Han gobernado el país durante 150 años, son dueños de la mayoría de los medios de comunicación, han entregado al país a las grandes multinacionales. Han sumido al país en la peor crisis de su historia, han duplicado la cantidad de pobres. Se han afianzado en los cargos burocráticos de forma casi estamental, casi heredando […]
Han gobernado el país durante 150 años, son dueños de la mayoría de los medios de comunicación, han entregado al país a las grandes multinacionales. Han sumido al país en la peor crisis de su historia, han duplicado la cantidad de pobres. Se han afianzado en los cargos burocráticos de forma casi estamental, casi heredando las posiciones de familia a familia; en el Parlamento, en ministerios, en entes autónomos y en cualquier organismo estatal. Son unas pocas familias de poderosos; son blancos y colorados.
Uruguay sufrió 16 elecciones, 13 de las cuales las ganó el Partido Colorado y 3 el Partido Nacional, y en general han gobernado juntos, con un 75% de coparticipación. Fueron 16 instancias de promesas, la mayoría incumplidas, 16 veces circo, mientras las familias trabajadoras no acceden al pan; se han visto despojadas hasta de su legítimo derecho a trabajar. La desocupación a atravesado todas las clases sociales y los niños pobres son mayoría.
Ante este panorama se presenta la posibilidad de un cambio en las riendas del país. La izquierda electoral aparece en 1926 con un 1% de adhesión y se ha convertido en la principal fuerza política del país, con un 50% o más de apoyo electoral. Existe la posibilidad de desalojar a miles de privilegiados, que han sacado provecho propio del estado, con un índice de robo organizado de 10% del PBI.
Claro, esto en medio de un proceso de desradicalización, con un importante abandono de reivindicaciones y desarticulación de las bases; un claro viraje hacia el centro. Al Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría y a la población en general les dejan un país con deudas impagables, un país fundido, hecho trizas; una tarea muy difícil para cualquiera que pretenda gobernar.
La campaña se ha ensuciado bastante, apelando al miedo, a los valores tradicionalistas y a la típica retórica fascistoide que deslegitimiza cualquier proceso democratizador. Millones de dólares derrochados en plástico, pintura y analistas en marketing, que seguramente salen y saldrán del bolsillo de todos.
En medio de esta situación, los ciudadanos también se enfrentan ante la posibilidad de provocar una reforma constitucional que prohíba toda forma de explotación privada del agua. La Comisión en Defensa del Agua y de la Vida, ha hecho un tremendo esfuerzo para colocar este tema en debate, algo único en el mundo, que servirá de ejemplo a otros países de la región que también se ven amenazados por las grandes transnacionales.
Por si fuera poco, el imperio elige emperador.