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Honduras

Vivimos en una selva de cinco estrellas

Fuentes: Rebelión

Si alguna derecha se puede preciar de irracional ésa es la hondureña. Balbucea en un mundo donde las mañas tienen mejor estilo y es gorila en una selva donde los monos mas taimados del mundo tratan de esconder su cola. Es muy incómodo vivir en un ambiente donde las palabras dejaron de ser inocentes y […]

Si alguna derecha se puede preciar de irracional ésa es la hondureña. Balbucea en un mundo donde las mañas tienen mejor estilo y es gorila en una selva donde los monos mas taimados del mundo tratan de esconder su cola. Es muy incómodo vivir en un ambiente donde las palabras dejaron de ser inocentes y el término golpe de Estado golpea la lógica pueril de estos amigos de las letras torcidas que escriben «sucesión constitucional» como si la democracia fuera herencia que se trasmite entre vivos o como si esta Honduras harapienta tiene la necesidad de mantener los fastos de esquilmadores monárquicos.

¿Cómo es posible que una democracia exista en un Estado en que están vedadas la indagación y la reflexión crítica, y en la que se ha prohibido formular cualquier clase de preguntas? ¿Cómo es posible que éstos que se creen dueños de Honduras bendigan la muerte de tanta gente inocente e irrespeten los derechos fundamentales y sigan diciendo con la hipocresía más impune del mundo que vivimos en democracia?

La verdad de los fusiles sin lugar a dudas está por encima de las aspiraciones del pueblo. Esto es normal en un Estado oligárquico en que el término «pueblo» es una ficción de páginas constitucionales y en el que los intereses de los empresarios se erigen como los bienes sagrados de una propiedad privada que fue bendecida desde un principio por los burgueses de Francia y sus revoluciones; y cuyo valor jurídico en estas selvas de dios está por encima de cualquier otro valor, incluso la vida, como lo han demostrado las Fuerzas Armadas.

La democracia para éstos es un procedimiento de tinta y papel, y sus grandes valores como la participación del pueblo en la decisión de los problemas más urgentes, se convierte para ellos en la más grande herejía, porque en su lógica medieval no se puede ser tan irresponsable de dar al pueblo el peso de decisiones que sólo se cocinan en misas negras y en reuniones de etiquetas al margen de ese mar de mal vestidos y descamisados.

Éstos que vindicaron el golpe de Estado como una acción democrática hoy piden al mundo un reconocimiento internacional. Ellos piensan que el mundo se olvida de todo como nos han enseñado a olvidar a nosotros. Claro que hay unos que padecen de amnesia como el Presidente Español que apadrinado en un partido de izquierda contradictoriamente le hace de paje geopolítico a la diplomacia estadounidense. Esto debe de servir de reflexión profunda al votante español que siendo de izquierdas se decanta por la moderación, una amiga casi inseparable de la cobardía.

Cómo se va aceptar al Gobierno de Honduras si las violaciones a los derechos humanos continúan. Hace pocos días ametrallaron a unos miembros de la Resistencia Nacional en su sede. Los Jueces por la Democracia ,colectivo creado por el Abogado Guillermo López, hoy llevan más de una semana de huelga de hambre sin ser escuchados por pronunciarse en contra del golpe de Estado, y realizar una acción constitucional de amparo a favor del Presidente Zelaya, cuyo único requisito constitucional es ser ciudadano.

Mientras esto pasa el Gobierno de Honduras no merece formar parte del mundo civilizado. Es necesario que respeten la libre expresión, la vida y la integridad física de las personas, el derecho al trabajo digno de los jueces y se interesen por escuchar el fervor popular del pueblo en resistencia que pide un nuevo orden constitucional en el que el pueblo sea sujeto de cambios y los recursos estratégicos no sean regalados a perpetuidad al capital trasnacional.

Si esto no ocurre el Gobierno de Honduras no merecerá formar parte del mundo civilizado y seguirá mereciendo el derecho de gobernar una selva de cinco estrellas.

Selvin Aguilar. Escritor Hondureño

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.