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Haití, antes y después de la inminencia una tragedia anunciada

Fuentes: IELA

Traducido para Rebelión por Susana Merino

¿Quienes fueron los que buscaban la independencia?

La conquista de la independencia haitiana llevada a cabo a través de una verdadera guerra de esclavos contra el ejército de Napoleón en el año 1804, se convirtió en la primera revolución de esclavos triunfante en la historia de la humanidad reavivando en el continente las luchas por la independencia. La revolución haitiana producirá la ruptura con tres grandes lógicas de la época colonial; la esclavitud, la dependencia y la propiedad de la tierra. Los principales luchadores por la liberación colonial latinoamericana, como José Martí y Simón Bolívar, se inspiraron en la revolución haitiana. Las ideas internacionales de solidaridad y de apoyo recíproco estuvieron al mismo tiempo presentes en la estrategia política de los principales generales haitianos como Dessalines, Petion, Kristophe y otros que vencieron en todas las batallas contra el imperio francés.

En marzo de 1806, cuando gobernaba el padre de la patria haitiano Jean Jacques Dessalines, Francisco de Miranda, (uno delos padres de la patria venezolana) visitó Haití y juró llevar a su país y a todo el continente aquel victorioso e inspirador ejemplo. En aquel momento, el país que acababa de terminar una guerra de más de trece años, no tenía con qué contribuir, salvo con el ejemplo y la inspiración, con los otros luchadores. Miranda regresó inspirado a Venezuela.

En 1815, luego de haber afrontado varias batallas con los españoles en la costa caribeña, Simón Bolívar desembarcó en la isla liberada. Su ejército había sufrido varias bajas y se encontraba muy debilitado, además de carecer de muchos recursos básicos con los que enfrentar varias batallas en las que algunos años más tarde saldría triunfante. En esa época, el jefe de gobierno de la recién fundada república haitiana, Alejandro Petion, organizó una campaña nacional destinada a recaudar fondos para el libertador latinoamericano. Reunió así una gran cantidad de armas, alimentos, agua, barcos y un batallón de 300 combatientes que tradujeron la solidaridad del pueblo haitiano y su contribución al fortalecimiento de la lucha que en aquellos momentos encabezaba Bolívar para lograr la independencia de América Latina. En 1816 se reiteró esta ayuda.

La conquista de la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia llevada a cabo por Simón Bolívar fue posible gracias a la solidaridad haitiana que sólo exigió, como compensación, la liberación colonial. No existen dudas de que gran parte del triunfo de Miranda y de Bolívar se debió al apoyo del pequeño país liberado que sirvió de base al fortalecimiento, en el continente, de las luchas por la independencia.

A partir de 1825, se inicia en Haití un proceso de grave crisis económica a raíz de haber sido obligado a pagar una deuda millonaria por su independencia. En aquellos tiempos, Francia impuso un nuevo mecanismo de colonización de modo que a partir de ese momento casi toda la economía del país se destinó al pago de la «deuda de la independencia» Luego de ese lamentable episodio la economía haitiana no lograría recuperarse, al contrario, se sumergió en varias crisis estructurales vinculadas a la tierra, al medio ambiente, la autonomía económica y la autonomía política.

Un siglo de ocupación militar estadounidense

A principios del siglo XX los EEUU comenzaron a ejercer influencia en la región y para asegurarse el absoluto control instalaron en 1915 la primera ocupación militar usamericana. Durante los 19 años que duró la ocupación militar se instaló «un nuevo orden económico» que obligó a un nuevo ordenamiento territorial y demográfico basado en los intereses de las empresas agrícolas y eliminó físicamente a una generación de luchadores sociales. Benwa Batravil y Chalmay Peralt y otros 19.000 haitianos fueron asesinados luego de librar sangrientas batallas con los marines de ese entonces.

En el año 1957, luego de recibir apoyo directo e irrestricto de organismos usamericanos, el dictador Jean Claude Duvalier, asumió el poder imponiendo, a hierro y fuego, un terrible silencio al pueblo haitiano. A su muerte, su hijo François Duvalier durante una reunión realizada en la propia embajada de los EEUU en Puerto Príncipe fue nombrado presidente. En 1986 luego de un importante movimiento interno, la dictadura fue derribada pero dejando un saldo de más de 30.000 muertos y concluida la segunda ocupación militar usamericana.

En 1991, luego de siete meses de gobierno del democráticamente elegido presidente Jean-Bertrand Aristide, un golpe militar patrocinado por los EEUU en alianza con sectores locales derribó al primer presidente elegido en las primera elecciones libres de la historia de Haití. Durante los siguientes tres años, con la presencia de 20.000 marines se instaló la violencia y la tercera ocupación militar usamericana dejó un saldo de aproximadamente 4.000 muertos.

