Recomiendo:
1

Bases sociales de la sumisión, la corrupción y la rebelión (I)

Un viejo rebelde se convierte en sujeto político: los pueblos originarios (la «ciudadanía» también protesta en la capital)

Fuentes: Rebelión

“(el neoliberalismo es) una estrategia de ofensiva del capital contra el trabajo que se desarrolla tras la crisis del capitalismo de posguerra, una respuesta a la crisis de acumulación global…¿qué fue lo específico de la ofensiva neoliberal?…… En el neoliberalismo la coerción del mercado se transforma en un arma política. La segunda dimensión del neoliberalismo, por lo tanto, es como modo de dominación política. Porque lo que vemos desde fines de los años 1980 (en algunos casos, desde principios de los años 1980) es la estabilización del neoliberalismo como modo duradero de dominación. Sobre la base de un proceso de internacionalización en marcha – y al que, a su vez, dio impulso – la combinación de apertura comercial y financiera, desregulación de los mercados y políticas monetarias restrictivas transformó la coerción mercantil en un mecanismo duradero de dominación sobre masas desmovilizadas e individualizadas.”

(Una entrevista con Adrián Piva, El Estado no es la solución, Jacobin, 1/08/2023)

A Piva, le falta agregar elementos y actualizar su concepción sobre el neoliberalismo. El papel expropiatorio por el capital financiero de empresas, territorios y recursos naturales y el papel del derecho constitucional y las instituciones jurídicas en la garantía y consolidación de derechos de apropiación por sus trasnacionales y las oligarquías sometidas y aliadas. En este contexto es que el mercado se convierte en un medio para mercantilizar de modo capitalista todos los bienes y servicios, de disciplinamiento, de desorganización de la clase obrera, de precarización, pauperización de los pueblos y de individualización de los comportamientos sociales. Cuando mercantiliza la política, trae consigo la consolidación institucional de un régimen despótico de protección y renovación neoliberal, a favor del capital financiero, de la lumpen oligarquía y transnacionales, con la consustancial corrupción e impunidad que implica el despojo de comodities, el saqueo del Estado y el exterminio del opositor.

En este contexto, lo que caracteriza la actual coyuntura peruana es 1. Dados los mencionados objetivos, los sujetos en el poder se obligan al contubernio entre quienes monopolizan las decisiones políticas (el Congreso), el uso de la fuerza (FFAA y PP) y los aparatos jurídicos (MP, JNJ, TC, poder judicial, defensoría del pueblo), llegando al límite de la destrucción total del estado de derecho, desde la demolición de la institucionalidad hasta la violación de toda ley por parte de las principales autoridades. 2. La concentración del poder en el premier al mejor estilo montesinista, redefiniendo el sistema de dominio, despojo y explotación apoderándose de ministerios y dependencias estratégicas, desde las referidas al control de la población como a las universidades y los medios de comunicación, hasta las superintendencias como la SUNEDU, Concytec, Indecopi, ordenamiento territorial, manejo de la infraestructura del país, gestión de desastres y 3. Lo más importante -que fue su único objetivo original- eliminar cualquier obstáculo a la inversión privada, principalmente la minera, apoderándose del Servicio Nacional de Certi­ficación Ambiental (SENACE), el Servicio de Áreas Protegidas (SERNANP), el Servicio Fores­tal (SERFOR) y la Autoridad Nacional del Agua (ANA). Todo lo que necesitan las mineras, agroexportadoras, madereras, pesqueras, etc. para saquear el pais y favorecer, en última instancia, al capitalismo financiero neoliberal centrado en EE.UU. y sus aliados con una economía privatizadora de los medios de producción, del dinero y del crédito en manos de una pequeña clase financiera global.

Esto ha significado una guerra de clases contra el trabajo, una guerra étnico-clasista contra los pueblos. Para entender este proceso, las dos categorías políticas fundamentales deben ser soberanía y pueblo. Si consideramos que la soberanía del Pueblo existe en el Estado, para que exista la soberanía del Pueblo debe existir la soberanía del Estado. Ello explica por qué los neoliberales deconstruyen la soberanía popular y con ello la soberanía de los estados nacionales, pasando los lugares de decisión soberana a parlamentos antinacionales, a congresos que eligen a los vocales del TC y creen poder destituir a la Junta Nacional de Justicia, vinculando la corrupción, la oligarquización de la política y la obstrucción de la justicia y a organismos supranacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Se trata de una verdadera guerra entre quienes despojan y se enriquecen y quienes defienden la vida y su sobrevivencia, cuando la correlación favorece al pueblo la derecha expresa un odio contra el pueblo peruano que termina en fobia y anhelo de destrucción del Perú.

