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El Salvador

Septiembre, su ruta y sus respuestas

Fuentes: Rebelión

Muchos advertían desde julio que septiembre iba a ser un mes decisivo: las reformas constitucionales, la implementación del bitcoin y una segura celebración con alta pomposidad del bicentenario de la independencia. Decisivo también para saber actuar al escenario.

Lo ocurrido a lo largo de septiembre dejó un sin fin de sabores, emociones, alegrías y optimismo, pero deben llamarnos más las preguntas que nuestras respuestas inmediatas. Más allá de las expresiones de protestas, estamos en la obligación de hacer una pausa respecto a la diversidad multitudinaria que significó la marcha del 15 de septiembre, tarea ya iniciada. Revisemos este bonito mes cívico.

Aquel 15 de septiembre fueron convocados tres puntos de salidas para las marchas: una en el Parque Cuscatlán convocada por el Bloque de Rebeldía y Resistencia Popular (BRP), otra en la UES por el Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares (CSMP) y otra frente al Centro Judicial Isidro Menéndez convocada por sindicatos del Órgano Judicial y sus aliados.

Algunas de las impresiones recolectadas el propio miércoles y los días anteriores, señalaban la elección de una marcha y no de otra, dejaron ver una necesaria revisión política de la lucha de calles a la que se va dirigiendo este momento histórico, bajo una agenda política concreta (no partidaria, valga aclarar). Es natural este proceso, forma parte de un ciclo que no es nuevo, solo que con algunos matices que se adaptan a la acumulación de experiencia, tecnologías e ideas de las nuevas generaciones, ciclos empujados por las constantes crisis del sistema económico.

En este sentido, el presente artículo resulta un poco extenso, al realizar un breve resumen de lo ocurrido en septiembre y hacer un contraste histórico del comportamiento de este momento político con los procesos pasado.

Me gustaría señalar dos aspectos importantes: uno, las aparentes alianzas y alianzas y, segundo, la reacción gubernamental del propio día, pero difícilmente podré profundizar en la primera ya que requiere el constante debate táctico de diferentes sectores sociales.

Respecto al segundo podemos señalar que el escenario callejero no es nuevo, pero sí que el 15S tuvo una particularidad que quedará marcado en los libros de historia: LA MULTISECTORIALIDAD, en el sentido más, más amplio de la palabra. Ahí convergieron clase medieros, reaccionarios, apartidarios, activistas de derecha y de izquierda, militantes de partidos de derechas y de izquierda, estudiantes, sindicatos, abogados de izquierda y de derecha, feministas, no feministas, religiosos, organizaciones campesinas, etc., punto de inflexión sobre la cohesión de masa que refiero en la introducción.

Como parte del proceso natural, hay resistencia en marchar con algunos espacios o se puede reflexionar bajo qué condiciones y, de la misma forma, hay resistencia absoluta a marchar con la recalcitrante derecha, sin dejar de estar conscientes que la calle es pública.

También la historia ha demostrado algunas rutas de salida a estos momentos políticos promovidos por gobiernos autoritarios. Sucedió en 1944 cuando la burguesía, clases medias, sindicatos proletarios y estudiantes botaron el martinato, y mundialmente en 1945 con la caída del fascismo nazi, tras las antagónicas alianzas entre EE.UU. y la URSS, que finalizaron en una larga “guerra fría” que se llevó a varios países de paso. Para el caso salvadoreño de 1944, la huelga de los brazos caídos implicó la extensión por más de tres décadas de la dictadura militar que desembocó en la sangrienta guerra civil y los acuerdos de paz que prolongaron la gobernanza de ultra derecha de ARENA por 20 años. Y con lo que me encanta mencionar el ejemplo de Guatemala del 2015: las protestas y huelgas impulsadas desde los sectores económicos para derrocar a Otto Pérez Molina en ese año, junto al engranaje elaborado desde EEUU y un fino trabajo parlamentario, estimularon las masas guatemaltecas para legitimar «popularmente» la exigida renuncia, extendiendo, a la fecha, el mismo modelo gubernamental del que estaba harta la población guatemalteca.

