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A 25 años de la Revolución Sandinista

Fuentes: Incidencia Democrática

El 19 de julio de 1979, es un parte aguas en la historia de Nicaragua y Centro América. Nicaragua un país que sufrió a lo largo del siglo pasado una serie de intervenciones extranjeras, por la vía de la invasión o a través del respaldo de dictaduras militares, como la Somocista. Tomando como principios de […]

El 19 de julio de 1979, es un parte aguas en la historia de Nicaragua y Centro América. Nicaragua un país que sufrió a lo largo del siglo pasado una serie de intervenciones extranjeras, por la vía de la invasión o a través del respaldo de dictaduras militares, como la Somocista.

Tomando como principios de lucha los ideales de Sandino, en 1962 un grupo de nicaragüenses formaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, que pretendía acabar con la dictadura Somocista, que representaba a las clase económicamente poderosa y a los intereses imperialistas de Estados Unidos. Siendo ésta dictadura excluyente y explotadora, cuyo principal objetivo era beneficiar y enriquecer a la familia Somoza, la que se mantendría en el poder bajo el auspicio de los EE.UU., apoyo que se prolongo desde 1934 hasta 1979, con algunos intervalos marcados por períodos breves de algún presidente títere.

En el marco del nacimiento y consolidación del FSLN, se abrió un espacio de lucha para el pueblo nicaragüense, que llega a su clímax con el triunfo de la revolución sandinista, hecho que constituye no solo el final de la dictadura, sino también la democratización de la sociedad, y la apertura de espacios políticos, culturales y económicos, para la toda la población anteriormente excluida y todo como parte de los proyectos revolucionarios.

El FSLN realizó enormes esfuerzos por alcanzar los objetivos de un programa Histórico Nacional, con el apoyo y la participación de amplios sectores sociales, que buscaban sacar de la ruina al país, logró profundas transformaciones políticas, económicas y sociales, abriendo la posibilidad para la organización gremial, política y social. Impulsando procesos de autonomía en la Costa Atlántica y programas de respeto a los derechos humanos, culturales y sociales, como la alfabetización y educación bilingüe y pluricultural, además de lograr novedosas transformaciones en la región, las que aún se mantienen como logros del proceso revolucionario.

En la dinámica de las relaciones internacionales mantuvo una política exterior de dignificación, solidaridad y autodeterminación de los pueblos. Todo esto a pesar de la agresión estadounidense que se inició desde el momento mismo del triunfo de la revolución. Organizando y financiando un ejército contrarrevolucionario, que representaba los intereses norteamericanos en la región, en el marco de la política de seguridad nacional, impulsada desde Washington por el gobierno de Reagan para Centro América; practicando como política de Estado el apoyo de la llegada al poder de dictaduras militares; mientras en Nicaragua formaba y financiaba un ejercito (los contras) para derrocar a los Sandinistas; impuso un bloqueo económico y fomentó la agresión político-ideológica y diplomática del gobierno norteamericano contra el régimen sandinista, utilizando a sus aliados internacionales en la Guerra Fría y a los sectores reaccionarios del país.

La agresión imperialista norteamericana y el desgaste económico provocado por él mismo, impidieron desarrollar el Programa Histórico del gobierno Sandinista en su totalidad y capitalizar los resultados de las profundas transformaciones que se iniciaron con el triunfo de la revolución.

Al final de la década de los ochenta la sociedad nicaragüense había alcanzado el límite de su resistencia, la guerra no parecía tener final, se agudizaron las atrocidades cometidas en la misma, los recursos utilizados en el conflicto eran cada vez mayores, la necesidad de instituir de el servicio militar forzoso, mientras tanto las cooperativas de campesinos eran blanco de los ataques Contras, esto aunado a los errores cometidos por los Sandinistas, hicieron que una parte de la población, que inicialmente apoyaba al gobierno, volviera su simpatía hacia los Contras. Finalmente, durante las elecciones de 1,990 los Sandinistas perdieron el poder, ya que la mayoría de la población entendía que la guerra continuaría si el FSLN, se mantenía en el poder, lo que fue aprovechado por la derecha local y el imperialismo.

Hoy, después de 25 años del triunfo revolucionario del Frente Sandinista de Liberación Nacional, a pesar de haber perdido desde 1,990 los procesos electorales, el Sandinismo como partido revolucionario defiende los intereses de las mayorías, la lucha por la libertad y el progreso social de todas los sectores del pueblo. En el marco de la defensa de las conquistas sociales, políticas y económicas alcanzadas a través de las transformaciones de la revolución, ya que la vigencia de éstas es incuestionable y la lucha por alcanzar la justicia social, la distribución equitativa de la riqueza, la democratización real y el avance de la sociedad.

Por lo que el papel y adecuamiento a los nuevos esquemas políticos por parte del Sandinismo han sido fundamentales en la vigencia de las conquistas revolucionarias y del partido político como alternativa para el pueblo nicaragüense y de esa forma lo que inició hace 25 años con el triunfo sandinista, que significó una serie de transformaciones en Nicaragua, continúa vigente a pesar de la intervención imperialista.