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Paraguay

Derrotar al cartismo

Fuentes: Rebelión

Horacio Cartes busca neutralizar a Miguel Prieto, un líder emergente que puede poner en peligro su proyecto totalitario. La intervención de la municipalidad de Ciudad del Este, forma parte de su agenda que empezó con la matanza de Curuguaty, continuó con el golpe contra Lugo y culminó con la muerte de Lino Oviedo. Tres hechos que abrieron el camino para que se convierta en presidente en el 2013.

El proyecto de enmienda constitucional en el 2017, que pretendía introducir la figura de la reelección para perpetuarse en el poder, formaba parte de esa agenda, que fracasó estrepitosamente debido al rechazo popular que culminó con la quema del Congreso Nacional.

Con la intervención de la municipalidad de Ciudad del Este, el contralor transgrede la Constitución Nacional, una prerrogativa que corresponde exclusivamente a la junta municipal, pero en Paraguay las instituciones dejaron de regirse por normas, desde que Cartes, violando los estatutos de la ANR, se convirtió en candidato presidencial.

Cartes ve al intendente de Ciudad de Este como el único político capaz de unir a la oposición para reeditar un frente opositor como en el 2008. Es la piedra en su zapato y su destitución es innegociable.

Resistencia al cartismo

Pero no todo fluye armoniosamente para Horacio Cartes, una gran parte de la sociedad, especialmente aquella hartada por la corrupción institucional, sabe que Prieto es un perseguido político, y que su destitución, no tiene otro objetivo que allanar el camino para otro triunfo colorado en el 2028.

El ataque a Prieto, lejos de deteriorar su imagen, lo está fortaleciendo. La indignación social, sumada al desvergonzoso accionar de Cartes, erigido como el amo y señor del Paraguay, produce rechazo en la gente decente.

La intervención del municipio genera un movimiento de resistencia local que no se produjo en otros operativos del cartismo, como la destitución de Katya González, por ejemplo. El mayor antagonismo social contra el poder se produce hoy en Ciudad del Este, y la oposición debería dinamizar esta lucha social, y confrontando con fuerza al régimen. En la medida que la intervención avance y la destitución se vaya concretando, el movimiento de resistencia ciudadana puede convertirse en catalizador de una lucha social más amplia.

Unidad opositora

La unidad es el discurso más utilizado por la oposición, pero nunca concretado efectivamente. Es que la unidad no se logra por la mera voluntad, sino que depende de la existencia de un objetivo común aglutinador, y una articulación opositora en defensa de Prieto puede ser la clave para construir esa unidad.

Para una oposición, carente de liderazgos solventes, Miguel Prieto, un político no obstante conservador, puede ser la punta de lanza para enfrentar al cartismo. El problema no es ideológico, sino político, se trata de cimentar sin mezquindades un proyecto para poner freno a Cartes. No se trata de una lucha electoral, sino de transformar la lucha en una resistencia social más amplia. Convertir el hartazgo y la indignación de la gente en movilización popular. De eso se trata, de reencausar la lucha social hacia la lucha política.

Hoy es la defensa de Miguel Prieto, mañana puede ser otro hecho político, la cuestión es buscar reconstruir la subjetividad colectiva a partir de hechos sociales convocantes, dinamizarla y convertirla en una fuerza política capaz de transformar la realidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.