El canciller paraguayo, Luis Castiglioni, renunció este lunes a su cargo en medio de un escándalo por la firma de un acta secreta de contratación de energía con Brasil que dejó contra las cuerdas al presidente Mario Abdo. También dimitieron el embajador paraguayo en Brasil Hugo Saguier, el flamante titular de la estatal de electricidad […]
El canciller paraguayo, Luis Castiglioni, renunció este lunes a su cargo en medio de un escándalo por la firma de un acta secreta de contratación de energía con Brasil que dejó contra las cuerdas al presidente Mario Abdo. También dimitieron el embajador paraguayo en Brasil Hugo Saguier, el flamante titular de la estatal de electricidad ANDE Alcides Jiménez, y el director paraguayo de la binacional Itaipú, José Alderete.
El canciller había anunciado horas antes que Paraguay pediría a Brasil suspender los efectos del acta, que establecía un cronograma para la compra de energía a la hidroeléctrica binacional Itaipú hasta el 2022 y fue interpretado por la oposición como una cesión de soberanía.
La crisis se desató tras la renuncia la semana pasada del entonces presidente de la ANDE, Pedro Ferreira, un cercano colaborador del presidente que se negó a firmar el documento porque elevaría en más de 200 millones de dólares los costos del ente estatal, dinero que aún no se sabe a qué arcas migraría.
Paraguay y Brasil son socios en Itaipú, la mayor central del mundo en generación de energía, y se preparan para negociar el futuro de la entidad en vistas al vencimiento de un anexo clave de su tratado fundacional en el 2023.
La represa de Itaipú y energía eléctrica es un tema sensible para el Paraguay, donde desde el gobierno de Fernando Lugo se ha ido madurando una idea de soberanía energética, dado el historial de robo y despojo desde la construcción de la hidroeléctrica en la que Paraguay ha «cedido» siempre a las presiones brasileñas
Esta vez, el Congreso emplazó al Gobierno a presentar toda la documentación relativa al acta este lunes y convocó a las autoridades para que den explicaciones. Funcionarios de ANDE se manifestaron frente a la sede legislativa con carteles que decían: «no tendrán paz mientras violen la constitución».
El Gobierno de Abdo, quien mantiene una estrecha relación con el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que la decisión se tomó finalmente en instancias diplomáticas tras el fracaso de las negociaciones entre los técnicos de las estatales de electricidad.
Saguier Caballero fue quien firmó el polémico acuerdo el 24 de mayo con Pedro Miguel da Costa e Silva, encargado de Negociaciones Bilaterales del Brasil, mientras que Jiménez fue el asesor técnico de la Cancillería. La bancada del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) exigió que el presidente Abdo Benítez destituyera a los funcionarios: caso contrario iniciarían el proceso para un juicio político.
En principio el Gobierno defendió su postura asegurando que no habría un perjuicio para el país pero tuvo que dar el brazo a torcer. Abdo Benítez suspendió un viaje a Turquía debido a la crisis y también ordenó a Castiglioni que regrese de su viaje al Líbano para presentarse ante el Parlamento.
Estos actos demuestran la política entreguista con la que el gobierno colorado de Mario Abdo Benítez se ha regido desde su asunción. El acuerdo fue firmado bajo un fuerte hermetismo gubernamental, salió a la luz por equivocación y problemas internos en el gobierno, lo que le ha costado un fuerte cuestionamiento por parte de actores políticos, organizaciones sociales y la ciudadanía en general.
El alineamiento de Abdo con las políticas y estrategias del presidente estadounidense Donald Trump y, en la región, con las del ultradrechista presidente brasileño Jair Bolsonario, lo llevaron a sumarse al Grupo de Lima (países empeñados en el derrocamiento del gobierno constitucional venezolano) y a recibir sucesivamente a altos funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de Washington, entre ellos el jefe del Comando Sur y el secretario de estado Mike Pompeo.
Mario Abdo no oculta su admiración hacia Bolsonaro y ha confesado que se emociona cuando el presidente de Brasil lo llama; «Marito», diminutivo que utilizó para su campaña electoral con el lema «Marito de la Gente». Ambos han compartido algunos actos oficiales en donde Bolsonaro alabó la dictadura de Alfredo Stroessner, ídolo del mandatario paraguayo.
Junto a Bolsonaro y el presidente argentino Mauricio Macri, Abdo ha logrado desarticular el Mercosur y, siguiendo los lineamientos de EEUU han conformado una comisión «contra el terrorismo» en la triple frontera común, zona de la que Washington aspira a apoderarse, ya que es donde está la represa de Itaipú y el Acuífero Guaraní, la mayor dispensa y reservorio de agua del continente.
Antes de alcanzar su primer año en la presidencia, la gestión de gobierno se le vuelve difícil a Abdo, a raíz de la crisis política por el acuerdo bilateral secreto sobre energía eléctrica con Brasil, a lo que se suma una ya existente crisis interna del gobernante partido Colorado.
Mientras la economía se desacelera, surgen graves problemas ambientales que repercuten incluso en las ganancias de los exportadores de soja, granos y carne, y crece la insatisfacción ciudadana respecto a la seguridad interna y la falta de políticas relacionadas a la educación, la salud y el empleo.
El sector agroindustrial y ganadero, a través de la Federación de la Producción la Industria y el Comercio (Feprinco), presionó para que Abdo Benítez libere 100 millones de dólares para el refinanciamiento del sector agropecuario. Mientras, no hay propuestas ni soluciones para los sin tierras urbanos y campesinos, que siguen movilizados y reprimidos, al igual que distintos sectores de trabajadores.
Este «gobierno de la gente», con sus políticas neoliberales, entreguistas y corruptas, se encuentra deslegitimado, sin credibilidad y con pocas oportunidades de salir airoso de las varias crisis que afronta.
Celso Guanipa Castro. Periodista y politólogo paraguayo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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