Frente a esta política antisoberana, que finalmente se centra en el despojo territorial de los pueblos originarios, que imaginaron tener un Presidente que iba a asumir su defensa, llegamos al 19 de julio y a la tercera toma de Lima, que, precisamente no fue una toma, sino que consistió en una movilización de los excluidos y violentados, olvidados y sin voz, activa o pasivamente, en manifestaciones, marchas a la capital y bloqueos en 58 ciudades y de una u otra forma en casi todas las ciudades andinas y zonas rurales del país, que expresaron democráticamente su derecho a manifestar su descontento, su protesta, su rebeldía, su repudio a la dictadura donde participaron campesinos, obreros, estudiantes, precarios, desempleados, informales, etc. Y lo más relevante, la participación de los grupos étnico-clasistas, muchos campesinos empobrecidos, víctimas de despojo, desempleados y subempleados, de la macro región sur, de Lima y otras regiones, como sujetos políticos, con una conciencia política en desarrollo, como figuras activas que surgen contra el poder político, en defensa de sus territorios, contra el despojo, frente a la minería ecocida en los Andes, la deforestación amazónica, la agroindustria y depredación pesquera en la costa y buscan participar en las decisiones históricas que afectan su vida que llegan al exterminio étnico. La conducción estuvo mayoritariamente en manos de grupos de la izquierda popular, crítica, autonomista, extra-institucional. En este sentido, este es su mayor logro en un proceso que no se detiene.2

Ellos son nosotros y no podemos vernos. Sin embargo, hay una realidad que no podrá ocultarse: los pueblos indígenas han irrumpido con voz propia en los escenarios políticos de nuestros países, apoyándose para ello en su cosmovisión y sus costumbres ancestrales, lo que ha permitido imprimirle un sello de originalidad a las propuestas de transformación estructural en oposición al actual modelo civilizatorio

El Perú vive un proceso de rebelión permanente desde el 19 de enero de 20233, desde la macroregión sur decenas de miles de marchistas decdieron tomar Lima. En 8 meses van tres Tomas y muchas movilizaciones mas en la capital y en regiones. Una lucha que no solo proviene de la coyuntura, sino de la larga y mediana duración. Como se dice en el Manifiesto Comunista: la producción económica y la estructura social que se deriva necesariamente de ella en cada época de la historia constituyen el fundamento de la historia política e intelectual de esa época; el fundamento esta, creemos, en la lucha contra un estado colonial. Hoy bajo la conducción de la Coordinadora Nacional Unitaria de Lucha (CNUL) que reemplazó al Comando Nacional Unitario de Lucha (creado el 2 de julio de 2023) y que está conformado entre otras organizaciones y gremios, por la Asamblea Nacional de los Pueblos, los comandos Macro Centro, Macro Norte, Macro Sur, la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (Cunarc), la Federación de Pueblos Jóvenes, Construcción Civil, la CGTP (Confederación General de los Trabajadores del Perú), sectores del Sutep (Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú), las comunidades indígenas rurales y urbanas, que marcan su naturaleza étnico-clasista. Los sujetos protagonistas más importantes son los indígenas despojados de sus territorios y recursos y luego abandonados y marginados, los migrantes en el trabajo informal y mal pagado o en desempleo y los trabajadores explotados en la precariedad. Esta contradicción principal se manifiesta en el hecho de que las culturas indígenas, mantenidas vivas por criollos y extranjeros recolonizadores, al sedimentar el colonialismo, continúan en la lucha anticolonial. Nuevamente, se da una movilización de lo anticolonial solo que esta vez adopta la forma de levantamiento fundamentalmente político y autónomo, lo que significa un enorme avance en la conciencia. Muy atentos a no repetir la tradición de ser víctimas de agrupaciones electoralistas que aprovechan de sus sacrificios y combates, a menudo para destruir las luchas.

