Los movimientos feministas en América Latina y el Caribe necesitan rescatar un espacio común de articulación, solidario, transformador y sostenido en el quehacer comunitario, coincidieron activistas de varios países de la región durante una reunión virtual coordinada desde Cuba, el jueves 6 de octubre.
El encuentro, convocado desde la Red Feminista Berta Cáceres, puso a debate elementos del escenario regional actual, como el impacto de la crisis económica -heredada en muchas de sus dimensiones de la covid-19-, sobre los derechos de las mujeres y los principales desafíos que de ella se derivan para los movimientos por la igualdad.
Luchadoras feministas de Guatemala, República Dominicana, Brasil, México, Ecuador y Cuba valoraron la situación de sus contextos particulares y aportaron elementos que no pueden faltar a la hora de armar una articulación feminista en la región.
Con poco más de una década de vida, la red Berta Cáceres nació como fruto de varios encuentros de feministas latinoamericanas en la capital cubana, bajo la convocatoria del evento Paradigmas Emancipatorios, coordinados por el Grupo América Latina, Filosofía Social y Axiología (Galfisa), del Instituto de Filosofía.
La cita virtual de la pasada semana, organizada sobre plataformas de Telegram, da entrada al Encuentro «Hacia una agenda de articulación feminista» que se celebrará en La Habana los días 18 y 19 de octubre, precisó Georgina Alfonso, coordinadora de la red y directora del Instituto de Filosofía.
«En los últimos tiempos, en el contexto cubano -y esto es algo que nos causa mucha felicidad-, se ha despertado un interés por acercarse al feminismo desde diferentes corrientes, pero sobre todo al feminismo popular que nos llega de América Latina», explicó Alfonso.
«Ustedes que nos han acompañado a lo largo de estos años saben lo difícil que ha resultado esto y por eso las estamos invitamos a aportar análisis y recomendaciones», invitó la filósofa cubana.
Para la guatemalteca Sandra Morán, defensora de los derechos de la comunidad LGBTIQ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer) en su país hoy marcan la ruta de la crisis el problema de la violencia contra las mujeres y los feminicidios y el encarecimiento de la canasta básica, que pone en juego la sostenibilidad de la vida.
Pero también están «los fundamentalismos, que ponen obstáculos a cualquier agenda de las mujeres y al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos», agregó Morán, también coordinadora de la escuela feminista Berta Cáceres y primera congresista homosexual en la historia de Guatemala.
Es importante «fortalecernos como movimiento, porque estamos muy dispersas y no contamos con un espacio común. Tenemos que articularnos más y apoyar esta propuesta que está en camino, que es la de un movimiento plurinacional para Guatemala, pero también la articulación regional», precisó la guatemalteca.
Nalu Faria, brasileña e integrante de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), por su parte, identificó como desafíos «una presión del imperialismo que nos pone obstáculos a todas».
«Un tema que seguimos teniendo pendiente es cómo caen sobre las mujeres, justamente en los momentos de crisis, las cargas de mantener a la familia, de la sostenibilidad de la vida. Y eso nos pone agendas comunes», reflexionó Faria.
La activista brasileña alertó sobre la necesidad de generar debates diferentes y contar con las generaciones más jóvenes.
«Tenemos que abrir más la agenda de lo que podemos hacer juntas y empezar a trabajar a partir de esa dimensión. En la Marcha (MMM) utilizamos varias estrategias para construir espacios desde las jóvenes y sus expectativas», insistió Faria.
En opinión de Yildalina Tatem Brache, jurista y académica dominicana, «si ya reconocemos que hay una dispersión que no nos hace bien, debemos establecer la posibilidad de un espacio común para un diálogo respetuoso, transparente. Y desde la definición del fin y las estrategias para conseguirlo, establecer un mínimo de acuerdos desde donde avanzar todas juntas».
En el caso de Cuba, la situación económica actual y las cargas que ella deposita sobre las mujeres; los desafíos del cuidado y, sobre todo, el seguimiento a la implementación del recién aprobado Código de las Familias, clasificaron como problemáticas medulares, a juicio de las participantes en el encuentro.
«Son asuntos que conectan con nuestras propias realidades», precisó Morán.
Faria llamó también a considerar la dimensión del bloqueo, que «acaba poniendo sobre Cuba más presión sobre estos elementos comunes a los nuestros que tienen que ver con la pobreza, el incremento de los precios de los alimentos, entre otros».
Para Alfonso, «la articulación debe partir de construir un espacio común de intercambios».
«Y, sobre todo, que sea en las comunidades donde ganemos los activismos. No nos podemos quedar en los términos discursivos. Nos toca rescatar los espacios de solidaridad y de cuidados que nos han ido arrebatando. Porque si no, las mujeres pobres siguen quedando más pobres y los excluidos siguen excluidos», insistió la coordinadora de la Red Berta Cáceres.