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“No hay un solo día que no piense en Guantánamo”, explica a elDiario.es Steve Wood. Cuando el soldado llegó a Guantánamo en 2004, como miembro de la Guardia Nacional de Oregón, tenía 24 años. La operación duró un año y nunca más ha vuelto a pisar la base militar de Estados Unidos en Cuba. Han pasado 18 años y no ha conseguido hacer las paces con una experiencia que sacudió sus valores y creencias.