Hace un año, el 7 de febrero de 2006, el pueblo haitiano dio un ejemplo de civismo y deseos de ver fortalecer la democracia en esta primera República negra del mundo, acudiendo contra los pronósticos, masivamente a las urnas, para dar la victoria al candidato de la coalición Lespwa, Rene Garcia Preval. Aun cuando sus […]
Hace un año, el 7 de febrero de 2006, el pueblo haitiano dio un ejemplo de civismo y deseos de ver fortalecer la democracia en esta primera República negra del mundo, acudiendo contra los pronósticos, masivamente a las urnas, para dar la victoria al candidato de la coalición Lespwa, Rene Garcia Preval. Aun cuando sus opositores alegan que no logró la mayoría de los votos para obtener la victoria en primera vuelta, no menos cierto es la distancia abismal de cerca de 38 puntos que lo separaba de su principal contrincante el catedrático Leslie Manigat y las graves denuncias de irregularidades, hechas por miembros del Consejo Electoral Provisional (CEP), las cuales buscaban irrespetar la voluntad popular.
Tras un periodo de traspaso de poder cuya duración de 3 meses inusualmente contados en el mandato presidencial que termina el 7 de febrero del 2011, Preval se juramentó en mayo del año pasado. Formó semanas después un gobierno integrado por 6 partidos de la antigua oposición a «Lavalas», corriente política indudablemente protagonista de su victoria en las urnas
Paradójicamente el mandatario haitiano para cuidar sus relaciones especialmente con USA, Francia y Canadá, ha estado políticamente obligado a tomar distancia de «lavalas» derrocado del poder en febrero del 2004 alegadamente por esta triangular participación externa. En este contexto ha sido duramente criticado por su silencio ante las operaciones militares de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTHA).
Desde la víspera de Navidad del año pasado las victimas mortales de dichas operaciones han sido hasta ahora en su mayoría mujeres y niños ajenos al fenómeno de los secuestros y de la inseguridad que los militares extranjeros dicen combatir en los barrios populares de la capital haitiana, con «luz verde» del Jefe de estado, según Edmond Mullet, jefe civil de la MINUSTHA
Sin embargo respecto a otros «dossiers» de la política exterior el gobierno haitiano se ha mostrado más independiente de la influencia particularmente de Washington, fortaleciendo las relaciones con Cuba y Venezuela. Al mismo tiempo que ha hecho públicas sus críticas de las repatriaciones de ex reos desde USA y Canadá cuya presencia alimenta la criminalidad, afirman los oficiales haitianos.
Si bien Preval haya definido áreas prioritarias de su gestión tales como el desarrollo del turismo, la inversión extranjera, la renovación y expansión de la red de carreteras, la producción agrícola, 9 meses de gobierno. Parece no haber sido aun suficientes para dejar la percepción del inicio de la implementación de políticas públicas promisorias para el pueblo haitiano.
El último informe del «tanque» de cerebros del Grupo de Crisis Internacional revela preocupaciones sobre la violencia que no se ha podido controlar pese a la presencia de la comunidad internacional. Lo cual no favorece la inyección de capitales en las áreas prioritarias del mandatario cuyo Presupuesto Nacional depende a 60% de la ayuda extranjera.
Ya se habla de cambios en el equipo gubernamental para redefinir las prioridades, fortalecer la imagen y el liderazgo del presidente con el fin de concretizar a través de un diálogo efectivo, un acuerdo de gobernabilidad indispensable para alcanzar los objetivos sociales, económicos y políticos que aun constituyen un desafío para Preval en este segundo mandato en un país cuya mayoría de la población no ha cesado de ver degradar sus condiciones de vida en los últimos años.