Son cientos las personas que cada día reclaman seguridad y justicia en Honduras, a casi un año del Golpe. No obstante, las promesas del sucesor del régimen de facto, Porfirio Lobo, por normalizar la situación no ha podido frenar la ola de asesinatos que se han perpetrado en el país centroamericano. Mientras las familias lloran las pérdidas de sus seres queridos.
Tras casi un año de perpetrarse el golpe de Estado en contra del ex presidente hondureño, Manuel Zelaya, cerca de 60 familias aún lloran la pérdida de sus seres queridos, muchos pertenecientes al Frente de la Resistencia. Pese al tiempo, el gobernante Porfirio Lobo, no ha logrado frenar las constantes violaciones a los derechos humanos.
Los familiares de las víctimas, quienes lucharon por la restauración de la democracia en su país, denuncian que son testigos de las muertes «selectivas que están ocurriendo para callar las voces que permanecen en la lucha», informó en un reporte la enviada especial de teleSUR a Tegucigalpa, Madelein García.
Lidia, esposa del sindicalista asesinado, Julio Fúnez, pide todos los días fortaleza para aguantar el dolor de la pérdida de su compañero.
Julio Fúnez Benítez, quien se desempeñaba como miembro activo de la resistencia y trabajaba en el Sindicato de Trabajadores del Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa), fue asesinado el pasado febrero de tres impactos de bala.
El sindicalista estaba encargado de la organización de las marchas, y demás actividades del Frente Nacional de Resistencia Popular contra el Golpe.
Fúnez «decía que uno tenía que luchar por sus derechos (…) que sólo luchando el pueblo llegaría al poder», recordó Yennifer Fúnez, hija de la víctima.
«Nos hace falta como apoyo, como padre como esposo, todo», declaró la esposa de Julio Fúnez, junto a sus hijas observando una fotografía.
Otra hija del fallecido reveló que su padre, interceptado por unos sicarios el pasado 15 de febrero cuando salía de su casa, una vez estaba en un parque «hablando de la resistencia y lo llamaron al teléfono público y le dijeron que se quitara porque lo iban a matar», esto ocurrió «meses antes de que lo mataran», agregó la Kenia Fúnez.
A pesar de la amenazas de «destruir la resistencia», una tercera hija de Fúnez, aseguró que continuarán con la lucha en honor a su padre.
Sharon Fúnez recalcó que «no nos hemos detenido como familia, vamos a seguir con el ideal de mi papi y aquí estamos y no nos van a detener».
Así como la familia Fúnez, decenas están sufriendo la pérdida de un ser querido, y pese a las promesas del sucesor del régimen de facto, Porfirio Lobo, los homicidios (a periodistas, estudiantes y luchadores del Frente) continúan.
Después de llegar a la presidencia, el pasado mes de enero, Lobo asumió el mando de un Estado con problemas económicos, diplomáticos y con la comunidad internacional en su contra, además de las constantes violaciones a los derechos humanos. Aunado a la inseguridad, violencia, persecución política, entre otros flagelos, consecuencias del Golpe del pasado 28 de junio.
Ante la problemática hondureña, son más las voces que reclaman un cambio en el sistema político, que de una vez por todas avance a la democracia y permita el regreso a Honduras del ex presidente.