
La medida atenuó la escalada en los precios del petróleo, cotizándose este viernes 25 en Nueva York el West Texas Intermediate (WTI), crudo marcador estadounidense, entre 97,36 y 97,48 dólares por barril, versus un valor de 103,41 dólares el jueves. En Londres, el crudo Brent del Mar del Norte, referencia europea, se vendió este viernes a 11,58 dólares por barril, frente a un pico de 119,79 dólares logrado el jueves 24. Esta semana el barril de WTI promedió 92,64 dólares (79,52 dólares en 2010), el de Brent 107,33 (80,24 en 2010) y la cesta de 12 crudos que usa la OPEP se vendió a 104,11 dólares (77,39 en 2010), según informó el Ministerio de Energía de Venezuela.
El Brent y el WTI son crudos similares, pero el mercado europeo paga su sensibilidad ante los problemas logísticos de extracción y transporte del Brent, el hecho de que no puede ser rápidamente equiparado a uno vecino, como sí lo es el WTI, y el temor de menos abasto en las refinerías europeas por su vecindad con el polvorín de África del Norte.
La inestabilidad política «es aprovechada por los especuladores en los mercados para buscar ganancias, algo que no le interesa ni a productores ni a consumidores», advirtió otro ex gobernador venezolano ante la OPEP, Carlos Mendoza.
Una conferencia de más de 80 representantes de ministerios de Energía de países productores y consumidores de petróleo, efectuada hace una semana en Riad, acordó trabajar por la estabilidad de los precios en el sector.
Expertos como Habalián insisten en que la actual crisis es manejable «e incluso la salida total del mercado de la producción libia, algo más de 1,5 millones de barriles diarios, es recuperable». Los reportes desde el teatro de las revueltas son de parálisis parcial en las terminales de exportación. «Sólo Arabia Saudita tiene cuatro millones de barriles diarios como capacidad de producción cerrada», recordó Habalián en alusión a lo que puede extraer el reino, que supera los 12 millones de barriles en tanto su producción oficial es de 8,4 millones.
Mantener tal capacidad de producción cerrada –también Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos mantienen pozos cerrados– debe de costar una fortuna, destacó Habalián, y Arabia Saudita asume el costo para sostenerse como árbitro en el mercado.
La publicación especializada británica Energy Intelligence sostuvo que Riad no ha anunciado públicamente el incremento de la producción, que sería de 700.000 barriles diarios, para no afectar más sensibilidades en su región y en el seno de la OPEP.
La OPEP, formada por Angola, Arabia Saudita, Argelia, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela, formalmente acordó a finales de 2008 recortar su oferta en 4,2 millones de barriles por día y situarla en 24,5 millones, aunque tolerando un exceso de hasta dos millones de unidades.
El ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez, descartó que por ahora la OPEP convoque a una reunión antes de la ordinaria en junio para evaluar la crisis libia, «pues los niveles de comercialización internacional se mantienen estables». «Los grandes consumidores acumulan grandes reservas. Hay mucho petróleo almacenado; no creo que se registre un déficit en la oferta», sostuvo Ramírez.
El Departamento de Energía de Estados Unidos reportó un stock comercial de crudo de 346,7 millones de barriles para el 18 de febrero, 9,2 millones de unidades más que hace un año por la misma fecha.
La Agencia Internacional de Energía, que representa a los países industriales consumidores, dio cuenta de inventarios grupales equivalentes a 57,5 días de demanda, casi una semana más sobre su umbral de alerta.
Antes de Libia, las protestas antigubernamentales en el mundo árabe habían tocado principalmente países fuera ajenos a la OPEP –Túnez, Egipto, Yemen, Jordania, Bahrein– pero un avance que implicase desestabilización de los mayores productores de crudo sí afectaría de manera inevitable el mercado y la política global en torno a la energía.
Un escenario como ese no se avizora todavía, según Habalián. En el caso de Argelia, que produce 1,2 millones de barriles diarios, el ejército controla el país de un modo que no permite pensar en desórdenes prolongados que afecten la exportación de hidrocarburos.
Incluso dentro de la propia Libia, tanto el coronel Gadafi sostenido en el poder como un gobierno que eventualmente le reemplace necesitarán activar la producción y exportación de petróleo para obtener dinero suficiente para que el Estado funcione.
En el caso de que una sublevación popular como las norteafricanas se produjese en Arabia Saudita el mercado entonces sí se desquiciaría, pero Habalián estima que es una hipótesis por ahora improbable. Y cita como razones la minoritaria oposición islámica chiíta a la familia sunita que reina, las demandas democráticas aún incipientes, y las políticas de prevención, como la disposición de 37.000 millones de dólares para programas sociales en los próximos años, recientemente anunciada por la corona.