Las tomas de Lima son míticas desde el libertador de los criollos, San Martín, en 1821, pasando por la toma por los chilenos en la Guerra del Pacífico 1880 hasta la marcha de los cuatro suyos en el 2000 y la caída de Fujimori I. Esta última podríamos decir que fue una movilización ciudadana, popular, de partidos y organizaciones y tras ellas la población originaria y mestiza de los pueblos de provincias. Aunque pocos analistas lo reconozcan, su eficacia estuvo en la resistencia abierta y con cierta violencia. Esta vez, los sujetos fueron otros, surgen del pueblo cansado de ser utilizado por los políticos. Como dice Benjamin, sobre las derrotas pretéritas, el nervio principal de nuestra fuerza es “la imagen de los antepasados ​​esclavizados más que la de los descendientes liberados. Sin embargo, debemos destacar que la marcha de los cuatro suyos fue pacífica pero resistió con energía y cierta violencia ante la feroz represión.

El intento de Keiko, la derecha corrupta y otros procesados de destituir a la Junta Nacional de Justicia (institución jurídica que nombra, fiscaliza y sanciona a jueces, fiscales y jefes de organismos electorales), marca un nuevo momento histórico, al despertar el descontento de instituciones e individuos demócratas, liberales y hasta de sectores de la derecha porque la intención oculta es apartar a los fiscales vinculados al juicio que comienza en unos meses contra Keiko, acusada por financiamiento ilícito de campañas, lavado de dinero y otras formas de corrupción, y controlar el proceso electoral de 2026 para asegurar su triunfo en la cuarta candidatura. Otros objetivos son consolidar a la actual dictadura, buscando la impunidad de Dina Boluarte, responsable de genocidio y proteger a la fiscal general investigada por la Junta, Patricia Benavides por su elección irregular y por proteger a su hermana Emma Benavides, jueza acusada de vínculos con narcotraficantes y por el supuesto plagio de su tesis universitaria.

Estamos a 12 de septiembre y se conforma Plataforma Democrática, ante el avasallamiento por la dictadura de las últimas instituciones con cierto grado de honestidad y probidad. El Perú observa como reaparecen todas las grandes mafias aliadas y comandadas por Keiko para buscar la impunidad de todos y continuar con el despojo y reparto del país. Colocan al Perú al borde del precipicio y la gente reacciona. En el otro lado, se suman al CNUL un conjunto de instituciones grandes y pequeñas de la sociedad civil de Lima e invoca a todo el país para proponer una gran marcha en la capital para el sábado 16 de septiembre por la democracia. Sectores de las clases medias, liberales, demócratas, caviares, la Cámara de Comercio de Lima -y también algunos partidos oportunistas como Podemos, Juntos por el Perú y Nuevo Perú)- se suman a la lucha en defensa de la JNJ y porque la dictadura está rompiendo los límites y acuerdos tácitos, despidiendo a muchos funcionarios caviares y trabajadores para ser reemplazados por familiares de los corruptos. Va creciendo el rechazo a la dictadura, aunque se mantendrán las divisiones internas, pues esta Plataforma Democrática no empieza por reconocer las grandes luchas y demandas más radicales y por la democracia por parte de la CNUL. La CNUL muestra su madurez y está de acuerdo con el frente, aunque mantiene su autonomía y continua con su convocatoria para el 12 de octubre. Mientras que en la CNUL también hay problemas pues parte de esta izquierda se queda en la defensa de Castillo, la mayoría prefiere demandar nuevas elecciones y asamblea constituyente, que también son cuestionadas, la primera por no cree en ellas y más en las actuales condiciones, y los otros en parte son críticos de la asamblea porque defienden la constitución del 79 y otros porque consideran que no es el momento. La izquierda llamada caviar, al ser identitaria confunde las prioridades. No representa, ni lo pretende, a las clases subalternas que lo requerirían. Pero lo más grave es que gran parte de Plataforma democrática reconoce la legalidad de Dina Boluarte y su demanda se centra en la defensa de la JNJ. En ese contexto de más de 30 años de hegemonía neoliberal, el triunfo de la derecha y del individualismo es inapelable. El pueblo y más aún las clases medias se van con quien dice representarlos, aunque sea una mentira. Ese es el problema, por ello muchos se apartan de los debates identitarios, aunque hay que esclarecer sus orígenes y prácticas.3

