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Los ajustados resultados electorales no despejan la grave crisis política de Ucrania

Fuentes: Gara

El recuento auguraba un empate técnico entre las formaciones alineadas con el primer ministro, Yanukovich, y el bloque naranja, de Timoshenko y el presidente, Yushenko. Todo apunta a que las elecciones adelantadas por este último no resolverán la crisis política en Ucrania. A medida que se completaba el escrutinio de las elecciones legislativas del pasado […]

El recuento auguraba un empate técnico entre las formaciones alineadas con el primer ministro, Yanukovich, y el bloque naranja, de Timoshenko y el presidente, Yushenko. Todo apunta a que las elecciones adelantadas por este último no resolverán la crisis política en Ucrania.

A medida que se completaba el escrutinio de las elecciones legislativas del pasado domingo, el Partido de las Regiones, del primer ministro Viktor Yanukovich, se perfilaba como el vencedor de las elecciones por delante del Bloque Timoshenko, en cabeza durante los primeros recuentos de las urnas. Lejos, en el tercer puesto, quedaba Nuestra Ucrania, del actual presidente, Viktor Yushenko.

Más allá, y escrutado el 81,84% de los votos, el más lento aporte de los datos de las urnas en las regiones orientales -menos entusiastas de Occidente en comparación con la Ucrania «polaca»- auguraba un empate técnico entre las formaciones naranja -del presidente y de la igualmente prooccidental Yulia Timoshenko- y el bloque bautizado -con inexactitud- bajo el paraguas de prorruso. Este bloque incluye, además de al Partido de las Regiones, al Partido Comunista y a los socialdemócratas, que sí lograrían superar la barrera del 3% para acceder a la Rada (Parlamento).

Si horas antes, y mientras los resultados parciales apuntaban a una victoria conjunta naranja (color elegido por la revolución de colores de finales de 2004) la OSCE ensalzaba la limpieza del proceso electoral, la inversión de esta tendencia llevó al presidente Yushenko a arrojar la sombra de la duda al denunciar la «lentitud» del recuento en el sur y este de Ucrania, concretamente en las regiones de Donetsk, Lugansk, Odessa y Crimea, tradicionalmente más contrarias a la ola pro-occidental naranja.

Con todo, lo ajustado del resultado -el Partido de las Regiones y el Bloque Timoshenko basculaban en torno al 32%, décima arriba, décima abajo, de los votos- auguraba un final de infarto. Y un panorama más abierto aún habida cuenta de que un escaso punto separaba al cómputo de apoyos para la «revolución naranja» y para los partidarios de una Ucrania más equidistante entre, por un lado, los proyectos occidentales y, de otro, el gran vecino ruso.

Elecciones como «solución»

Ucrania vive una grave crisis política iniciada prácticamente con el triunfo de la revolución naranja. Desavenencias entre sus dos valedores, Yushenko y Timoshenko, acabaron con esta última fuera del poder.

El bloque de Yanukovich venció en las legislativas del año pasado y, desde el Gobierno, ultimaba el control absoluto de la Rada. Aislado en su Presidencia, Yushenko reaccionó adelantando -al pasado domingo- las elecciones, en un intento de salvar su cargo.