Quizá sea difícil de entender: en Paraguay, el Frente Guasú, del expresidente Fernando Lugo, y el Partido Liberal reeditarán una vieja alianza para las elecciones presidenciales del de abril con el objetico de derrotar el proyecto neoliberal del Partido Colorado, sobre todo teniendo en cuenta que los liberales fueron cómplices en el derrocamiento del exmandatario. […]
Quizá sea difícil de entender: en Paraguay, el Frente Guasú, del expresidente Fernando Lugo, y el Partido Liberal reeditarán una vieja alianza para las elecciones presidenciales del de abril con el objetico de derrotar el proyecto neoliberal del Partido Colorado, sobre todo teniendo en cuenta que los liberales fueron cómplices en el derrocamiento del exmandatario.
Los colorados no sólo pretenden seguir con el plan antipopular de Horacio Cartes, sino que anunciaron como su candidato al Mario Abdo Benítez, hijo homónimo del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner, quien afirma, sin embargo, contar con «credenciales democráticas en su lucha política», que muchos dudan que tenga. «Marito» sostuvo a su paso por Argentina donde buscó el voto de dos millones de paraguayos residentes en el país, que, pese a los asesinatos, torturas y desapariciones, la dictadura de Stroessner hizo mucho por el país.
El general Stroessner gobernó al país con mano de hierro durante 35 años. El padre de Benítez fue uno de sus colaboradores más preciados. El candidato intenta ahora distanciarse de esa historia familiar, con una campaña basada en fuertes críticas al gobierno de Cartes, se enfoca en acabar con la corrupción que domina al país. Es empresario de la construcción y licenciado de Marketing en Connecticut, Estados Unidos.
El acuerdo entre el Frente Guasú y el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) logró cuadrarse tras limar asperezas y tratar de despejar los fantasmas del pasado reciente, cuando compartieron gobierno entre 2008 y 2012 con el trágico final de un golpe parlamentario que destituyó a Lugo, reemplazado por el entonces vicepresidente y dirigente liberal Federico Franco, lo que pareciera ser el mismo método que luego aplicara Michel Temer contra Dilma Rousseff en Brasil.
El nuevo frente -aupado por Lugo, que es senador y está impedido de ser reelecto- se llama Gran Alianza Nacional Renovada (GANAR), que lleva de candidato presidencial al abogado liberal Efraín Aguirre, quedando la vicepresidencia para el periodista Leo Rubin, del Frente Guasú. «Tenemos un pensamiento pragmático, sabemos que el PLRA no llegaría solo al gobierno y tampoco nosotros, al menos este año. Había dos opciones: quedarnos de brazos cruzados o aliarnos y tener una hoja de ruta, pensar en el país y tirar para adelante».
El desafío es incorporar al PLRA, históricamente con posiciones conservadoras, a la lucha por la distribución de la tierra y la riqueza, y a luchar para imponer una agenda social y de defensa de los derechos humanos. Para Rubin, el PLRA es visto como partido de centro hacia la derecha, pero es una fuerza política con mucha base social, que aglutina desde el progresismo, incluso gente de izquierda, hasta conservadores.
«La juventud liberal es muy progresista, y Efraín Alegre es un persona que tiene un pensamiento realmente muy parecido al nuestro, con quien firmamos un hoja de ruta con ocho puntos progrmáticos: equidad tributaria, soberanía energética, salud y educación pública entre ello», añade.
Rubin encuentra semejanzas a lo que ocurrió y ocurre en Honduras (el golpe contra el presidente Manuel Zelaya) y Paraguay, por la estructura socioeconómica y política de ambos países. «Paraguay es un país con un escaso desarrollo de fuerzas productivas y sociales. No hay una clase obrera muy significativa, una población mayoritariamente campesina desde hace unas décadas y abunda el empleo informal, señala
Para el candidato a vicepresidente, la institucionalidad paraguaya es precaria, aunque las Fuerzas Armadas hoy son institucionales y los grupos golpistas están centrados en el Partido Colorado y en una oligarquía que maneja la agroexportación y grandes medios de comunicación también. Hace más de cien años que tenemos dos partidos tradicionales: el Colorado y el Liberal, recuerda.
En Paraguay se disfrazó un juicio político por intereses mezquinos después de la Masacre de Curuguaty que prácticamente fue el telón de esta destitución de Lugo. Fue un golpe de Estado parlamentario, con un intento de ropaje legal, el laboratorio para lo que sucedió luego en Brasil.
«En 2013, de alguna manera, se volvió a la democracia. Nos tocó Cartes, que es un gobierno bastante corrupto, que maneja el país como un patrón, hay un gobierno paralelo comandado por los gerentes de sus empresas y los ministros prácticamente no tienen ninguna incidencia. A pesar de todo, estamos dando un paso adelante en unirnos; vamos contra el Partido Colorado y del presidente actual que cuentan con una billetera muy grande, con el poder del Estado y los medios de comunicación que ha comprado», indica.
Si bien ataca a Cartes, Mario Abdo Benítez propone un modelo de país similar al del actual presidente, ligado a los agronegocios y favorable al poder económico. Cartes, tras casi un lustro en el poder, con mayoría en el Congreso y manejando doce de las 17 gobernaciones, muestra un saldo negativo: prohijó la corrupción, duplicó el endeudamiento en los últimos dos años, con un aumento de la pobreza al 40% y de la indigencia al 20% de la población.
Mientras, el Movimiento Político Indígena Plurinacional del Paraguay, presentó en el Tribunal Superior de Justicia Electoral sus candidaturas para el Congreso. Al respecto Geronimo Ayala candidato a senador, señaló que plantean propuestas relacionadas a la problemática de la tierra, de la salud, educación, medio ambiente, y por sobre todo en la «fijación de los derechos humanos».
Como está planteada la situación, la única alternativa para salir del gobierno colorado es votando en abril a Ganar.
Celso Guanipa Castro. Periodista y politólogo paraguayo, analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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