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Foro de Montevideo reunió a 10 países de América Latina

Sindicatos de la Energía por Unidad Continental

Fuentes: Rebelión

A comienzos de este mes, del 4 al 6 de abril, se llevó a cabo el Foro de Trabajadores de la Energía del MERCOSUR [1] , en Montevideo, convocado por la Coordinadora de Sindicatos de la Energía de Uruguay (SEU), que integran Federación ANCAP (FANCAP), Agrupación UTE (AUTE), Sindicato del Gas ( U.A.O.E.GAS) y la […]

A comienzos de este mes, del 4 al 6 de abril, se llevó a cabo el Foro de Trabajadores de la Energía del MERCOSUR [1] , en Montevideo, convocado por la Coordinadora de Sindicatos de la Energía de Uruguay (SEU), que integran Federación ANCAP (FANCAP), Agrupación UTE (AUTE), Sindicato del Gas ( U.A.O.E.GAS) y la Asociación de Trabajadores Uruguayos de Salto Grande (ATU), bajo la consigna «Integración de los pueblos – Integración energética».

Soberanía energética

El martes 4 a las 10:00 horas se efectuó el lanzamiento público en el Paraninfo de la Universidad [2] , donde los sindicatos de la energía destacaron la continuación de la falta de una política energética nacional que sustente el denominado «Uruguay Productivo», con justicia social, además de la ausencia de mecanismos de participación efectiva de los trabajadores organizados en la construcción de la misma, así como tampoco del resto de la sociedad. Al mismo tiempo se reclamó que la integración energética que deben promover los gobiernos «progresistas» debe escapar a la irracionalidad neoliberal que reduce todo a interconectar países productores con mercados de consumo, y establecer marcos regulatorios adaptados a las necesidades de las transnacionales. Al contrario, partiendo del concepto de «igualdad entre naciones» debe trabajarse para alcanzar el control soberano de los recursos energéticos de América Latina, defendiendo a las empresas públicas estatales para asegurar que el suministro energético sea un servicio público cuyo acceso debe ser equitativo para toda la población, y no meramente una mercancía regulada por el mercado. Lo que, a juicio de los sindicatos, implica universalidad, continuidad y estabilidad en los precios. Así, el Estado deberá asegurar el acceso equitativo a la energía de toda la población, no importa su nivel de ingresos o su localización geográfica. Finalmente, los SEU, sostuvo que en el Presupuesto Quinquenal se asignaron «recursos insuficientes para el propio Ministerio de Industria, Energía y Minería, que debería ser un instrumento fundamental del proclamado País Productivo. Mientras por otra parte se privilegia el pago de la deuda externa, adelantando entregas por cientos de millones de dólares inclusive, por encima de políticas activas de generación de empleo y desarrollo del objetivo consensuado de fortalecimiento de la capacidad de dar valor agregado a nuestra producción mediante el aumento de su calidad, para lo que nuestro sector es fundamental .»

Falta de política clara

Por su parte el Ingeniero Martín Ponce De León, subsecretario del MIEM, no aportó mayor información sobre cómo se elabora y a dónde apunta el gobierno respecto al sector energético, confirmando la opinión de los trabajadores. Por ejemplo cómo, cuándo y con qué financiación se proyecta construir el anunciado gasoducto desde Bolivia a Uruguay, qué precios de m3 (metro cúbico), en qué volúmenes y con qué seguridad vendría el suministro. Mientras tanto se continúa dependiendo de un régimen de lluvias cada vez más inestable que vuelve imposible asegurar la cobertura de la demanda energética con hidroelectricidad, la que por otra parte tiene su capacidad potencial de generación colmada, y se pagan las consecuencias de apostar al llamado «gas argentino» por parte de los gobiernos blanquicolorados, debido la conocida, y prevista, falta de continuidad para el suministro al sector industrial. [3] Según la opinión de algunos dirigentes sindicales se continúa «a los bandazos», sin una política de largo plazo. El compañero del Sindicato Mexicano de Electricistas, Fernando Amezcua, cerrando la parte oratoria, hizo un llamado a alcanzar la unidad de los trabajadores latinoamericanos y caribeños de la energía, en el marco del segundo foro regional a realizarse en el país azteca a principios de mayo de este año.

