Sesenta menores mueren de manera violenta cada mes
Mario Suárez y Gerson Meza, de 18 y 19 años respectivamente, ex estudiantes del Instituto Técnico Honduras (ITH), fueron sacados de una vivienda el pasado 30 de agosto por sujetos que vestían uniformes de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (Atic). Después de ser brutalmente torturados, los jóvenes fueron ejecutados y sus cuerpos abandonados en un predio en las afueras de la capital. De acuerdo con datos de Casa Alianza Honduras, cerca de 60 menores de edad son asesinados mensualmente en el país. También reportó una tasa de 32,8 homicidios de niños y niñas por cada cien mil habitantes en 2017.
Más de 15 mil niños, niñas y adolescentes duermen en las calles y cada hora dos menores de edad abandonan el país. Son más de 417 mil los menores explotados como fuerza de trabajo en Honduras, asegura Casa Alianza.
Tras la muerte violenta, la noche del 2 de septiembre, del joven estudiante universitario Kevin Mencía, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) informó que suman 121 los estudiantes de este ateneo asesinados en la última década.
En su más reciente Boletín Especial[1], el Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la UNAH afirma que más de 1,522 estudiantes de todos los niveles educativos fueron asesinados en Honduras entre enero de 2010 y marzo de 2018.
El 52,6 por ciento (802) de las víctimas eran estudiantes de educación media.
Datos dramáticos que deben ser contextualizados para poder entender lo que realmente está pasando.
No es un caso, por ejemplo, que el brutal ajusticiamiento de Mario y Gerson se diera en un contexto de importantes protestas estudiantiles que fueron reprimidas tenazmente por la policía.
«Estamos inmensamente preocupados. El secuestro y ejecución de los dos muchachos se da inmediatamente después de la exitosa movilización convocada por la Convergencia contra el Continuismo.
Además, en medio del llamado de auxilio que recibimos por parte de jóvenes que han demostrado su rechazo al golpe militar del 2009 y el golpe electoral del 2017″, dijo a La Rel, Bertha Oliva, coordinadora del Cofadeh[2]. No quieren que los jóvenes levanten la cabeza
«Me parece que está arreciando una campaña para acabar con la esperanza e infundir miedo y terror en la población, atacando especialmente a la juventud por su rebeldía.
No quieren que los jóvenes levanten la cabeza, cuestionen el sistema político y económico, se movilicen y avancen propuestas innovadoras», explicó Oliva.
Para la coordinadora de Cofadeh, los que están operando son estrategas del horror y el terror, con una gran capacidad logística. Son escuadrones de la muerte.
«Cuando hablamos de escuadrones de la muerte y de ejecuciones arbitrarias y sumarias, estamos hablando de estructuras que operan al margen de la ley, pero con la complicidad de autoridades del Estado.
A la juventud -continuó Oliva- se le está negando la infancia, la educación, la posibilidad de desarrollarse en un ambiente sano y con oportunidades.
Crecen en medio de la pobreza y expuestos a ser víctimas de la delincuencia, del crimen organizado y el narcotráfico, o a ser adoctrinados militarmente a través de programas como Guardianes de la Patria.
Si levantan la cabeza son reprimidos y asesinados.
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