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A pesar de las leyes, el trabajo infantil perdura en India

Fuentes: IPS

Con 11 años, Chottu trabaja 12 horas diarias en un puesto callejero de venta de té junto a la bulliciosa terminal de autobuses interestatales en la capital de India. Apenas los vehículos se detienen para que desembarquen los pasajeros cansados y con hambre, el frágil muchacho se abre paso entre la multitud para vender su […]

Con 11 años, Chottu trabaja 12 horas diarias en un puesto callejero de venta de té junto a la bulliciosa terminal de autobuses interestatales en la capital de India.

Apenas los vehículos se detienen para que desembarquen los pasajeros cansados y con hambre, el frágil muchacho se abre paso entre la multitud para vender su mercancía: paquetes de papas fritas, galletas y té caliente, que vierte de una tetera metálica en vasos de plástico.

Chottu (un nombre ficticio) debe moverse con rapidez para captar la atención de sus clientes.

«A menudo me quemo las manos mientras vierto el té debido a la prisa. Pero no tengo elección. Si vendo poco, no comeré ese día», explica el chico que trabaja desde que su madre murió y su padre alcohólico lo abandonó hace dos años.

Un vecino lo ayudó y ahora lo emplea en su negocio. Su salario consiste en dos comidas diarias y un cobertizo para dormir.

En las casas elegantes de Delhi, los campos de algodón de Monsanto en el austral estado de Andhra Pradesh, las canteras de piedra arenisca de Rajastán y las fábricas de Sivakasi, en el sur de Tamil Nadu, millones como Chottu trabajan en restaurantes, campos agrícolas, peligrosas fábricas de fuegos artificiales y vidrio, hornos de ladrillo, obras en construcción y telares de alfombras en toda India.

Los más pequeños también venden alimentos, reparan vehículos y neumáticos, recolectan basura, lustran zapatos, lavan coches y mendigan. Pequeños talleres y negocios son los culpables de emplear a millones de niños y niñas, robándoles su infancia, libertad y educación. En general, reciben poca paga, están mal alimentados y, a menudo, reciben golpizas, según varias investigaciones.

India tiene la mayor cantidad de niños trabajadores en el mundo. Según el censo de 2011, la cifra ascendía a 4,35 millones de niños y niñas de cinco a 14 años que trabajan en este país de más de 1.200 millones de habitantes.

Dado que 23 por ciento de la población vive con menos de 1,25 dólares al día, quizá sea normal que los padres envíen a sus hijos a trabajar, en un intento desesperado por mantener a la familia con vida.

Esclavitud infantil, «crimen contra la humanidad»

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) describe al trabajo infantil como «una violación de los derechos humanos fundamentales», una amenaza que afecta el desarrollo de los niños y que puede provocar daño físico o psicológico permanente.

Un estudio de la OIT también demostró que la erradicación del trabajo infantil ayudaría a las economías en desarrollo a obtener beneficios económicos casi siete veces superiores a los costos que implican una mejor educación y servicios sociales.

Según el informe anual del Departamento de Trabajo, los niños y niñas de India son explotados de la peor manera posible. En la agricultura son los que llevan las cargas pesadas y rocían pesticidas dañinos en los cultivos.

En octubre, una explosión en una fábrica de fuegos artificiales de Godavari, en el suroriental estado de Andhra Pradesh, provocó la muerte a 12 personas, entre ellos varios niños.

El premio Nobel de la Paz de 2014, Kailash Satyarthi, un activista de los derechos de la niñez, reclama la prohibición de todo tipo de trabajo infantil para los niños y niñas menores de 14 años.

Satyarthi denuncia que el Estado y la sociedad les fallaron a los niños, al hacerles renunciar a su infancia y la educación.

«La esclavitud infantil es un crimen contra la humanidad. La humanidad misma está en juego aquí», exclama el activista.

Para remediar la situación, Bachpan Bachao Andolan (BBA), una organización sin fines de lucro que Satyarthi dirige, ayuda a los padres a obtener fondos públicos para que sus hijos no abandonen las aulas para salir a trabajar.

BBA también creó cientos de pueblos «amigos de la infancia», donde niños y niñas no padecen explotación y van a la escuela.

El gobierno prohibió el trabajo infantil en 2012, pero la aplicación de la ley es irregular. Satyarthi pretende la pronta aprobación del proyecto de ley de Enmienda del Trabajo Infantil (Prohibición y reglamentación), que haría ilegal el empleo de niños o niñas menores de 14 años en cualquier ocupación.

El proyecto también está en sintonía con la ley Derecho de los Niños a la Educación Gratuita y Obligatoria, de 2009, que garantiza la enseñanza universal a los niños menores de 14 años.

Un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) señala que India tiene aproximadamente 1.4 millones de niños y niñas de seis a 11 años que no asisten a la escuela, una cifra que podría reducirse mediante el fortalecimiento de las leyes de trabajo infantil, según los expertos.

Otros sostienen que el problema no es solo social, sino que tendría ramificaciones para la economía nacional también.

Los estudios sugieren un fuerte vínculo entre la pobreza en el hogar y el trabajo infantil, ya que este se perpetúa a través de las generaciones y mantiene a los hijos de los pobres fuera de la escuela, lo cual limita sus posibilidades de movilidad social.

Este reducido capital humano se relacionó con la desaceleración del crecimiento económico y el retraso del desarrollo social.

El informe de la estadounidense Universidad de Harvard titulado Alfombras manchadas: la esclavitud y el trabajo infantil en el sector de alfombras hechas a mano de India, documentó más de 3.200 casos en nueve estados de este país de trabajos forzados en las fábricas textiles de exportadores que envían sus productos a tiendas minoristas en Estados Unidos.

Según una encuesta realizada en 16 fábricas de fuegos artificiales en Sivakasi, de una muestra de 4.181 niños y niñas 3.323 (79,48 por ciento) eran analfabetos, 474 (11,34 por ciento) tenían educación primaria, y 384 (9,2 por ciento) habían dejado de ir a la escuela.

El asma y la tuberculosis son frecuentes en 90 por ciento de los niños que trabajan con fuegos artificiales y entran en contacto directo con los elementos químicos que componen los petardos. Por lo general no reciben equipos de protección, aunque manejan productos peligrosos, como el azufre, el polvo de aluminio y la pólvora, según la encuesta.

La sociedad civil actúa

Muchas organizaciones no gubernamentales combaten el trabajo infantil, pero reconocen que si el gobierno no toma la iniciativa la situación seguirá siendo difícil.

«Si bien la aprobación de la ley dará a los derechos de los niños un gran impulso, el trabajo infantil no podrá erradicarse si no se toma en cuenta la situación socioeconómica de las familias… que les obligan a enviar a sus hijos a trabajar», advirtió Ranjana Kumari, directora del Centro de Investigación Social.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2015/02/a-pesar-de-las-leyes-el-trabajo-infantil-perdura-en-india/

Edición de Kanya D’Almeida / Traducción de Álvaro Queiruga