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De regreso por Uruguay

Volver…

Fuentes: Rebelión

1. Volver a Uruguay siempre encierra un descubrimiento y un redescubrimiento, mucho más si se trata de pasar en el país casi un mes como no sucedía desde hace mucho tiempo, y en un momento que se vive un proceso político interesante con el gobierno del Frente Amplio, aunque con las contradicciones propias de ese […]

1. Volver a Uruguay siempre encierra un descubrimiento y un redescubrimiento, mucho más si se trata de pasar en el país casi un mes como no sucedía desde hace mucho tiempo, y en un momento que se vive un proceso político interesante con el gobierno del Frente Amplio, aunque con las contradicciones propias de ese tipo de procesos.

2.
Presenciar un recital de Daniel Viglietti, nada menos que en el Teatro Solís, con toda la fuerza de la memoria, cantando viejas y nuevas canciones, refrescarme con La Luna de Valisas y emocionarme con Que lejos está mi tierra

3.
Escuchar un excelente grupo de rock como el Cuarteto de Nos profundamente crítico del sistema y hasta de sí mismo dentro del sistema, con un tono sarcástico, letras marcadas por la sociedad de las comunicaciones y el consumo y ritmos influenciados por Los Beatles y las nuevas hondas rockeras, aunque para algunos eso parezca contradictorio y tal vez pueda serlo.

4.
Ver a Mario Benedetti recibiendo una condecoración del presidente venezolano Hugo Chávez en el viejo y querido Paraninfo de la Universidad de la República, monumento histórico de las luchas populares de Uruguay y América Latina, donde habló el Che y se forjaron tantas voces conjuntas de estudiantes y trabajadores.

5.
Encontrase con un proceso que ha logrado cosas para destacar, como el juzgamiento a los dictadores Juan María Bordaberry y Gregorio Álvarez y otros connotados asesinos y violadores de los derechos humanos; el Sistema Nacional de Salud que da cobertura a toda la población; la inmunidad sindical y el fortalecimiento de los Consejos de Salarios; el Plan de Emergencia primero y el de Equidad ahora; la Reforma Tributaria; el apoyo a la producción nacional y el fortalecimiento de algunas empresas estatales fundamentales como ANCAP (petrolera estatal) o ANTEL (telefónica estatal); los acuerdos con Venezuela y el afianzamiento de las relaciones con ese país; la apuesta a una integración de América Latina; la próxima reforma de la educación con el fortalecimiento de la educación publica, laica, gratuita y obligatoria; la Ley de salud sexual; la Ley de reparación a ex presos y exiliados políticos; la futura Ley de Defensa que destierre totalmente la Doctrina de Seguridad Nacional y siente las bases para construir unas fuerzas armadas vinculadas a su pueblo; el apoyo a la producción nacional y a la creación de empleo; la Ley del Migrante; la Ley de Medios de Comunicación Alternativos; el trabajo del Ministerio de Agricultura apostando a las pequeñas economías agrícolas y el aumento del reparto de tierras a través del Instituto de Colonización.

6.
Percibir las contradicciones entre quienes quieren ir más allá de estos pequeños grandes logros y quienes se aferran a no profundizar los cambios. Percibir además la falta de un debate serio sobre la instalación de la ya famosa planta de celulosa de la empresa finlandesa Botnia sobre el río Uruguay, porque se cayó en la discusión sobre una posible contaminación, se dio manija a un diferendo entre Uruguay y Argentina y no se colocó sobre la mesa la necesidad de debatir sobre cuál es el modelo de desarrollo de mediano y largo plazo que aspira el gobierno progresista uruguayo, como debería hacerlo el gobierno de Argentina y todos los gobiernos de izquierda de la región que tampoco lo han hecho, un modelo que suponemos debería apartarse de la depredación economicista propuesta por el neoliberalismo y el estalinismo.

7.
Notar, como se nota de afuera, que gran parte de la diplomacia trabaja contra el gobierno, contra una propuesta progresista y en lugar de responder al proyecto político gobernante responde a proyectos extraños forjando en forma soterrada alianzas por un TLC (Tratado de Libre Comercio) con Estados Unidos, serruchándole el piso al Canciller y contradiciendo al propio Presidente Vázquez, sin hacer nada por fortalecer la unidad latinoamericana o promover al país en el exterior, de cóctel en cóctel.

