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Elecciones en México

Una nación dividida

Fuentes: Rebelión

Cualquiera que sea el resultado de las recientes elecciones efectuadas en México, la conclusión principal a que nos conduce su análisis es que nos encontramos ante una nación profundamente dividida. Y eso es peligroso. De una parte tenemos la continuidad neoliberal y el creciente enriquecimiento de la burguesía; de la otra, el peso de cuarenta […]

Cualquiera que sea el resultado de las recientes elecciones efectuadas en México, la conclusión principal a que nos conduce su análisis es que nos encontramos ante una nación profundamente dividida. Y eso es peligroso. De una parte tenemos la continuidad neoliberal y el creciente enriquecimiento de la burguesía; de la otra, el peso de cuarenta millones de pobres. Hay que mantener la estabilidad a toda costa porque se trata de un polvorín altamente explosivo. Su estallido no beneficiaría a nadie. Volveríamos al pasado: Carranza contra Huerta, Obregón contra Carranza, Villa contra Obregón, Zapata contra Carranza, Calles contra Obregón. ¿A dónde conduciría eso?

La otra conclusión a que debemos llegar es que el PRI está terminando sus días y el desplome sufrido en el Congreso y en la pérdida del treinta por ciento de su voto duro indican que el legado que recibió de la revolución de 1910 se ha extinguido. Las banderas de Zapata están ondeando ahora sobre las crestas del PRD.
López Obrador, con justas razones, ha puesto en duda el valor de los cómputos del IFE. Por ello mismo el veredicto final debe ser de una limpieza y claridad irrebatibles. No debe caberle la menor sombra de duda a ningún ciudadano sobre la probidad y exactitud del escrutinio. La ingobernabilidad vuela sombría sobre las estructuras civiles de este país. No debemos permitir que descienda y esparza su ponzoña destructora.
La tercera conclusión es que pese a todos los errores del foxismo, a su desastrosa administración, a su calamitosa política exterior, a su abandono de la soberanía y su postración ante los intereses imperiales, la mitad del pueblo mexicano acepta ese desgobierno y trata, incluso, de prorrogarlo en su sucesor. Quizás muchos estimen que Felipe Calderón no es necesariamente una reproducción del aciago Fox y hará una política independiente, más inteligente, menos sometida a los intereses del norte. Quizás, pero hay que ser demasiado optimista.
Pero lo que demuestra esta votación es que los mexicanos, pese a todos sus contratiempos y cuitas, se apegan a un cierto conservadurismo, a una prudencia que le preserve el changarro, la tele y el vocho─, a quienes lo tienen. Demuestra que una gran parte de los mexicanos desea mantener a este país como un mercado seguro de los productos industriales norteamericanos, un suministrador de materia prima y mano de obra, con una democracia virtual donde la opinión es regentada desde los medios masivos de comunicación; un Estado cercado y restringido donde sus funciones son entregadas a la iniciativa privada.
¿Y si triunfase Calderón, dónde quedaría el proyecto nacionalista de defensa de la nación frente a la expansión imperial? Es evidente que López Obrador, con sus millones de votos es una fuerza con la que habrá que contar. No será tan fácil el entreguismo que Bush demanda de sus vecinos. El desarrollo de las fuerzas productivas no podrá prescindir de esa izquierda que se ha vertebrado en torno a la figura del tabasqueño, por tanto, el esfuerzo no ha sido en vano. No se podrá saquear impunemente, o al menos en silencio, porque hay otro México que estará vigilante.
Lo que sí esta claro es que se va a perpetuar por otro sexenio la desigualdad social entre poseedores y desposeídos. El país de los letrados que desayunan en Sanborn´s prevalecerá sobre la tierra desguarnecida de los analfabetos que sólo comen maíz. Los jornaleros de baja paga, los maquiladores, las muchedumbres de emigrantes que escapan a Estados Unidos, los campesinos que sólo se nutren de lo que logran sembrar, esos, no tendrán voz ni representación.
La bolsa subió ayer y el peso se fortaleció frente al dólar. La burguesía ve los laureles al alcance de su mano. Los banqueros deben haber hecho mejor digestión de su habitual solomillo con champiñones. Pero este episodio no ha terminado. Nos recuerda los días amargos de la decisión final en la elección sobre Bush y Gore. Los cubanos de la Florida fueron diestros en el arte del fraude y la bribonada en la anulación de boletas del sector negro favorable a Gore.
Nos recuerda las elecciones rusas donde los anuncios en televisión del corrupto Yeltsin fueron preparados por Video Internacional, filial de Bains & Co., del Boston Consulting Group. Los dólares fluyeron por tuberías enviados por la CIA para garantizar la elección de quien les sería fiel. Fueron los asesores de imagen estadounidenses quienes aconsejaron a Yeltsin a bailar rock & roll en la televisión. Ello demuestra hasta que punto el grupo de halcones de Bush está dispuesto a gastar millones para influir en la opinión electoral en todo el mundo y elegir a los candidatos de su devoción.
Ya lo dijo Don Porfirio: «¡Pobre México! ¡Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos!»