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La guerra de la Administración Trump contra el Estado profundo no es purificadora. No va a liberarnos de la tiranía de las agencias de inteligencia, de la policía militarizada, del mayor sistema penitenciario del mundo o de las multinacionales depredadoras ni va a suponer el final de la vigilancia de masas. No restaurará el imperio de la ley para exigir que rindan cuentas los poderosos y los más ricos. No moderará el gasto desmesurado e irresponsable del Pentágono, que asciende a un billón de dólares.
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Traducido por Lydia Neri para Rebelión
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Israel actúa con el mayor cinismo. Firma acuerdos por fases con los palestinos que le permiten conseguir de inmediato lo que quiere y a continuación incumple cada una de las fases subsiguientes y reinicia sus ataques militares.
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Una vez fuera de su cargo [de presidente de EE.UU.], Jimmy Carter tuvo el valor de denunciar la “abominable opresión y persecución” y la “estricta segregación” del pueblo palestino en Cisjordania y Gaza en su libro de 2006 “Palestina: Paz, no apartheid”.