Recomiendo:
0

Raúl Sendic (h) se distancia del Movimiento 26 de marzo

Tiempo de crujidos

Fuentes: Brecha

Raúl Sendic hijo, vicepresidente de Ancap y la figura más visible del Movimiento 26 de Marzo (26 M), está distanciado de esa organización frenteamplista y ya no participa en su dirección, debido a las duras críticas al gobierno que el grupo sostiene y divulga por sus medios de comunicación, entre ellos el periódico La Juventud […]

Raúl Sendic hijo, vicepresidente de Ancap y la figura más visible del Movimiento 26 de Marzo (26 M), está distanciado de esa organización frenteamplista y ya no participa en su dirección, debido a las duras críticas al gobierno que el grupo sostiene y divulga por sus medios de comunicación, entre ellos el periódico La Juventud y la radio CX 36, Centenario.

El hecho fue difundido el viernes 10 por el semanario Quórum, y seis días después por El Observador, en ambos casos con fuentes anónimas. El primero indicó que Sendic aceptó integrar el directorio de ancap para «asumir el triunfo» electoral de la izquierda, pero chocó luego con «la manija permanente de la radio Centenario, que actúa como si estuviera aún en la vereda de enfrente del gobierno».


El Observador también atribuyó el alejamiento al «desmadre» de las «posturas ultra radicales» expresadas en la 36, y afirmó que integrantes del MPP tenían la intención de lograr que el vicepresidente de Ancap se incorporara a ese sector.

El lunes 20, Sendic dijo a Omar Gutiérrez que efectivamente tiene discrepancias con las posiciones del 26 M y con el modo en que se expresan, pero no quiso ahondar en la cuestión y aseguró que su intención no es sumarse a otro grupo de la izquierda sino dedicarse a los asuntos de Ancap. Tres días antes Eduardo Rubio, dirigente del 26 M y su actual líder según El Observador, había comentado a TV Libre que Sendic ocupa su lugar en esa empresa pública como representante del sector, con el inequívoco sentido de que debería abandonar el puesto si se aleja del grupo.

Brecha consultó a ambas partes sin lograr mayores explicaciones. Rubio sostuvo que su grupo sólo sabe lo que apareció en la prensa, y que Sendic no ha expresado formalmente su voluntad de tomar distancia. Es llamativo que esas precisiones se realizaran el martes 21. Once días después de la publicación de Quórum y cinco días después de la de El Observador, el 26 M aseguraba que no se había puesto en contacto con su primer candidato al Parlamento para saber a qué atenerse, y eso describe con elocuencia el estado de la relación.

Desde el entorno de Sendic se argumentó que la Constitución no permite a los directores de empresas públicas realizar declaraciones políticas, pero se confirmaron las desavenencias y se deslizó una enigmática referencia a «alguien que estará pronto en Montevideo y sí podrá hablar de la situación del Movimiento (26 de Marzo)».*

Pasados

 
El 26 M es una escisión del Mln que comenzó a tomar perfil propio en el penal de Libertad como corriente «seispuntista», así llamada porque se apoyaba en seis definiciones básicas: el reconocimiento de la Unión Soviética como vanguardia del socialismo en el mundo, la adjudicación de ese papel a Cuba en América, la vigencia de la experiencia tupamara, la de su liderazgo histórico representado por los rehenes de la dictadura, y la de la lucha armada como vía principal para la liberación nacional, así como la alianza de carácter estratégico entre el mln y el Partido Comunista del Uruguay.

Fue complejo el proceso que llevó a esas posiciones, de las que no está claro qué queda en pie, y la historia del grupo hasta nuestros días es intrincada, parcialmente secreta e inabarcable en esta nota.


Tras crisis internas político-económicas y una breve recomposición de relaciones con los tupamaros antes de las elecciones de 1999, que llevó a Sendic a la Cámara de Representantes, la orientación impulsada en los últimos años por José Mujica ha sido resistida por el 26 M, que permaneció en el ala «radical» del Frente Amplio, con escaso peso electoral -unos 26 mil votos en octubre último, sin lograr representación parlamentaria- pero importante influencia en algunos espacios de militancia tradicional.

A su vez, Sendic es un político profesional difícil de clasificar. Ahora cruza la frontera desde la oposición interna al oficialismo, o sea que se «modera», y antes ha cultivado relaciones amistosas con personajes muy lejanos a la izquierda, pero no hace mucho que apoyó severísimas condenas a disidentes y fusilamientos en Cuba y posiciones crudamente radicales en Uruguay. En períodos electorales ha lucido una vestimenta humilde y barba incipiente que lo asemejaban a su padre, pero fuera de esas zafras prefiere aliños indumentarios más propios de un empresario ostentoso.