  1. Las demandas iniciales principales son: renuncia de Dina Boluarte y cierre del Congreso que la ungió como mandataria; 2) Liberación de Pedro Castillo, al que siguen reivindicando como el presidente legítimo del Perú; 3) Investigación con veeduría internacional y castigo de los responsables de la muerte de 67 personas, de las cuales 49 perdieron la vida por impactos de balas de uso militar y policial en las protestas de fines del año pasado y principios del 2023, 4) El adelanto de elecciones para cambiar a la presidenta Boluarte y al desacreditado Congreso, y 5) un referéndum para una Asamblea Constituyente. En la medida que trascurre el tiempo solo queda el consenso de la 1 y 3.
  2. Lo que no aparece en el programa es la coincidencia en el cuestionamiento al poder y a las formas dictatoriales en cómo las élites del país gobiernan, toman decisiones y las imponen, a pesar del alto nivel de desaprobación (90%) que existe respecto al funcionamiento del sistema, de los partidos políticos. La deslegitimación es total, el pueblo percibe la ausencia total de representación.

Tampoco aparece en la Plataforma, que estas luchas son una respuesta al despojo neoliberal. En América Latina y el Caribe se redefinen las relaciones entre dos mundos, conflictivas y esporádicamente violentas a lo largo de siglos. Una guerra de dos mundos, donde la coincidencia de poder, riqueza y adopción del modelo occidental en un polo y la de sujeción, pobreza, resistencia y herencia prehispánica en el otro, es resultado de un patrón recolonizador al interior de estos Estados y que, encuentra resistencia. Paulatinamente, muy por detrás de Bolivia, Ecuador y cerca de lo que ocurre en Guatemala, norte argentino, sur chileno, andes colombianos donde hay cierta unidad en la diversidad. Los pueblos originarios, dejan de ser las eternas víctimas despojadas, sumisas y utilizadas como carne de cañón. Ahora, aparecen como sujetos creativos, capaces de reelaborar su autonomía y su dignidad, desde una cultura solidaria, dentro de un ambiente cambiante y hostil. Un imaginario contra el modelo occidental de despojo por la acumulación y vida consumista. Renace la reidentificación colectiva originaria y reconstrucción del ethos anticolonial. Me refiero a las similitudes en las formas y artes con que se resiste, presiona, transforma, se crea un abierto desafío o se llega a la rebelión social. Formas de participación de las clases populares dentro de la vida nacional. Y es en este abanico de respuestas donde está la historia profunda que une al campesino y al indígena de Bolivia, Perú, México, Guatemala y demás naciones latinoamericanas.

