Las expresiones de descontento ciudadano que han acontecido de forma reciente en Argentina y Brasil presentan diferencias con respecto a la inscripción de las demandas esgrimidas por sus manifestantes en la ampliación de un proceso democrático. En este sentido, concebimos la cuestión del significado de lo democrático de forma similar a autores de la teoría […]
Las expresiones de descontento ciudadano que han acontecido de forma reciente en Argentina y Brasil presentan diferencias con respecto a la inscripción de las demandas esgrimidas por sus manifestantes en la ampliación de un proceso democrático. En este sentido, concebimos la cuestión del significado de lo democrático de forma similar a autores de la teoría política como Claude Lefort y Hannah Arendt, quienes sostienen que la democracia supone una lucha por la ampliación de derechos, los cuales a su vez habilitan reivindicaciones por la extensión de la igualdad y la libertad hacia otras esferas y grupos de la sociedad. Esta tradición, que apunta hacia una »radicalizacion de la democracia» (Laclau y Mouffe), puede pensarse en relación con las demandas ciudadanas presentes durante las recientes movilizaciones acontecidas en Argentina y Brasil.
Si bien ambas movilizaciones comparten por parte de los ciudadanos la demanda por una mayor »accountability» (O’Donnell), es decir, el ejercicio de un mayor control en la administración de la cosa publica -pronunciada contra la clase política en general-, se diferencian en la articulación de sus otras demandas. En este sentido, mientras durante los cacerolazos argentinos aparecieron reclamos mas ligados a supuestos impedimentos de los individuos de realizar sus preferencias en el mercado (compra y ahorro en dólares), así como a detener lo que son percibidos como abusos del poder político (contra la re-reeleccion de CFK, contra la Reforma de la Justicia), en Brasil las demandas apuntan de forma mas nítida hacia una ampliación de derechos (mejores servicios públicos, transparencia de los políticos), así como al fortalecimiento de una esfera publica ciudadana capaz de ejercer mayor participación en las decisiones sobre lo común. De allí que, mientras que en Brasil el gobierno se encuentra en buenas condiciones de direccionar los reclamos sociales para apuntalar su rumbo reformista, en Argentina los cacerolazos presentan mayormente a un colectivo atomizado, de exigencias liberales en el sentido restringido de la palabra. Esto dificulta las posibilidades del gobierno argentino de incorporar sus reclamos, al resultar en cierta medida antiteticos respecto de sus definiciones programáticas.
Ariel Goldstein. Sociologo (UBA). Becario del Conicet en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (Iealc).
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