No podemos dar por sentada esta tesis con apenas un mes de movilizaciones, expresión necesaria para visibilizar que algo no anda bien: mientras más gente mejor. Pero el problema está en que no siempre la cantidad es lo más importante, porque visto de ese modo veamos de nuevo la experiencia de 1944.

De lo que podemos estar seguros es que la protesta masiva es necesaria y es un arma poderosa, y de no serlo así, el gobierno no se molestara en abordar el asunto. Revisemos que unos días antes al 15S, el gobierno ejecutó varias maniobras para controlar el resto del Estado, además de iniciar la implementación del bitcoin.

Septiembre inicio agitado. El jueves 1 de ese mes, en tempranas horas, detuvieron al ciber activista Mario Gómez, crítico contra el gobierno y el bitcoin. Detenido de manera arbitraria y con engaños, debido a un proceso en investigación de supuesto fraude cibernético, puesto en libertad unas horas después tras una larga mañana de denuncias y protesta virtual contra la detención. Paralelamente varias organizaciones protestaban frente a la Asamblea Legislativa contra el bitcoin (https://www.dw.com/es/protestan-en-el-salvador-contra-bitc%C3%B3in-y-denuncian-persecuci%C3%B3n/a-59056919). Como respuesta a la detención de Mario Gómez, algunas organizaciones de juventudes convocaron a una protesta “La Chulona” contra el abuso de poder y la persecución política, desarrollada de manera pacífica sin mayor presencia policial más que el merodeo de pick ups polarizados de la policía y otros de placas particulares. Todo en orden hasta que el aviso del sobrevuelo de un dron sospechoso irrumpió la concentración. El grupo protestante intervino al conductor del dron que se encontraba «escondido» detrás de un poste de energía, le exigieron se identificara y este no respondió huyendo del lugar con apoyo de un sujeto que lo pasó a recoger rápidamente en motocicleta, al son del rechazo. Minutos más tardes, medios digitales afines al gobierno publicaron la imagen captada por el mismo dron desprestigiando la acción con la asistencia y con imágenes del sujeto herido “por los manifestantes”, cuando en realidad él sólo se hirió con el dron. La concentración terminó con una invitación «esto no termina aquí, nos vemos aquí el 15 de septiembre, en esta misma plaza el día de la independencia”.

Esa misma noche, la Asamblea asaltó el Órgano Judicial reformando la Ley de la Carrera Judicial (tarea que le concierne al Consejo de la Judicatura, institución creada por los acuerdos de paz) para depurar a más o menos un tercio de todos los jueces y juezas de país por motivos de edad (mayores de 60 años) y tiempo laboral (mas de 30 años), sentenciados por Bukele como corruptos, es decir en la lógica de Bukele todos los jueces de 60 años o más son corruptos, pero la intención era encender emociones en y así legitimar popularmente sus acciones, a base de mentiras; el guion continuó con la Fiscalía General de la República (https://elfaro.net/es/202109/el_salvador/25681/Asamblea-de-Bukele-reforma-la-ley-para-purgar-a-un-tercio-de-los-jueces.htm)

Dos días después, el viernes 3 de septiembre, la Sala de Constitucional por medio de sentencia abrió el camino a la reelección presidencial. La respuesta: una nueva convocatoria para rechazar el abuso de poder, realizada el domingo 5 se septiembre; la respuesta a la respuesta: una fuerte presencia policial y acoso fotográfico por parte de la PNC, actitud fuertemente denunciada en redes sociales (https://www.elsalvador.com/fotogalerias/noticias-fotogalerias/acoso-policial-en-manifestacion-contra-bukele-constitucion/875952/2021/). Poco después, empezaba a moverse una convocatoria para el 15 de septiembre por parte del BRP.

