El principal partido pro-capitalista de centro-derecha de Japón, el Liberal Demócrata (PLD), ha obtenido bajo el liderazgo de Shinzo Abe una victoria aplastante en las elecciones generales del domingo a la Cámara Baja de Representantes. El partido que fue inventado por los americanos después de la Segunda Guerra Mundial para consolidar la democracia capitalista en […]
El principal partido pro-capitalista de centro-derecha de Japón, el Liberal Demócrata (PLD), ha obtenido bajo el liderazgo de Shinzo Abe una victoria aplastante en las elecciones generales del domingo a la Cámara Baja de Representantes. El partido que fue inventado por los americanos después de la Segunda Guerra Mundial para consolidar la democracia capitalista en Japón y que ha estado en el poder durante la mayor parte de los siguientes 65 años, ha vuelto después de cuatro años de travesía por el desierto.
Lo que entusiasma a los medios de comunicación es que el PLD y su socio menor de coalición, Komeito, tienen probablemente suficientes escaños como para disfrutar de una mayoría de dos tercios en la Cámara Baja. Lo que significa que el gobierno tendrá garantizado que sus políticas no puedan ser bloqueadas por el Senado, donde el Partido Democrático (PD), que ha sido derrotado, tiene mayoría. El PD ha sufrido una estrepitosa derrota por la enorme decepción del electorado por el fracaso del PD de cumplir sus promesas de un gobierno más limpio, menos burocrático y capaz de poner fin al estancamiento de la economía (las llamadas «décadas perdidas») que el capitalismo japonés ha experimentado desde el final de la década de 1980.
Para el electorado, el PD resultó ser incluso peor que el PLD, ya que la economía quedó noqueada bajo el impacto de la crisis económica mundial, el tsunami y el riesgo de catástrofe nuclear. El PD se limitó a proponer más impuestos, recortes de gastos del gobierno y a pelearse en su dirección, dando lugar a tres primeros ministros en cuatro años.
Pero el enfoque de los medios en la probable enorme mayoría del PLD implica que han perdido de vista un hecho mucho más significativo en las elecciones. La participación estimada es un mínimo histórico desde que se registran los datos electorales ¡desde 1890! El número de votantes estimado es de 59,52%, por debajo de la tasa más baja anterior de 59,65% en las elecciones de 1996 (la tasa más alta de la posguerra alta fue del 69,3% en las elecciones de 2009). He sacado estas cifras del gobierno japonés y la disminución del apoyo de los votantes en estas elecciones ha sido especialmente terrible, sobre todo si se tiene en cuenta que los procesos y los resultados electorales antes de 1945 eran dudosos por naturaleza, cuanto menos.
No tengo espacio ni tiempo ahora para analizar por qué el capitalismo japonés ha sido un fracaso miserable en los últimos 30 años. Pero echemos por el momento un vistazo a los indicadores claves marxistas. El gran aumento de la producción japonesa después de la Segunda Guerra Mundial se vio impulsado por una muy alta tasa de ganancia. Esa tasa disminuyó rápidamente durante la década de 1960 y el «milagro» japonés llegó a su fin en la década de 1970. Después de la primera crisis económica mundial de pos-guerra en 1974-5, Japón comenzó a luchar. La tasa de crecimiento económico anual de Japón fue de 3,8% entre 1974 y 1990, frente al 9,2% de 1956 hasta 1973. El capitalismo japonés había agotado su ejército de reserva de mano de obra barata y el aumento de la composición orgánica del capital mantenía baja su rentabilidad.
El capitalismo japonés trató de impulsar la rentabilidad mediante la búsqueda de mayores ganancias en los sectores no productivos como el inmobiliario y las finanzas, adelantándose al gran auge del crédito en EE.UU. y Europa después de 2002. La burbuja crediticia de Japón estalló en 1989 de manera similar a lo que ocurriría en el aparatoso crack financiero mundial de 2007-8. Japón entró en recesión, que coincidió con una recesión mundial en 1990-1. Pero mientras que las otras economías capitalistas se recuperaron relativamente después de la crisis, la rentabilidad japonesa se redujo aún más durante la década de 1990.
La razón principal parece ser la falta de voluntad de la élite gobernante en los bancos, las grandes empresas y el gobierno para desapalancar el hiper desarrollado sector financiero. Al igual que los gobiernos de Estados Unidos y Europa hicieron en 2009, imponiendo a los contribuyentes y al Estado el rescate de los bancos y las grandes instituciones financieras. Como resultado, Japón se quedó con una deuda enorme del sector público, que pesa sobre los sectores productivos de la economía, absorbiendo el nuevo valor y el ahorro (en relación al PIB, la deuda pública es más del doble que la de Europa y EE.UU.). El capitalismo japonés se convirtió en un capitalismo zombie.
En 1998, la élite política de Japón trató de «reformar» bajo el neo-liberal primer ministro Koizumi, que optó por la reestructuración de los bancos, la privatización de las empresas estatales y recaudar mayores impuestos. Ello permitió un rebrote de la rentabilidad a corto plazo, a costa del nivel de vida medio, recortes en las pensiones y peores servicios sociales. El electorado confió que el nuevo Partido Democrático, una amalgama de antiguos socialistas, socialdemócratas y liberales, sería capaz de limpiar la política japonesa, acabar con la corrupción y restaurar el crecimiento económico. Pero el triple golpe de la crisis económica el terremoto / tsunami, y la crisis nuclear y económica mundial golpeó el capitalismo japonés de nuevo. En 2010, el PIB nominal de Japón era menor que en 1994.
Una cantidad impresionante de votantes se han desilusionado con todos los partidos y tenemos la participación electoral más baja de la historia. El PLD está de nuevo a los mandos, y se ha comprometido a invertir más en proyectos públicos, no subir los impuestos, aumentar las exportaciones mediante la devaluación del yen, restaurar las instalaciones nucleares, aumentar el gasto militar y actuar con «más dureza» con China. De hecho, las mismas viejas y agotadas políticas de los últimos 30 años.
Michael Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente: http://thenextrecession.wordpress.com/2012/12/16/japan-election-lowest-turnout-since-records-began/
Traducción para www.sinpermiso.info. Gustavo Buster