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Haití

Una misión temporal sin fin

Fuentes: IPS

Lo que parecía el inicio de un debate para una retirada total de las tropas de la ONU de Haití, se redujo finalmente a una simple promesa de reducción de efectivos. Simultáneamente crece la presión de sectores civiles para poner fin a una misión que, consideran, «no puede ser eterna». Las manifestaciones a favor de […]

Lo que parecía el inicio de un debate para una retirada total de las tropas de la ONU de Haití, se redujo finalmente a una simple promesa de reducción de efectivos. Simultáneamente crece la presión de sectores civiles para poner fin a una misión que, consideran, «no puede ser eterna».

Las manifestaciones a favor de la retirada inmediata de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah, por su acrónimo en francés) aumentan a medida de que se acerca la reunión, que se concretará este sábado 15, del Consejo de Seguridad del foro mundial para decidir sobre su continuidad.

Pero según anticipa el informe base de la discusión presentado por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, prevalecerá la posición de una mínima reducción de la tropa multinacional de paz en el país caribeño, probablemente hasta alcanzar el número de antes del terremoto del 10 de enero de 2010.

La propuesta es bajar de 8.700 a 7.100 los efectivos militares de la Minustah, instalada en 2004 tras el derrocamiento y partida al exilio del presidente Jean-Bertrand Aristide, en medio de una violenta situación política. La misión cuenta además con unos 3.300 policías de distintas partes del mundo.

El informe toma como base la idea de que la situación de seguridad mejoró aunque todavía es «frágil» y que las estadísticas de violencia común están en aumento.

«Es necesario dar una señal de que no vamos a quedarnos allá eternamente», resumió Celso Amorim, ministro de Defensa de Brasil, que es el país que aporta el mayor contingente, con 2.185 militares, entre otra veintena de nacionalidades participantes en estas tareas de paz.

«Tampoco podemos salir irresponsablemente» y dar una señal equívoca de que se el país se desvincula de la problemática de Haití, aclaró.

El mandato de la misión, que nació para garantizar la protección de civiles y un retorno seguro a la democracia, fue ratificado para contribuir a la recuperación luego del terremoto en el que murieron 300.000 personas y agravó la situación económica y social del país más pobre del continente.

Después de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de marzo se agregaron nuevos argumentos para la presencia de la Minustah, como la búsqueda de consolidación de las instituciones y garantizar el respeto de los derechos humanos.

«Reducir cinco o 10 por ciento la misión militar no hará la diferencia para el haitiano promedio. Lo que importa es incrementar considerablemente la ayuda para infraestructura y desarrollo», dijo a IPS Brian Concannon, director del Institute for Justice and Democracy in Haiti, con sede en Boston.

Sin embargo, el viceportavoz de la delegación de Estados Unidos ante la ONU, Payton Knopf, afirmó que el papel de la operación es el mantenimiento de la paz y «no trabajar en el desarrollo», aunque en última instancia resulten complementarios.

Knopf ratificó ante IPS la posición de su país de bajar al menos 20 por ciento la cantidad de soldados en esa misión, tal como recomienda la Secretaría General de la ONU.

El malestar por la presencia de tropas de la ONU en Haití creció tras algunos episodios de abuso de fuerza y el contagio de un brote de cólera en la cual murieron 6.000 personas, atribuido a uno de sus contingentes. Y aumentó tras denuncias de supuestos ataques sexuales de algunos de sus efectivos.

Pero el diputado uruguayo, Gustavo Rombis, de la gobernante coalición izquierdista Frente Amplio, aclaró que la reducción de la tropa de la ONU no fue motivada por las denuncias de abusos sexuales, del que son acusados seis marinos de ese país sudamericano.

«La disminución ya estaba prevista», afirmó Rombis, integrante de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados.

«Estamos hablando de un informe que se empezó a desarrollar en marzo, es decir que es muy anterior el planteo (en la última reunión de ministros de Defensa de la Unasur) del retiro gradual de tropas en la Minustah», indicó.

La Unasur (la Unión de Naciones Suramericana que integran los 12 países de la región) aporta 5.300 efectivos a la misión, equivalentes a 40 por ciento del total de sus integrantes, de los cuales Uruguay contribuye con 1.200, siendo la segunda mayor fuerza después de Brasil.

En Uruguay, algunas figuras políticas e intelectuales han pedido un completo retiro de los militares nacionales de Haití, entre ellas el escritor Eduardo Galeano y el ex legislador Guillermo Chifflet, uno de los fundadores del Frente Amplio.

«Lo que hay que hacer es retirar las tropas (completamente), porque las fuerzas de ocupación siempre actúan en contra de los intereses del país que ocupan», dijo Chifflet a IPS. «Lo que necesita Haití son alimentos y médicos, no armas ni fusiles, que no arreglan el hambre», opinó Chifflet, quien renunció al parlamento en 2005 precisamente por su oposición, en contra del resto de sus compañeros de bancada, al envío de tropas a ese país.

El diplomático Marcos Azambuja, del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales, considera que «toda misión tiene que tener fin y que por definición no puede eternizarse».

En entrevista con IPS, consideró que su país «dio una verdadera colaboración y adquirió cierta experiencia en los procesos de reconstrucción de paz, lo cual fue bueno para Haití y para la operación.

«Pero ahora, claramente, es tiempo de sustituir nuestra presencia, pues la misión está cumplida», afirmó.

Azambuja entiende que, aunque con otros actores internacionales, la misión debe permanecer porque «la situación de Haití es, desde el punto de vista humanitario, desesperadamente difícil».

«El problema de estas misiones es que no pueden tener un carácter de neocolonización», o sea «no puede parecer que se trata de la sustitución de la autonomía por una presencia internacional», concluyó.

Otros en Brasil apoyan una retirada total de las tropas, pero por razones distintas. «Es importante que se reconozca la soberanía de Haití y se retiren las tropas que participan de la ocupación», declaró a IPS la directora de la Red Global de Justicia y Derechos Humanos, María Luisa Mendonca.

«Haití ha sido blanco de intervenciones militares y políticas neoliberales que devastaron su economía y causaron represión, pobreza y fragmentación social. Ese cuadro tiene que ser transformado con urgencia», exhortó.

Es la posición de varias personalidades latinoamericanas como Galeano, los argentinos Adolfo Pérez Esquivel, ganador del premio Nobel de la Paz, y Juan Gelman, escritor y periodista, el paraguayo, Martín Almada, que tiene en su haber el premio Nobel Alternativo de la Paz, y el obispo emérito brasileño Pedro Casáldiga, quienes califican de «imperialista» a la misión.

En una carta enviada a los presidentes de los países participantes de la misión, estos y otros firmantes consideran que la «supuesta operación de paz» es en realidad una ocupación militar «injustificable e inmoral», que viola la soberanía haitiana.

También proponen la adopción de un cronograma de retiro y destinar los 800 millones de dólares al año que consume la Minustah para obras sociales y desarrollo en Haití.

Marcelo Carreiro, experto en relaciones internacionales de la Universidad Federal de Río de Janeiro, señaló a IPS que después de las elecciones de este año existen innegables condiciones favorables para la salida del contingente de la ONU.

«Es necesario explicar porqué Brasil tendría que permanecer con tropas militares en un país cuya ayuda humanitaria es mucho más apremiante, sostuvo.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=99366