Presentes

 
Un mensaje editorial de CX 36 difundido el miércoles 22 habla de las tareas de una «nueva fuerza de izquierda» que «al principio deberá vencer muchas resistencias, temores y hábitos», e insiste en que «los grupos minoritarios (del Frente) deberán adaptarse a ‘proponer, organizar y conducir la lucha’, sin el apoyo ni la colaboración de los partidos progresistas mayoritarios y por ende de los sindicatos y dirigentes dentro de esas estructuras que participan del gobierno».

«La lealtad interna y con los aliados siempre es un valor. Pero en Uruguay y en estos tiempos que vive el mundo se transforma en el principal valor», y es fundamental «que nadie delire con la idea de que si fracasa este gobierno, se abrirán puertas para el paso de las ‘verdaderas’ fuerzas de izquierda», porque en tal caso irrumpirá «el paso torrencial, implacable y majestuoso de formidables fuerzas de la derecha», pareció replicar el senador tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro en un artículo publicado al día siguiente en la contratapa de La República.

«El ‘elitismo progresista’, al igual que la elite gobernante anterior en su conjunto, no hacen sino repetir la política económica monetarista neoliberal», y «el progresismo dominante, incluso dirigido por una elite liberal, no es sino una forma que beneficia a la burguesía y a los capitalistas», sostuvo el editorial de Centenario.


En el discurso del 26 M, con frecuentes citas a «el marxismo» en general, el gran enemigo interno es Danilo Astori, cuyas políticas considera «odiosas» y llama a «repudiar». Una vez alcanzado el gobierno, se otorga carácter prioritario a las contradicciones dentro de la izquierda, y se asume que el presidente de la República ha optado por la línea «astorista».

Lejos están los tiempos en que Centenario emitía todos los miércoles un mensaje de Tabaré Vázquez y celebraba sus giras «Pueblo a pueblo», en las que mucho participó Sendic.


El 26 M rechaza muy especialmente los acuerdos con el FMI, la interpretación de la reforma constitucional del agua y la instalación de plantas de celulosa, pero también cuestiona casi todo lo demás que ha hecho el gobierno, incluyendo al Plan de Emergencia «asistencialista y parcial».

¿Futuros?

 
El distanciamiento entre el 26 de Marzo y Sendic puede contarse como un punto a favor del oficialismo, que logra dividir a un sector tan crítico y privarlo de su dirigente más conocido, símbolo de un vínculo con la tradición tupamara simplemente por ser hijo de su padre y llamarse como él.


Pero cabe ver el hecho de modo muy distinto si se comprende que, para el oficialismo, tan o más importante que contar con el apoyo personal de Raúl Sendic hijo era aprovechar su respaldo para contener y disciplinar a integrantes y simpatizantes del 26 M, y con ellos a muchos frenteamplistas que sin ser una cosa ni la otra escuchan cx 36, leen La Juventud o en términos generales comparten las posiciones y la sensibilidad expresadas por esos medios de comunicación.

La gran pregunta es quién ha hecho el campo orégano para que militantes de siempre, algo anacrónicos y ardidos pero muy honestamente frenteamplistas, sean receptivos a tal prédica. ¿Quién ha creado condiciones para que el 26 M sueñe con un papel central en la estructura y el imaginario de la izquierda? ¿Quién dejó espacio para que hiciera trabajos de zapa en nuevos terrenos, como los realizados en los últimos meses mediante una entrevista a Jorge Pereira Mena, ex comandante de la aguerrida Columna 15 tupamara, y también al acoger la prédica del estadounidense James Petras sobre la traición de todos menos él mismo?

¿No habrán sido los propios dirigentes de la mayoría frenteamplista, de Astori a Mujica y pasando por Vázquez, en los últimos meses desde el gobierno pero también desde mucho antes, por acción y omisión?

La izquierda se apropió de la cultura «batllista», a medida que colorados y blancos se desplazaban hacia otro sistema de coordenadas, y ahora quiere apoderarse también de buena parte del discurso y los gestos que se consideran de «buen gobierno» desde Washington a Beijing. Quizás en ese tránsito muchos olvidaron explicar a su propia gente qué hacían y tratar de convencerla, aunque fuera para cuidar sus propias espaldas. Ahora los expropiadores corren riesgo de terminar expropiados.

* Fuentes consultadas por Brecha opinaron que pudo tratarse de una alusión a Ruben Vera, alias el «Pinta», a quien la revista Caras y Caretas atribuyó, en un informe publicado el 23 de abril de 2004, la condición de jefe oculto del 26 M, en el marco de una áspera confrontación político-empresarial entre los medios de comunicación de ese grupo y los orientados por Federico Fasano.