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Reconstruir la Gran Colombia: ¿un ideal posible?

Fuentes: Rebelión

El proceso de las independencias de los países que hoy conforman la América Latina fue un motivo de unidad por los ideales de libertad y soberanía. Sobre esa base la constitución de los Estados independientes también postuló la necesidad de unir los distintos países. En Centroamérica se logró la temporal unión y en Sudamérica destacó el proyecto del Libertador Simón Bolívar (1783-1830) por integrar la gran República de Colombia con los territorios que hoy constituyen las repúblicas de Venezuela, Colombia (que incluía por entonces a Panamá) y Ecuador. La Gran Colombia, si bien se fundó en 1819, tuvo existencia efectiva entre 1822 y 1831. Sin embargo, esa unidad se convirtió en ideal latinoamericano y Bolívar en el líder histórico indiscutible del sentido que debía tener la unión e integración de los países latinoamericanos.

Ha tocado al presidente colombiano Gustavo Petro la iniciativa de retomar el ideal bolivariano de la unión y recientemente ha planteado la posibilidad de revivir, como confederación, a la Gran Colombia (https://t.ly/idOYj ; https://t.ly/VQLHJ), junto con Ecuador, Panamá y Venezuela. No es una locura ni una idea descabellada. Sin duda renueva el pensamiento unionista de Bolívar y esboza una posición bolivarianista geoestratégica que podría beneficiar a los cuatro países, más aún en una época de agresivo americanismo monroísta, que obliga a defender las soberanías de los países latinoamericanos. Es un asunto que, evidentemente, también depende del tipo de gobiernos que existen en la región, ya que esa unión solo sería posible con gobernantes democráticos y progresistas, y no con los que vinculan su futuro a la perversa idea de la “libertad económica”, que solo privilegia negocios y les incapacita para advertir el neomonroísmo.

La idea planteada por el presidente Petro tiene un importante antecedente histórico en Ecuador. El caudillo liberal radical Eloy Alfaro (1842-1912), reconocido por su internacionalismo liberal en varios países latinoamericanos, por su apoyo a la independencia de Cuba y al reclamo de Venezuela sobre la Guayana Esequiva, y por ser quien encabezó la Revolución Liberal del Ecuador en 1895, quiso revivir el sueño de Bolívar y ejecutó acciones para impulsar la Gran Colombia, aún antes de que llegara a ocupar la presidencia del país.

En efecto, tras participar en la rebelión contra Veintemilla, Alfaro, como Jefe Supremo de Manabí y Esmeraldas, dirigió en 1883 un mensaje a la Asamblea en Quito en el que propuso la pacífica reconstitución de la Gran Colombia. Simultáneamente, en Caracas, el presidente venezolano Guzmán Blanco convocó a un Congreso Internacional que debía abordar delimitaciones fronterizas, alianzas defensivas y mecanismos de arbitraje obligatorio. En ese contexto se intensificaron las conexiones entre liberales de Colombia y Ecuador, particularmente a través del Coronel José Luis Alfaro. De otra parte, Eloy Alfaro, desde el exilio en Lima, escribió en 1887 a Guzmán Blanco lamentando la indiferencia de los sectores retrógrados de su país frente al ideal de unidad, y delegó a su hermano Marcos como Agente Diplomático con la misión de concertar una alianza para la reconstitución grancolombiana bajo un modelo federal.

Alfaro, en lucha contra el régimen de Caamaño, estableció que el Partido Liberal ecuatoriano veía en Guzmán Blanco al único hombre capaz de realizar la unión. Marcos Alfaro destacó que la amenaza de desmembramiento territorial de Perú por parte de Bolivia y Chile justificaba la formación de una Gran Colombia, que además podría absorber eventualmente a Costa Rica tras la apertura del canal de Panamá, y extenderse incluso hasta las fronteras con México.

Pese al entusiasmo, la propuesta fracasó. Ni Guzmán Blanco logró mantenerse en el poder, ni el liberalismo ecuatoriano alcanzó su consolidación. Los factores que lo impidieron fueron múltiples: la fragmentación social, los intereses imperialistas en ascenso, y los conflictos internos en cada nación. No obstante, Alfaro persistió: en Lima sostuvo conversaciones con Nicolás de Piérola sobre una Confederación de Estados Sudamericanos, y también trató el tema con el General Joaquín Crespo en Venezuela.

Durante su primera presidencia, Alfaro mantuvo vivo el ideal. En 1897 recibió al emisario nicaragüense Fernando Sánchez, quien llevó el proyecto grancolombiano a Colombia, Venezuela y México, donde fue presentado al presidente Porfirio Díaz, aunque con escaso entusiasmo de su parte. En su mensaje al Congreso de 1898, Alfaro reconocía que la reconstitución de la antigua Colombia de Bolívar no era viable, pero sí lo era una Confederación de Ecuador, Colombia y Venezuela para formar una entidad internacional única en relaciones exteriores. Planteaba una “Dieta de Plenipotenciarios” para zanjar pacíficamente disputas limítrofes. En 1899 y 1900 insistió ante el Congreso sobre las gestiones desarrolladas, aunque reconocía que la Guerra de los Tres Años en Colombia hacía imposible la concreción del proyecto. No obstante, la constancia de Alfaro motivó que la Junta Patriótica Colombiana lo proclamara en 1901 como “Supremo Director de la Gran Confederación de la Antigua Colombia”.

Durante su segundo mandato, Alfaro fue felicitado por el presidente colombiano Rafael Reyes con ocasión de la culminación del ferrocarril Guayaquil-Quito (1908), quien vinculó esta obra con el futuro reencuentro de Quito, Bogotá y Caracas. Alfaro respondió renovando el llamado a la Dieta Grancolombiana. En 1910 reiteró la propuesta. En 1911, con motivo del centenario de la independencia de Venezuela, se convocó una Conferencia Internacional de las cinco repúblicas libertadas por Bolívar, incluyendo Perú y Bolivia. El Ecuador designó a José Peralta como representante. Sin embargo, las negociaciones fracasaron por la intransigencia de Perú ante los reclamos territoriales ecuatorianos.

El deterioro del segundo gobierno de Alfaro impidió continuar con estos esfuerzos. Tras ser derrocado en 1911, y luego de un intento fallido de regresar al poder, Alfaro y sus compañeros fueron asesinados en 1912 por una turba en Quito, en un acto bárbaro. Con su muerte se apagaron también los ideales grancolombianos.

Ese pasado histórico que he resumido (confer. https://t.ly/4uePx) contribuye a dar fundamentos históricos a la propuesta grancolombianista del presidente Petro. En el pasado no pudo concretarse, pero en el presente por lo menos hay que comenzar a movilizar esfuerzos para encaminar la reconstitución de la Gran Colombia. Un desafío histórico lleno de amenazas y bloqueos. Pero con la posibilidad abierta en la que el sueño de Simón Bolívar sigue vigente.

Blog del autor: Historia y Presente
www.historiaypresente.com 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.