  1. El Congreso y el Ministerio Público, el ejecutivo y los militarres se encuentran en una situación insostenible. La oficialidad teme reacciones de soldados y policias honestos. Las contradicciones en el seno de los grupos dominantes aun son insignificantes. Los unifica el saber que no pueden ganar y por ello prolongan y fortalecen la dictadura usurpadora fujimorista, violando su propia Constitución. Los empresarios infomales, parte de la economía “ilegal”, los pequeños y medianos capitalistas no aceptan la dirección de la lumpenburguesía de la CONFIEP. Los pasivos segmentos sociales se reactivan: estudiantes, artistas, rondas, licenciados, defensores de derechos humanos, ambientalistas. Despues de meses hasta los liberales y progresistas clasemedieros, la centro derecha, los caviares, los intelectuales se suman a la resistencia. El reparto indiscriminado del presupuesto entre las grandes mafias empresariales y políticas, la recesión y la amenaza de una crisis, la inflación y el incremento de la pobreza, muestran que condiciones objetivas para una gran rebelión existen.
  2. El día 26 de julio fue una fecha de demostración de las intenciones de quedarse hasta el 2026 y el Congreso eligió su nueva junta directiva, colocando al criminal Alejandro Soto con 55 carpetas abiertas en la fiscalía como presidente del Congreso. Mientras continúan las muertes, heridos, detenciones, persecución y condenas a los luchadores sociales. La consigna “que se vayan todos” vuelve a expresarse en cierre del Congreso, renuncia de Dina y su gabinete, reforma total de la administración judicial. El repudio a los funcionarios puede traspasar los limites de tolerancia. El desgobierno y la corrupción, la amenaza de una recesión, la radicalización de las luchas y la posibilidad de la toma de las minas, bosques, rios, lagunas, es una reacción que evidencia que la situación es insotenible.
  3. El discurso de “fiestas patrias”, a cargo de la Sra. Boluarte fue tan intrascendente que solo destaca el proyecto de creación de una nueva fuerza policial con 50 mil mercenarios más que se sumarían a los 150,000 existentes. Es curioso que esta cifra duplique la cantidad de militares y que mientras los soldados ganan 100 dólares los hoy guardianes del capital y las mafias criminales, ganen 10 veces más y sean asimilados una baja clase media con privilegios que les ofrecen los empresarios.
  4. El 16 de septiembre se producen dos grandes marchas paralelas, ambas divididas internamente. La CNUL no se pone de acuerdo en sus objetivos y la Plataforma tampoco. Es curioso observar como las marchas de la CNUL son violentamente reprimidas, mientras que el movimiento ciudadano es consentido y no agredido. Sin embargo, en ambos campos no solo hay diferencias sino también coincidencias. Al final de la tarde del 16 se juntaron ambas marchas en más de 10 cuadras y predominaron las consignas de los de abajo. Es necesario un debate desde abajo para lograr una agenda común ante la necesidad de estar unidos para enfrentar a la dictadura. Macarena Marey afirma: “El peligro desdemocratizante de nuestra democracia no se abstrae de la lógica del capital. El peligro es que la democracia se reduzca a la unificación del capital con un sector del campo popular que anule la articulación de las luchas populares, de los trabajadores, de los pueblos originarios y de todos los colectivos marginalizados de la participación política y sacrificados a las ansias de una identificación nacional imposible montada sobre el expolio, la explotación y el genocidio. Las disputas por el sentido están, insisto, intrínsecamente unidas a las luchas sociales.”4
  5. Finalmente, ha aparecido un audio de la CIA-Colombia en la que se menciona como fue planificada la vacancia de Castillo y que involucra a Manuel Gómez de la Torre (jefe del Comando Conjunto de las FFAA), al Congreso, a la Fiscal de la Nación, a Dina Boluarte y esposo (primo de Gómez de la Torre) y al Coronel Alfaro comisionado para obligar a Castillo a leer el líbelo de cierre del Congreso.

Mientras que la derecha neoliberal goza de buena salud porque Castillo cayó en manos de Cerrón, lobistas y vividores, Abandono el programa inicial, no cerro el congreso y termino preso. Porque la JNJ eligió y no destituyo a la fiscal criminal que con ese putrefacto parlamento termino amenazado con la destitución; Fujimori después de 22 años, es más fuerte que el 2000, copando todos los poderes e instituciones y hasta los caudillos presidenciables (Cerrón, Antauro, Bermejo, Aduvire, Verónica, Arana) fueron sometidos. En el otro lado, en la oposición hay una enorme rabia contra los políticos, pero se confronta con su fragmentación y su pobreza, que apenas les permite militar en alguna causa, demasiada conformismo y sumisión, muy centrados en la política de la inmediatez que marcan los medios, demasiado reducido a lo formal y sin mucha reflexión en la discusión democrática, entre tantas otras cosas. Hay tejido social organizativo en abundancia, pero llenó de experiencias negativas y variadas influencias de los viejos políticos. Existe reducida construcción contrahegemónica desde abajo que tenga la capacidad de volver a hacernos soñar –como en los años 1960-1990– con una sociedad mejor y diferente, a través de conceptos-horizonte que hoy tendrían que asociar necesariamente la lucha anticolonial con la justicia social, la oposición al despojo con la justicia ambiental, el respeto y lugar a la diversidad de nacionalidades, con la reparación étnica, de género y contra la explotación.

