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Fuentes: Contratapa La República

Muchos temas de interés se desarrollaron durante la semana pasada: la reunión del Presidente con los representantes de los partidos acerca de las negociaciones con los Estados Unidos por asuntos vinculados al comercio ; la interpelación del Senador Larrañaga a los Ministros de Economía y de Relaciones Exteriores; una publicación con referencias a la realidad […]

Muchos temas de interés se desarrollaron durante la semana pasada: la reunión del Presidente con los representantes de los partidos acerca de las negociaciones con los Estados Unidos por asuntos vinculados al comercio ; la interpelación del Senador Larrañaga a los Ministros de Economía y de Relaciones Exteriores; una publicación con referencias a la realidad interna del campo militar del que se difundió un largo fragmento en el semanario Búsqueda.

Finalmente el matutino ladiaria dio a conocer el jueves 24 fragmentos de los informes elevados por los técnicos del gobierno que trabajan en torno al posible acuerdo de libre comercio con los EE.UU. y los comparó con el informe entregado a los partidos, entre ellos al Frente Amplio. Los dos primeros hechos tienen que ver con este punto, al que me referiré más adelante.

1- No voy a comentar el libro que devela aspectos de la interna militar. Será en otra oportunidad. De todos modos y más allá que buena parte de las ‘confesiones’ y acusaciones que allí se emiten se parecen demasiado a una operación de inteligencia, el volumen de información oficial que allí se maneja da una idea de algo sabido y a la vez nuevo: durante los veinte años de gobiernos colorados y blancos, los militares gozaron de una impunidad absoluta. Desde el Estado se les brindaron toda clase de protecciones, reaseguros y zalamerías.

De este modo, desde gobiernos que invocaban su carácter democrático, se contribuyó a fraguar, en el seno del colectivo militar, la idea que ellos estaban por encima de toda ley humana y divina. ‘La guerra’ les había otorgado la facultad de matar y perdonar, la suprimir la identidad a niños y la de desaparecer por treinta años a sus padres. La de matar sin siquiera un juicio sumario.

Gracias a los políticos conservadores (y cómplices), los vencedores de la guerra fueron también los triunfadores de la paz. Lo que ahora se publica muestra el poder y la ceguera de los antiguos represores. Muestra también el grado de chifladura que padecen ahora que sus soportes políticos ya no tienen la sartén por el mango . A los dispensadores del miedo les llegó la hora de probarlo.

2- En relación al abordaje de lo que se viene avanzando en materia de tratados, de la comparación de los dos documentos citados más arriba surge que el informe elaborado por los técnicos fue recortado y modificado para ser entregado a los partidos, entre ellos al Frente Amplio. En la versión modificada se eliminan alertas y señalamientos de las inconveniencias para Uruguay que podría contener un TLC con los EE.UU. Advertencias y señalamientos formulados, repetimos, por especialistas calificados de este gobierno y por él designados.

Dicho de otra manera, algún funcionario decidió que circularan dos versiones del informe. Una auténtica y otra trucha. Una para ser entregada a algunos legisladores y otra a los representantes de los partidos y del Frente Amplio.

¿Qué es lo que puede explicar una decisión tan desacertada como esta?

Recortar y maquillar los términos de un informe técnico acerca de un tratado a ser firmado por el país es una conducta inadmisible.

Dada la naturaleza de un tratado, donde un artículo suele condicionar la totalidad, las observaciones de alerta o riesgo para el país y su gente no pueden ser ni siquiera resumidas, invocando razones de tiempo o para no aburrir al lector.

¿Se ha medido las consecuencias de una actitud como la asumida?

Ha sido, además, una salida chapuceada. ¿A quiénes se les brindó el informe completo?

A quienes se suponía estaban en una actitud de apoyo incondicional a la suscripción de un tratado con los EE.UU. Pero el chapucero se equivocó y le entregó el documento ‘posta’ a alguien que, de inmediato, se lo pasó a la prensa.

Y si la prensa que responde a los partidos conservadores no hizo un escándalo con el asunto es porque ellos también están apoyando un TLC con los EE.UU.

Por eso el asunto no fue recogido por los ‘periodistas objetivos’ del oligopolio mediático. Quizás no falte quien argumente que ‘no habiendo aparecido en la TV, el asunto no existe’. Ya alguna vez se han oído argumentos de ese tipo, también equivocados. Respetar los términos de una discusión democrática dentro de la izquierda es un valor que no se puede dejar en suspenso por las ‘urgencias’ del momento o para evitar los tedios y las ‘incomodidades’ de una discusión prolongada.

3- La materia sobre la que se discute, dentro y fuera del gobierno, es la posibilidad de un tratado de enorme importancia para el presente y el futuro del país.

Algunos frenteamplistas, entre los que estamos, piensan que un TLC como el propuesto sería altamente negativo y se apartaría de manera tajante no solo de las posiciones adoptadas recientemente por los órganos de conducción del FA sino también de una larga trayectoria de lucha antiimperialista, que está en los orígenes mismo del FA como instrumento popular.

En las últimas semanas muchas voces calificadas, del campo político de la izquierda y también de los medios académicos, se han alzado para reclamar una discusión franca y transparente sobre el tema.

No se trata sólo de un derecho que poseen los partidos, las organizaciones sociales y los ciudadanos todos. Se trata de la obligación que tenemos todos de escrutar con esmero los términos de un tratado de tan vasto alcance como el que se propone.

Una decisión que si se adopta tendrá la fuerza de una norma reguladora de áreas esenciales de nuestra realidad nacional. Un tratado de ‘comercio administrado’ nada menos que con la principal potencia económica y militar del planeta.

Como fuerza política mayoritaria debemos discutir la cuestión con todas las opiniones sobre la mesa. Por ejemplo, el punto de vista de la Red de Economistas de Izquierda.

También con las organizaciones sociales, el PIT-CNT, FUCVAM a las que nos unen momentos claves de nuestra trayectoria, como el plebiscito en defensa de ANCAP. Y las entidades que agrupan a los empresarios de las ramas industriales que podrían ser afectadas por el TLC.

4- Hay una observación, que desapareció de la versión podada, que tiene que ver el cese que un TLC impondría a las disposiciones del TOCAF que regulan las compras del Estado a favor de la producción nacional. Deberá conocerse el punto de vista de los técnicos y las autoridades de las empresas públicas y de las privadas.

Otras advertencias formuladas por los técnicos tienen importancia: «También (el TLC) limita la responsabilidad de los proveedores de servicios de Internet. Las disposiciones contenidas en el capítulo de Observancia inciden en derechos fundamentales de la personalidad como los referidos a la libertad, privacidad y datos personales, dice el informe que, en ese tramo fue censurado». ¿Son desdeñables estas observaciones? No lo son. Atañen a las cuestiones de fondo de las definiciones de los partidos.

También habrá que oír a la cátedra. Cotejar más de una opinión en materia de doctrina. En suma un debate democrático sobre cuestiones de fondo.

¿Cuándo y cómo haremos esas evaluaciones? ¿De cuánto tiempo dispone la ciudadanía y el sistema político para resolver estas cuestiones?

¿O todo lo haremos a los apurones y chapuceramente porque ellos, los gobernantes norteamericanos, están apurados por los plazos que les impone su Congreso?

Para tener opinión propia, en nuestra democracia y no en la de ellos, la ciudadanía precisa tener todos los elementos de juicio que existan sobre el tratado. Y tiempo para estudiarlo y discutirlo.