Sonará de Perogrullo, pero es la verdad: con el resultado de las elecciones del pasado domingo, en Uruguay no sólo finaliza un período, sino que comienza otro distinto. Muchos se preguntan hasta donde podrá y querrá avanzar en su programa de cambios el Frente Amplio. La respuesta es sencilla: avanzará hasta donde lo empuje el […]
Sonará de Perogrullo, pero es la verdad: con el resultado de las elecciones del pasado domingo, en Uruguay no sólo finaliza un período, sino que comienza otro distinto. Muchos se preguntan hasta donde podrá y querrá avanzar en su programa de cambios el Frente Amplio. La respuesta es sencilla: avanzará hasta donde lo empuje el pueblo.
Si todos nos vamos para nuestras casas y nos sentamos a esperar que pase por nuestra puerta el cadáver del neoliberalismo, seguro que tendremos que aguardar bastante tiempo. Hoy más que nunca se necesita un pueblo organizado y conciente, con sus organizaciones sociales en permanente estado deliberativo, activas y alertas, analizando y proponiendo, apoyando y exigiendo.
Todo en el universo es cuestión de correlación de fuerzas, desde la traslación de los planetas hasta el vuelo de un grano de polen. Si nuestro movimiento obrero no le toma la palabra al doctor Tabaré Vázquez, y comienza a reconstruirse sobre la base de la finalización de la persecución anti sindical que medró en este país desde los años 60 a esta parte; poca fuerza se tendrá cuando sea necesario reclamar lo prometido. De los trabajadores dependerá también que nuestra central sindical no supedite su estrategia a la del partido político al cual pertenecen el 99 por ciento de sus dirigentes.
Algo parecido puede decirse sobre el trabajo a efectuar por los organismos defensores de los derechos humanos: el tema debe permanecer sobre la mesa. La Verdad y la Justicia no vendrán a instalarse automáticamente el próximo 1º de marzo, cuando el doctor Tabaré Vázquez jure por su honor defender los altos principios de la Patria. Habrá que seguir luchando hasta que el sol alumbre sobre esas oscuridades. El nuevo gobierno estará sometido a la coacción de distintos grupos de presión, muchas veces antagónicos. De la fuerza que tenga cada uno dependerá el resultado final. La lucha continúa, en mejores condiciones que hasta ahora, pero sin duda que continúa.