Como bien dice Joaquín Miras “La democracia como cosa en sí, como abstracción formal, no existe en la vida histórica: la democracia es siempre un movimiento político determinado, apoyado por determinadas fuerzas políticas y clases que luchan por determinados fines. Un estado democrático es, por tanto, un estado en el que el movimiento democrático detenta el poder”.5

Otro resultado a destacar es que, en un contexto y un proceso de más de tres décadas de hegemonía neoliberal, cada vez más sujetos han sido contaminados por la epidemia de la corrupción, la tendencia es a la división de los sectores populares y a la pérdida de identidad de clase. Mientras unos pocos esperan la revolución proletaria, un gran sector de los trabajadores solo aspiran a ser clases medias y otras optan por adscribirse a las identidades y diversidades. En oposición a esta tendencia “natural” muchos de los abandonados, los sin nombre, los invisibles, se separan de este segmento de la población y mantienen su oposición al sistema y continúan en el combate. Las propias organizaciones de trabajadores (CGTP, Construcción Civil, Sutep, etc.) prefieren negociar sus proyectos grupales o individuales, sin importarles la ideología y menos los principios. Si antes desconfiaban de los “caviares” (intelectuales y académicos socialdemócratas de origen burgués) ahora rechazan a sus reemplazantes, los posgraduados: maestros y doctores de universidades chicha que buscan espacios de ascenso y reemplazar a sus predecesores de la primera fase del régimen fujimorista y los siguientes; se trata de abogados, contadores, ingenieros y médicos que ambicionan ser ricos; son criollo-mestizos hasta mestizo indígenas alienados que se autorechazan y blanquean; ahora son clasemedieros de derecha e izquierda metidos en política. Estamento que incluye a gente de los servicios de inteligencia, a sicarios y mercenarios; a combatientes en la guerra interna, junto a militares y policías se vuelven racistas y represores que no les importa mercenarizarse. El lugar común es que hasta muchos de los olvidados aceptaron el neoliberalismo, están dispuestos a someterse a la lumpenburguesía rentista, saqueadora y extractivista, muchos con experiencias de degradación y vivieron y se enriquecieron a costa del Estado; coinciden en ser farsantes, mendaces, simuladores y muchas veces con vínculos con la economía ilegal.

Un verdadero movimiento popular coordinado por la izquierda popular de todas las regiones encabezadas por los andinos del sur y la CNUL, cuestiona la existencia de la democracia, de la nación, la república, los poderes. Comienzan a reconocer que el Estado no es más que una junta mafiosa de coordinación de mezquinos intereses de quienes se sienten dueños del Perú. En esta ola de movilizaciones en Perú convocada por numerosas centrales sindicales, obreras, organizaciones universitarias, campesinas, urbano-populares y regionales, además de partidos de izquierda, las demandas predominantes de este pueblo movilizado, es el respeto a la soberanía popular, un trato igual para todos, un respeto a sus derechos (al referéndum), la consideración de formar parte de la nación, la exigencia de un nuevo pacto social. Ahora, además, defienden la vida y exigen sanción a los masacradores y a los que ordenaron la masacre de más de medio centenar de ciudadanos. Lo que los divide son los dogmatismos de los 70, las prácticas que no se condicen con las ideologías, las diversidades mal entendidas. Exagerándolas o no aceptándolas, el aferrarse a caudillos farsantes o a los libros buscando respuestas, el no basarse en el análisis de la praxis y desde allí buscar respuestas, por lo contrario creer que todos tienen la línea correcta -la verdad- y que los otros son enemigos.

 Si el punto de partida surge desde abajo (los despojados de territorios, la gente excluida, los sin trabajo, los campesinos pobres y desarraigados, en los pobladores de los conos y barriadas de las ciudades, en los grupos sociales sin expectativas de futuro, los sin derechos y de espacio público), aparecerán como factores de unidad la construcción de una nueva democracia, de una idea de patria unida a partir de la dignidad de los pueblos originarios, de un nuevo sentido de lo colectivo, de una lucha contra la desigualdad y el individualismo. La izquierda debe partir de la preocupación y debate sobre los temas fundamentales en cada región, con su punto de partida en la economía y en las políticas económicas que generan polaridad de ingresos y pobreza, contaminación y muerte. Es la repolitización de la economía y su condensación en un proyecto constitucional. Que marquen las transformaciones sustanciales que se requieren en las políticas. Dejando en un segundo plano la diversidad que se ancla en microidentidades particulares que muchas veces funcionan como elemento de dispersión. Dejar a un lado los dogmas y el culto a los libros, entender que la izquierda ha mudado de sujeto histórico, pues el trabajador de fábrica ha devenido minoritario, y ahora hay un mundo de trabajadores hecho de precarios, excluidos, autónomos, informales, sobreexplotados que necesitamos identifiquen y reconozcan sus intereses compartidos. En base en esto, reelaborar una cultura común que establezca lazos y vínculos duraderos con base en objetivos colectivos para elaborar una cultura común: el nuevo ethos que debe empezar a construirse desde ayer.