En el año 2000, Aristide fue elegido por segunda vez. En ese período Haití conmemoraría los 200 años de su independencia. Elegido democráticamente Aristide comenzará a cobrar la existente «deuda histórica» para con el pequeño país caribeño de países como EEUU y Francia. No satisfechos todavía con las exigencias formuladas, algunos sectores usamericanos patrocinaron una campaña «cívico paramilitar» que desestabilizó al gobierno de Aristide. En 2004 todo estaba listo para concretar la cuarta ocupación militar usamericana apoyada por Francia.

El día 12 de enero de 2010 un terremoto afectó duramente al empobrecido y desestructurado país. De inmediato, los EEUU decidieron unilateralmente y por su «propia voluntad» enviar 20.000 marines, portaviones, helicópteros y otros efectivos de guerra, produciéndose así la quinta y mayor ocupación militar usamericana al país. Extensible a su vez a todo el continente suramericano.

El terremoto y sus efectos colaterales

Luego de todo el sensacionalismo mediático que rodeó a la tragedia, comienzan surgir los verdaderos estragos ocasionados por el movimiento sísmico en el seno de la sociedad haitiana. Veamos: la zona más poblada del país con toda su precaria infraestructura humana destruida; centenares de miles de personas sin casas y sin perspectivas de trabajo; una nueva masiva ocupación militar preparada para la guerra; una masiva migración de las ciudades al campo que agrava aún más la situación del empobrecido medio rural; múltiples empresas de seguridad y reconstrucción crean sitios Internet ofreciendo «ayudar » al pobre país. La imposición del control usamericano consentido por el gobierno local al margen de cualquier decisión de la ONU y de la OEA, una población pobre, desorganizada pero en resistenciai mostrándose capaz de enterrar a sus muertos y de seguir luchando contra la muerte misma.

Donde el problema es más grave

Los problemas sociales de Haití siempre fueron graves. Las reiteradas denuncias por la falta de infraestructura básica y la inexistencia de programas estructurales de ayuda llenaron paginas enteras entrando y saliendo ante los ojos y los oídos de mucha gente. Con el terremoto, los problemas se agravaron aún más y la imposibilidad de no ver y de no escuchar hizo que la llamada «comunidad internacional» mirase de un modo más serio a ese país duramente castigado por las fuerzas de la naturaleza y por las potencias internacionales.

Es evidente que en la actualidad lo más importante es ayudar en lo que consideramos la emergencia. Esto implica ayuda alimentaria, de agua, sanitaria, de carpas, tratando de asegurar condiciones mínimas de sustentabilidad para los siniestrados. Mientras tanto, sentimos que a medio plazo es necesario contar con una ayuda estructural en el proceso de reconstrucción y de reactivación de la producción de alimentos. Haití necesita reforzar urgentemente su capacidad productiva mediante incentivos que alienten la rápida producción de legumbres, granos, aves y cerdos, la construcción de diques como reservorios de agua, así como un plan de reforestación. La mayor parte de la economía haitiana siempre fue rural y ahora esa ya de por sí pobre población recibirá cerca de un millón de habitantes más y será impostergable la producción de alimentos para la población de las zonas afectadas. Los movimientos sociales campesinos de Haití junto con los gobiernos progresistas del continente y del mundo deberán instaurar una revolución agraria para impedir un aumento del hambre y la posibilidad de una consiguiente catástrofe demográfica sin precedentes históricos.

La solidaridad debe basarse en ayudar a resolver los problemas estructurales más graves de la sociedad haitiana. Ayudar a los campesinos significa atacar los problemas en sus raíces.

En la historia de la humanidad siempre fueron los campesinos los que dieron muestras de ser la clase social más solidaria en sus relaciones internas. En el caso hatiano vuelve a comprobarse esa evidencia. Millares de personas han migrado desde las zonas afectadas hacia las zonas indemnes. Más del 10% de la población está migrando desesperadamente en busca de solidaridad. Los pobres serán aún más pobres. El hambre se volverá más acuciante. La falta de agua se agudizará. La población se autoayudará aún más. Y nosotros ¿qué haremos ante la inminencia de una tragedia anunciada?

José Luis Patrola, miembro del MST y coordinador del programa de cooperación entre Vía campesina y las organizaciones campesinas de Haití.

Fuente: http://www.iela.ufsc.br/?page=noticia&id=1267