Unidad es posible

Consultados los organizadores del Foro expresaron que en los dos días siguientes, en talleres y plenarias, se superaron las expectativas previas respecto al objetivo medular de este evento, avanzar hacia la creación de una Federación Latinoamericana y Caribeña de Trabajadores de la Energía, de cara a las jornadas de mayo en México. De acuerdo a los mismos el clima de discusión y elaboración fue fraternal, y aunque no se soslayaron las diferencias políticas e ideológicas entre las organizaciones, se trabajó en un sentido unitario a partir de constatar una vez más que la estrategia del neoliberalismo es una sola en todo el continente. A la vez resaltaron que cuando desde la derecha y los bloques de poder se bombardea la integración y se alimenta el chauvinismo nacionalista, delegaciones de 10 países rescataron la unidad de origen y de destino de los pueblos de América Latina. En tal sentido se han enfrentado, y se enfrentan, no solo las privatizaciones sino que se lucha en todo el continente por cambiar las políticas del imperialismo y las oligarquías locales, siendo partes del combate por los cambios que se vive en el mismo. Destacándose la pelea contra el TLC en Ecuador y Perú, por la reestatización en Chile y Argentina, la próxima nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, los proyectos integradores que impulsa Venezuela, entre otros procesos. Incluso, según las mismas fuentes, se ha notado una maduración de la necesidad de actuar en común que hace 5 años no existía, de lo cual es muestra la voluntad expresada en los documentos elaborados de constituir una organización continental «de clase, unitaria y democrática», pero sobre todo existió un compromiso de trabajar en concreto sobre ello en cada país y hacia el resto de las naciones ( ver recuadro). En cuanto al futuro del sector se exigió a los gobiernos que»abran canales reales de participación a nuestras organizaciones (sindicales), junto al resto de la sociedad, para definir el rumbo de las políticas energéticas que implican el destino de nuestros compatriotas». En particular a los de partidos y movimientos que han llegado al Poder Ejecutivo en el marco de movilizaciones populares, en el entendido de que las luchas obreras han contribuido a su victoria. Como complementación a esto se destacó la necesidad de expandir el MERCOSUR a todos los países del área para actuar como un bloque común, a partir de su profundización como instrumento que permita erradicar la desigualdad social de los pueblos, rechazándose «los actuales planteos del ALCA, y de los TLC que se contraponen con las políticas de integración que concebimos los trabajadores». Preguntados por la perspectiva que se abre los sindicalistas de la energía sostuvieron que en el plano nacional esta actividad sirvió para fortalecer más la Coordinadora de Sindicatos de la Energía de Uruguay (SEU), en el proceso de unidad por rama de actividad planteado por el PIT – CNT en sus congresos, y en el regional la posibilidad de llegar con una voluntad concreta a México que en un corto plazo se traduzca en una Federación continental que unifique la lucha de los trabajadores de la energía. Además, para ayer jueves, en el marco de una jornada continental, estaba previsto realizar asambleas por sector y una reunión conjunta de los sindicatos a fin de elaborar un plan de acción para el resto del año.

[1] En realidad la convocatoria involucró a toda América del Sur, salvo a Colombia, junto a México.
[2] Donde hicieron uso de la palabra Rafael Guarga, Rector de la Universidad, Martín P. De León, subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería, Fernando Amezcua, del Sindicato Mexicano de Electricistas, y Heber Correa, de AUTE, y Juan Castillo, del PIT – CNT.
[3] Cabe aclarar que si bien no hay interrupciones en el gas suministrado a los usuarios residenciales esto se debe fundamentalmente al escaso volumen que representa en comparación con la demanda interna argentina o chilena.