Durante la planificación de la invasión de Irak en el 2003, el «Iraq Operations Group» de la CIA trabajaba en torno a una serie de ideas para desacreditar a Saddam Hussein ante los iraquíes. Una de esas ideas fue la de la creación de un video que presuntamente mostraría al dictador iraquí teniendo relaciones sexuales […]
Durante la planificación de la invasión de Irak en el 2003, el «Iraq Operations Group» de la CIA trabajaba en torno a una serie de ideas para desacreditar a Saddam Hussein ante los iraquíes. Una de esas ideas fue la de la creación de un video que presuntamente mostraría al dictador iraquí teniendo relaciones sexuales con un adolescente, según dos ex funcionarios de la CIA familiarizados con el proyecto.
«Sería como si hubiera sido grabado por una cámara oculta», dijo uno de los ex funcionarios. «Muy granulado, como si fuera una filmación secreta de una sesión de sexo». La idea era «inundar Irak con los vídeos», dijo el ex funcionario.
Otra idea era interrumpir la programación de televisión iraquí con un boletín especial de noticias falsas. Un actor que interpretaba a Hussein anunciaría su renuncia en favor de su hijo Uday, tan despreciado por los iraquíes. «Estoy seguro de que todo los iraquíes daremos toda nuestra lealtad a Su Excelencia Uday,» hubiera dicho el falso Hussein.
La oficina de la agencia de espionaje de los servicios técnicos colaboraba en las ideas, que también incluía la inserción de rastreos que saldrían en la parte inferior de la pantalla en los noticieros iraquíes.
«En la agencia realmente hicimos un video que mostraba a Osama Bin Laden y a sus secuaces sentados alrededor de una fogata pegando tragos a botellas de licor y saboreando sus conquistas masculinas», recuerda uno de los ex funcionarios de la CIA, riendo al recordarlo. «Los actores eran empleados de la CIA de piel oscura», dijo.
«Pero toda la operación acabó parada», dijo el ex oficial, «porque no hubo acuerdo sobre los contenidos de los proyectos.» «También hubo una fuerte oposición al proyecto por parte de oficiales como James Pavitt, entonces jefe de la División de Operaciones de la agencia, y su adjunto, Hugo Turner. Las ideas eran totalmente ridículas», dijo el anterior oficial de la agencia. «Vinieron de agentes cuyas carreras se habían desarrollado en América Latina o Asia Oriental y no entendían los matices culturales de la región.» «Imágenes de Saddam jugando con niños no tendrían resonancia en el Medio Oriente, a nadie le importaría», coincidió un tercer funcionario de la CIA con amplia experiencia en la región. «Tratar de montar tal campaña hubiera mostrado una total falta de comprensión de los objetivos a alcanzar. Un típico error nuestro, debido a que consideramos nuestros propios tabúes como universales; cuando, en realidad, sólo son tabúes nuestros.»
Otro oficial, que habló bajo condición de anonimato, se negó a confirmar estos hechos, pero tampoco los negó. «La realidad es que el Grupo no tenía ni presupuesto ni los conocimientos para llevar a cabo esos proyectos.» «Se encargó el proyecto al Ejército. Ellos sí tenían expertos en psicología de guerra no paramilitar en el Special Warfare Center de la base Fort Bragg.»
«La agencia se deshizo de la mayoría de sus actividades encubiertas no paramilitares en la década de los 80, al fallecer el entonces director Bill Casey», dijo un tercer exfuncionario. «Casey Era un gran fan de actividades no paramilitares pero su sucesor Bob Gates en cambio no quería tener nada que ver con todo esto.» «Hubo una intensa actividad durante la primera Guerra del Golfo pero el general Norman Schwarzkopf dejó muy claro que todo tenía que ser aprobado por él, y él básicamente no aprobaba nada, excepto, lamentablemente, las lluvias de panfletos, que fueron un fracaso. En los últimos años de los 90 había muy poca gente en la agencia que realmente supiera algo de la acción encubierta, o cómo hacerlo. Los folletos también tuvieron consecuencias imprevistas», agregó.
«En la lógica perversa de Irak, los soldados iraquíes decidieron que tenían que tener uno de los panfletos de rendición para poder rendirse, por lo cual tuvieron que luchar contra nosotros para conseguir uno de ellos.» «Según las historias de la invasión de 2003, la única forma realmente eficaz de la guerra de información ideada por el Pentágono fue la de enviar faxes y correos electrónicos a los comandantes de las unidades iraquíes, al inicio de los combates, diciéndoles que su situación era desesperada, que replegasen sus tanques, artillería y hombres, y que volviesen a casa. Y, efectivamente, muchos lo hicieron.»
Fuente: The Washington Post, 25 de mayo de 2010
Traducido por Greg Grisham de «Investigar 11-S»