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Entrevista a Hugo Cores, del Partido por la Victoria del Pueblo

Uruguay no podrá pagar la deuda a costa del hambre de sus niños

Fuentes: Brecha

El Partido por la Victoria del Pueblo (pvp) es el único grupo frenteamplista que acude en soledad a la elección del domingo. Para su líder, ello se debe a sus particulares señas de identidad, que llevan al grupo a plantear reivindicaciones propias, como la lucha contra la impunidad y la reconstrucción de la memoria histórica. […]

El Partido por la Victoria del Pueblo (pvp) es el único grupo frenteamplista que acude en soledad a la elección del domingo. Para su líder, ello se debe a sus particulares señas de identidad, que llevan al grupo a plantear reivindicaciones propias, como la lucha contra la impunidad y la reconstrucción de la memoria histórica.

-¿Cómo se ubica el pvp dentro de la izquierda?

-Nos presentamos con una lista, la 567, que no ha hecho acuerdos electorales con ningún grupo. Aspiramos a tener representación parlamentaria desde el momento que creemos que tenemos algo propio para decir, algunos temas que si bien forman parte del acervo programático del Frente no siempre se levantan con la insistencia necesaria ni se hace campaña en torno a ellos. El segundo elemento es que, a diferencia de otros grupos del fa, creemos en la interacción de sus grupos en la interna. Rescatamos el valor de la unidad, las instancias de intercambio conjunto. Es algo a destacar que en el fa hay procesos de elaboración colectiva y en ellos sentimos que tenemos como pvp algo distinto que decir, con una tradición propia, distinta a otras. Por supuesto que tenemos disposición a acompañar el cumplimiento del programa, que Tabaré ha dicho será la Biblia del gobierno en los próximos cinco años, y también para colaborar con la gestión. Si se diera que alguno de nosotros fuera convocado a integrar el elenco de gobierno, no tenemos dudas en cuanto a eso.

Nosotros nos proponemos bregar por una militancia permanente, de respaldo al programa, porque van a surgir nuevas aristas, nuevas demandas, y pensamos que sería muy positivo que el estímulo para las nuevas generaciones y la gente que se reincorpora no se pierda. Un gobierno que se propone llevar adelante un programa a contracorriente como éste precisa de movilización políticamente organizada de acuerdo con un programa y con una estructura orgánica.

Eso el gobierno tendrá que aprovecharlo a partir del 1 de marzo, porque tendrá que remar contra la corriente que predomina en el mundo, que es el neoliberalismo duro y puro, y para ello hacen falta más brazos que los del elenco gobernante.

-Más allá de ese marco general de coincidencias con el resto de la izquierda, ¿cuáles son los elementos distintivos del pvp?

-Tenemos una sensibilidad muy especial respecto a la subsistencia de la impunidad y del fenómeno reciente que se dio en el gobierno de Jorge Batlle (que se precia de ser tan liberal y tan constitucionalista), de ejercicio de una presión descarada desde el Poder Ejecutivo hacia la justicia. El hecho de que se impida el ingreso de los antropólogos forenses al predio del Batallón 13 es de una gravedad extrema, porque se está rompiendo el equilibrio institucional del país y se está interviniendo en un ámbito que la Constitución indica es propio de los fiscales y de los jueces. Y no se trata de un tema menor sino de algo que tiene tremenda fuerza simbólica para el pueblo uruguayo: quienes aspiran a entrar allí para confirmar si hay indicios de remociones de tierra están buscando los restos de héroes de la resistencia a la dictadura, como Elena Quinteros, Julio Castro, Manuel Liberoff, Tassino, Bleier.

Otro importante aspecto es el proyecto de país productivo, contrastado con el proyecto de plaza financiera, paraíso de especuladores y de evasores. Pero junto con eso ponemos el énfasis en la redistribución del ingreso, en el aumento de los salarios, en el fuero sindical, en un Ministerio de Trabajo que sea defensor de las leyes obreras, en los consejos de salarios.

Otro aspecto es la reconstrucción de la memoria histórica, que es el dolor pero también es la resistencia. En este país hubo durante años decenas de miles de héroes que terminaron con sus huesos en la cárcel y no hay registro mnemotécnico, escrito, que reconstruya 11 o 12 años de presos permanentes, de gente que iba presa por intentar organizar un sindicato o por escribir en una pared «Abajo la dictadura» o «Libertad para Seregni». Nos parece que merecería un esfuerzo de la academia, de la prensa, de los partidos y también del Estado, que tendrá que facilitar la reconstrucción de la memoria.

-¿Estas reivindicaciones tienen apoyo en otros sectores de la izquierda, o son minoritarias?

-En el Congreso, en el pvp no llegábamos a 40 delegados. Sin embargo, la moción que nosotros impulsamos y que yo defendí recibió 400 votos, contra 570 que recibió la otra. Nosotros sentimos que representamos una sensibilidad que existe entre las bases comunistas, socialistas, del mpp, que es una sensibilidad levantisca, crítica. Y nosotros hicimos toda nuestra campaña en función de estos ejes, contra la impunidad, contra el despojo que han sufrido los trabajadores, contra la situación a la que ha sido sometida una parte de la población en los asentamientos marginales y toda la cuestión de la democratización de la sociedad y el Estado, los medios de comunicación (cómo favorecen a unos y discriminan a otros) y hemos encontrado buen eco en ese terreno. Y el domingo mediremos si estamos trillando por pensamientos que son suscritos por muchos o por muy pocos. Sería bueno que esa sensibilidad estuviera presente en la representación parlamentaria del fa.