ANEXO I.

Tomado de Internet.

Notas:

2 La colonización interna con la evangelización, el cuartel, la escuela y los medios de comunicación alienaron nuestro psiquismo, nuestra mente, nuestro espíritu. La mentalidad de los «otros» (mestizo, criollos y blancoides) estigmatizó a la mayoría de la población indígena y popular. Esos estigmas nos crearon complejos de inferioridad, de minoría de edad y la anulación de nuestras capacidades e iniciativas, y lo peor, señalaron y aún señalan a los andinos como a los causantes del subdesarrollo del país, como ellos hubiesen dirigido el poder político del país en el pasado.

Uno de los aspectos importantes que condicionaron la colonización mental fue la evangelización católica ya desde la colonia, que prácticamente desestructuró el equilibrio espiritual y psicológico de los andinos. En los tiempos actuales, el cuartel, la escuela, las modas, los medios de comunicación masivo y la aparición de las sectas cristianas fracturan la integridad cultural y el equilibrio psicológico desarrollado en nuestros hogares. La ausencia de las prácticas de las relaciones de reciprocidad con el cosmos -que nos daba el equilibrio psicológico- y la anulación de los controles sociales (el prestigio familiar, los hijos, la moral de los padres, abuelos, padrinos, las autoridades, etc.) que existían en las comunidades rurales o gremiales generaron la desintegración familiar y la inculcación de valores negativos en los andinos.

La fragmentación de la personalidad se manifiesta en las adaptaciones psico-sociales distorsionadas en la sociedad, expresadas en las alienaciones despersonalizadoras como la del indio que migró del campo a la ciudad, que al profesionalizarse reniega de su cultura de origen; la de los cholos y mestizos culturales con formación profesional o con éxito económico que ansían la movilidad social para escalar a otros estratos y allí blanquear su conciencia, sus rasgos físicos y su cultura con la cultura modernizante; y la de los blancoides, que con su desprecio a las culturas ancestrales y bolivianas desarrollaron un complejo extranjerizante de sentirse otro en su propia tierra, de preferir los productos y la vestimenta extranjera para distinguirse como élite.

Los procesos de estigmatización a los indígenas y a los sectores populares generaron en los sectores sociales de mestizos y blancoides estereotipos y representaciones sociales negativos hacia la población mayoritaria, a la cual se la señala con epítetos descalificadores respecto a sus rasgos físicos, defectos psicológicos y adjetivos denigrantes. (Vitaliano Soria Choque, Colonización mental: mecanismos de adaptación y fragmentación psicológica del andino-mestizo,Revista de Psicologia  n.5 La Paz  2009, http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2223-30322009000100009).

3 La izquierda popular trata de organizarse en pequeñas cofradías que tratan de salir de la confusión en que se encuentran y debaten en base a textos que escribieron revolucionarios hace un siglo sobre otras experiencias dividiéndose en torno a si el régimen representa a la burguesía burocratica o financiera, si la asamblea constituyente es una demanda liberal o no, si Castillo debe ser repuesto o no, si es un régimen fascista o solo autoritario. Dependiendo de sus respuestas deciden si aceptan la convocatoria de Plataforma democrática o la del CNUL.

4 (https://jacobinlat.com/2023/08/17/consenso-conflicto-dominacion-tres-visiones-sobre-la-democracia-argentina/, Macarena Marey, Consenso, conflicto, dominación. Jacobin 17/08/2023.

5 Joaquín Miras Albarrán, La democracia, nombre de un movimiento, HemerotecaPensamientoPolíticaSociedad 31 octubre, 2022 

Jorge Lora Cam. Doctor en Ciencias Política y en Estudios Latinomericanos. UNAM

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.