Artículos
En cada momento el euskera ha sido la lengua de brujas idólatras, de trabajadores indisciplinados y de terroristas violentos. A lo largo de todo el hilo conductor de la modernidad, se han servido de la lengua para asignar un carácter bárbaro, salvaje, herético, primitivo, violento o irracional a las colectividades que no respondían al proyecto civilizador del capitalismo.