8.
Percibir que el gobierno uruguayo no sabe comunicar y no tiene quien lo ayude porque la Secretaría de Prensa de la Presidencia demuestra falta de profesionalismo y de visión política para comunicar. Entonces el presidente Vázquez queda solo en medio de los medios y de las contradicciones.

9.
Sentir que el Frente Amplio ha logrado interpretar la sociedad uruguaya integrando a distintos sectores con diversas miradas, pero con una acción unificadora de izquierda. Antes los partidos tradicionales blanco y colorado lograban mostrar una imagen de diversidad que en la realidad servía para construir la hegemonía de la derecha.

10.
El Frente Amplio tiene diversas miradas, algunas volcadas más hacia la derecha, otras ubicadas más al centro y el liderazgo de la izquierda se ubica en el Ministro de Ganadería José Mujica, quien, sin embargo, tiene la capacidad de dialogar, unificar criterios e interpretar la idiosincrasia uruguaya como pocos, así su sector, el MPP (Movimiento de Participación Popular), se ha transformado en la principal puerta de entrada para mucha gente que antes huía de la izquierda.

11.
Mujica es un veterano líder tupamaro, rehén de la dictadura uruguaya que gobernó el país entre 1973 y 1985, filósofo de la vida, hombre de campo y de ciudad, genio del sentido común, y líder político que ya ha logrado trascender la frontera del Frente Amplio para transformarse en líder nacional, quien junto a Tabaré Vázquez, es el político más popular del Uruguay. Ha logrado consolidar la unidad del gobierno y del Frente incluso aceptando decisiones con las que claramente no estaba de acuerdo, demostrando dotes de conciliación y de estadista en un país sumamente politizado, en el que todo se discute y se dialoga con apasionamiento desde el boliche hasta la Universidad, pero sin ir a grandes enfrentamientos.

12.
El MPP, surgido del tronco del MLN-T (Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros) ha interpretado la realidad y se ha constituido en una especie de frente dentro del Frente Amplio, logrando abarcar todo el espectro histórico de la política uruguaya con bases de izquierda, blancas y coloradas progresistas, y presentado además ante la sociedad un sector moderado y uno más radical que son unificados por el camino y por la impronta marcada desde Mujica. En este momento, a dos años de las elecciones sigue siendo el sector mayoritario dentro del Frente con el 33 por ciento de preferencia del electorado de la fuerza gobernante, y tiende a crecer. Con un trabajo más acentuado de la militancia, el fortalecimiento de una imagen ética ante la opinión pública y una mejor comunicación con los jóvenes asumiendo su lenguaje y sus reivindicaciones, en un año puede pasar el 40 por ciento.

13.
Dentro de ese panorama, y ante la negativa de Vázquez de ir a la reelección, para lo que se necesitaría una reforma constitucional, Mujica aparece como posible candidato y posible futuro presidente, pero para eso tendrá que sortear el embate de la derecha que utilizará todas las mañas para golpear su posible candidatura.

14.
El problema que presenta el MPP y el Frente Amplio, es el recambio a mediano plazo, la falta de jóvenes no tan jóvenes con capacidad de liderazgo y proyección más allá de pequeños círculos, gente de cuarenta años o un poco más con el carisma necesario para tomar la posta por tener ascendencia, ser respetados, tener una imagen incorruptible, capacidad de diálogo con las masas, consistencia política, la apertura necesaria para interpretar la cultura uruguaya, ser creíbles como representantes de esa cultura, y la capacidad de una mirada global para conducir un proyecto transformador, de quiebre. Lamentablemente no los hay.

15.
Ahora que el Presidente Rafael Correa acaba de emitir un Decreto Presidencial otorgándome la nacionalidad ecuatoriana por servicios relevantes a Ecuador, el regreso a Uruguay me ratifica que ya soy un poco de todas partes, que el camino está en todas partes, y que es un momento histórico fundamental para los dos países y para casi toda la América del Sur.

16.
En fin, este viaje me reivindicó al Uruguay y me dejó claro que falta mucho por hacer, pero hay que hacerlo, y aunque el camino está lleno de contradicciones, se está caminando, y eso es bastante aunque sea poco, porque al final de cuentas la vida es un soplo, y el período de un gobierno no es nada en la telaraña de la historia…