Se vino el 7 de septiembre, día de la implementación del bitcoin. Miles salieron a las calles con una primera convocatoria de jueces y abogados protestando contra la reforma judicial, a ella se sumaron convocatorias contra la Ley Bitcoin; ese día salieron 2 marchas por diferencias partidarias dentro del FMLN, sin embargo la convocatoria masiva fue la convocada al salvador del mundo por los jueces, abogados, veteranos y ex combatientes, sumándose el BRP y otras organizaciones populares que horas antes se encontraron en el dilema de a qué convocatoria asistir. Ambas terminaron en la Asamblea Legislativa, fue un éxito, despertando la opinión internacional de “se implementa el bitcoin en medio del rechazo”.

El terreno estaba servido. Las expectativas estaban a mil del tan esperado 15 de septiembre. Las 3 convocatorias se nutrieron multitudinariamente convergiendo en una misma calle para llegar a un punto final. Sin embargo, existía otra expectativa ¿cómo va a reaccionar al gobierno? En los accesos a San Salvador decenas de retenes detuvieron buses que transportaba gente para la marcha, hubo bloqueos a los alrededores de los 3 puntos de convocatoria. A eso de las 8 de la mañana en la convocatoria de la CSMP, un grupo de 20 jóvenes bajaron de un microbús con viñeta de transporte de vacuna COVID, recibieron camisas con la cara del Che Guevara, completamente desconocidos por todas las organizaciones, dispuestos «a reventar» tal como lo expresaban. Se posicionaron detrás del sector de la Coordinadora de las Juventudes Antifascistas, y por mucho que se intentó dialogar, la respuesta eran amenazas con acento pandilleril. Kilómetros adelante fueron expulsados estratégicamente de la movilización (https://twitter.com/GuerreroMarvin/status/1438169882399580164?s=20), mismos que después quemaron una motocicleta que nadie reclamó; minutos más tarde, en la Plaza Barrios otras personas sin afinidad organizativa y completamente desconocidos quebraron e incendiaron una caseta chivo, mientras la marcha de más o menos 15 mil personas finalizaba en la Plaza Morazán.

La presencia policial era completamente nula al igual que el tradicional desfile militar, pero sí hubo respuesta. La respuesta estaba ahí, en los grupos infiltrados y la ausencia policial más los medios afines al gobierno y cientos de fotógrafos capturando los rostros de los y las asistentes, identificados por una periodista como empleados de comunicaciones de la Asamblea vestidos de civiles. La respuesta estaba ahí en un completo viraje de 360 grados al clásico estilo de la imagen militar de Bukele. Ahí en la provocación de los grupos infiltrados para golpear asistentes. Ahí en el registro fotográfico de niveles industriales. Ahí en los retenes y bloqueos. Ahí, en la ausencia de su imagen militar desgastada y criticada de aquel tipo que quiso tomarse la Asamblea Legislativa a punta de fusiles militares, que capturó a miles de salvadoreños durante la cuarentena, que mando a decenas de policías a acosar y fotografiar la concentración del 5 de septiembre. La respuesta estuvo ahí, en el discurso presidencial horas después donde responsabilizó a la comunidad internacional de financiar la marcha y que advirtió que en algún momento iba a ser necesario reprimir y que la ausencia de los cuerpos de seguridad eran prueba irrefutable de que no existe dictadura alguna. Días después, sus respuestas continuaron cuando el mismísimo presidente acusó frenéticamente a un miembro de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) de orquestar la quema de la caseta Chivo (https://arpas.org.sv/2021/09/mesa-de-proteccion-a-periodistas-denuncia-ataques-por-parte-del-gobierno/). Las repuestas están presentes, día a día.

Parece que Bukele entendió que la imagen militarista no está dando efecto. Y sin dudas, entiende bien que la represión no sería una buena respuesta en estos momentos por más que le piquen las manos, pero el sabotaje y la persecución pueden ser una mejor opción.

Septiembre terminó como empezó. El jueves 30, veteranos de las FAES y excombatientes salieron a las calles pidiendo una pensión digna, le acompañaron otras organizaciones y autoconovocados. Sí, también hubo respuestas del gobierno: decenas de retenes en la carretera para detener buses que transportaban manifestantes, ausencia policial en la marcha y policías en la azotea de un edificio cercano a la Asamblea Legislativa y, por supuesto, varios fotógrafos sin identificación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.