-¿Cómo observan el proceso de agrupamiento por un lado de las fuerzas moderadas y por otro lado la fragmentación de los sectores más radicales?

-Algunas tendencias se han colocado en una posición que yo llamaría fronteriza, con cierto hostigamiento hacia el FA, que nosotros no compartimos. En la otra frontera los vemos poniendo menos énfasis en todo lo que nos separa del país de los blancos y los colorados, pero pensamos que es un proceso que no está decantado. Incluso hay nucleamientos que son muy heterogéneos, listas que en algunos casos están lideradas por auténticos dirigentes con trayectoria y estilo de izquierda, y que sin embargo allí viene gente que ni siquiera es de extracción frentista, que van a ingresar al Parlamento sin que veamos con claridad su perfil, cuál va a ser su rol. Las alianzas muchas veces se hacen con un sentido pragmático (que respetamos) para abaratar el costo de un legislador, pero instalan también un factor de retraso en el proceso de discusión.

-¿Y por qué ese proceso se ha dado con más fuerza entre los sectores moderados que en los que usted señalaba como con una actitud fronteriza o radical?

-Bueno, se ha dado un acuerdo electoral entre la Corriente de Izquierda, el 26 de Marzo, pero creo que cuanto más a la izquierda del espectro electoral frenteamplista nos encontramos, también hay mayores exigencias y son mayores las dificultades para encontrar los puntos de acuerdo, ya que funcionan con mucha fuerza cuestiones de principismo ideológico. Es posible también que el crecimiento frentista termine creando espacios más nítidos con zonas de confluencia.

-A la luz de las discrepancias que ha planteado el pvp con el senador Danilo Astori, ¿cómo visualizan la futura política económica del gobierno del fa?

-La decisión de Tabaré de asignar a Astori la conducción económica nos tomó por sorpresa, pero declaraciones posteriores pusieron las cosas en su lugar. Tanto Astori como Tabaré sostuvieron enfáticamente que de lo que se trata es de aplicar estrictamente lo resuelto en el Congreso Héctor Rodríguez, donde para nosotros tuvo mucho valor el trabajo del economista de la Vertiente Artiguista Carlos Viera. Compartimos lo que él dice en cuanto a que Uruguay no podrá pagar la deuda a costa del hambre de sus niños, ni hipotecando las posibilidades de crecimiento económico. Si se cumple con lo resuelto por el Congreso (que resuelve cosas generales, luego la vida de gobierno nos va a orientar) vamos a cinchar junto con el fa para que las dificultades que surjan se puedan resolver de manera unitaria. Y confiamos en el papel de la conducción de Tabaré, en su palabra empeñada en cuanto al Plan de Emergencia y en un líder que tiene capacidad de indignación frente a la injusticia. Sabemos que los planes económicos serán puestos al servicio de la solución de los problemas sociales.

-Otra discrepancia que ha sostenido el pvp con distintos sectores del fa tiene que ver con la ley de caducidad. ¿La solución del tema de los desaparecidos pasa por el cumplimiento del artículo 4, como se resolvió en el Congreso y fue planteado por los sectores mayoritarios, o además pasa por otro lado?

-Para aplicar el artículo 4 el gobierno tiene que decidir qué delito está comprendido en la ley de caducidad. Nosotros pensamos que hay crímenes que no están comprendidos en ella, por su calidad de delitos permanentes. En ese caso hay que dejar actuar a la justicia, y proporcionarle los elementos de información que están en poder del Ministerio de Defensa o el del Interior a efectos de que ella actúe con todos sus atributos y reconociendo todos los derechos que tiene toda persona acusada, en función del principio de que todos somos iguales ante la ley. En segundo lugar, pensamos que hay que dejar de poner trabas a las investigaciones que ya están iniciadas y que obviamente no están comprendidas en la ley de caducidad. No lo está la situación de Juan Carlos Blanco, o el caso de la nieta de Juan Gelman, y esos son pasos simbólicos de una enorme importancia. Precisamos que se disipe el clima de intimidación que existe sobre los testigos. En el caso del general Óscar Pereyra, el Centro Militar no puede desafiliarlo e impulsar un tribunal de honor ante el Ministerio de Defensa Nacional para un ciudadano que denunció la violación de derechos humanos. El Centro Militar viola la Constitución porque la inmensa mayoría de sus integrantes está en actividad, y ellos están asumiendo actitudes políticas que convienen al Foro Batllista. Y siguen creando un clima de intimidación para que la gente que tiene algo para decir sobre las cosas que ocurrieron hace 30 o 35 años no las diga. También es una vergüenza lo que ocurre en el caso del asesinato del científico chileno Eugenio Berríos, que hace nueve años que está postergado y que no está comprendido en la ley de caducidad. Y sobre eso hay que realizar movimientos que son de estricto cumplimiento de la Constitución y la ley. Movimientos simbólicos, austeros, despojados, pero que llamen al orden, porque no se puede participar de una posdata de la operación Cóndor (como fue el asesinato de Berríos) y seguir en actividad, al mando de tropa. Eso es una incrustación del terrorismo de Estado en las instituciones democráticas en una zona especialmente sensible como son las Fuerzas Armadas.