Este sábado nadie quiso quedarse en casa. Entre consignas y lágrimas, miles de personas dieron una conmovedora despedida a la dirigente indígena Bertha Cáceres, quien fue brutalmente asesinada el pasado 3 de marzo. «Que se castiguen los responsables intelectuales y materiales», «No más impunidad» exigieron. Hay mucha gente en La Esperanza. Mucha. Las calles están […]
Este sábado nadie quiso quedarse en casa. Entre consignas y lágrimas, miles de personas dieron una conmovedora despedida a la dirigente indígena Bertha Cáceres, quien fue brutalmente asesinada el pasado 3 de marzo. «Que se castiguen los responsables intelectuales y materiales», «No más impunidad» exigieron.
Hay mucha gente en La Esperanza. Mucha. Las calles están totalmente abarrotadas de personas. Nadie quiso quedarse en su casa. Era demasiado fuerte el llamado a dar un último saludo a la luchadora y dirigente indígena Bertha Cáceres.
«A nuestra Bertha, nuestra mamá, nuestra hija, nuestra guía», repiten casi al unísono Olivia, Bertita, Laura y Salvador, madre, hijas e hijo de la coordinadora nacional del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), durante una improvisada conferencia de prensa.
El viernes, Bertha Cáceres, la compañera, la amiga entrañable, la combatiente por la vida, la defensora de ríos y montañas, la mujer que junto al Copinh, al pueblo Lenca, al movimiento social y popular en resistencia impulsó una lucha inclaudicable contra un modelo político-económico que siempre definió «neoliberal, racista y patriarcal», iba a cumplir años.
Cobardes asesinos, tanto intelectuales como materiales, segaron su vida.
La gente vino a saludar su siembra. Este milagro de ser humano que enseñó al mundo el significado más profundo de vivir con compromiso y ahínco, conociendo los riesgos y enfrentándolos con valentía, soñando que un mundo mejor sí es posible.
Rostros llenos de honda tristeza, otros una impresionante mueca de rabia.
Bertha viajaba mucho dando a conocer la experiencia del Copinh, el esfuerzo emancipador de un movimiento social y popular que no se rinde. Pero siempre quería regresar a esta tierra que la vio nacer, que acogió sus manos, que sostuvo sus pies, que arropó su cuerpo, que se empapó de su sangre, que hoy la ve volver a nacer multiplicada en las luchas de los pueblos.
La gente se acerca al féretro que es llevado por miles de manos. Muchos lloran, otros aprietan los puños, lanzan consignas. «Bertha vive, la lucha sigue», «Bertha no murió, se multiplicó», «Justicia Justicia».
«Nuestra Bertha vive». Olivia, Laura, Bertita y Salvador exigen investigación independiente
«No se puede distorsionar la verdad acerca del crimen que terminó con su vida. Sabemos con certera claridad que los motivos de su vil asesinato fueron su resistencia y lucha en contra de la explotación de los bienes comunes de la naturaleza y en defensa del pueblo Lenca», señalan las hijas, hijo y madre de Bertha Cáceres en una carta abierta.
«Su asesinato es un intento de acabar con la lucha del pueblo lenca en contra de toda forma de explotación y despojo. Un intento por cortar la construcción de un nuevo mundo», agregaron.
También recordaron que las circunstancias de su muerte se dieron en medio de la lucha en contra de la instalación del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, en el sagrado río Gualcarque.
Asimismo exigieron que se esclarezcan las responsabilidades de la empresa de capital hondureño Desarrollo Energéticos S.A. de C.V (DESA) y responsabilizaron tanto a DESA como a los grupos financieros nacionales (Ficohsa) e internacionales (FMO, Finn Fund, Bcie), de «la persecución, criminalización, estigmatización y las constantes amenazas de muerte» vertidas contra Bertha, sus hijas e hijo y los miembros del Copinh.
«Responsabilizamos al Estado hondureño de haber obstaculizado en gran medida la protección de nuestra Bertha, y haber propiciado su persecución, criminalización y asesinato» optando por proteger «los intereses de la empresa por encima de las decisiones y mandatos de las comunidades», denunciaron visiblemente conmocionados pero firmes y dignos en su posición.
Grupos fácticos y gobierno son responsables. Un modelo asesino y depredador
Los padres Ismael «Melo» Moreno y Fausto Milla, frente al féretro, encabezaron un emocionante acto ecuménico. La multitud se acercó, sumergida en un silencio casi irreal, roto solamente por las consignas, los aplausos y los tambores y cantos del pueblo garífuna.
«Melo» pidió a los presentes unirse en un gran movimiento nacional para contrarrestar un modelo que opera en contra de los intereses de los pueblos. Asimismo solicitó luchar para que nunca el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, ni otras obras que saquean los recursos naturales se lleven a cabo en Honduras.
Después de haber aplaudido, entre lágrimas y aplausos, los nombres de las y los mártires, ese mar de gente se tomó nuevamente las calles de La Esperanza, acompañando a Bertha hacia su última demora.
«Los responsables de su asesinato son los grupos empresariales en contubernio con el gobierno nacional, los gobiernos municipales y las instituciones represoras del Estado, que están detrás de los proyectos extractivos que se desarrollan en la región.
Los financiadores de estos proyectos extractivistas de muerte también son responsables de la muerte de nuestra Bertha y de tantas personas que luchan en contra de la explotación de los territorios», denunciaron Olivia, Laura, Bertita y Salvador.
«No vamos a permitir que su imagen se convierta en un logo vacío, a nuestra Bertha se le reivindica en la lucha permanente y enérgica por la defensa de la vida, los territorios y en contra de este sistema de explotación y saqueo», reafirmaron los familiares de la dirigente indígena.
También pidieron que se conformara una comisión internacional imparcial para la investigación del crimen, que involucrara tanto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), como a organismos internacionales de derechos humanos y los estamentos gubernamentales pertinentes.
Asimismo exigieron respeto para la integridad de su hija y de su mamá.
«Ella es una eterna luchadora en contra del racismo, del patriarcado y el sistema capitalista opresor y asesino. Su lucha está atravesada por un fuerte antiimperialismo, corroborado constantemente en sus prácticas internacionales y su total rechazo al golpe de Estado (2009) financiado y apoyado por los Estados Unidos», indicaron.
Finalmente, exigieron la cancelación inmediata y definitiva del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, así como «todas las concesiones mineras, de represas, de bosques y todos aquellos proyectos que atentan contra la soberanía nacional».
CIDH otorga medidas cautelares. Acoso al Copinh
Ante la difícil situación que viven tanto los familiares de Bertha Cáceres como los miembros del Copinh y el ciudadano mexicano Gustavo Castro Soto, quien presenció al asesinato de la dirigente indígena y resultó herido, la CIDH decidió otorgarles medidas cautelares, por considerar que su vida corre peligro.
Mientras tanto, el Copinh ha divulgado un comunicado en el que acusa al gobierno de Juan Orlando Hernández de estar manipulando la investigación del asesinato de Bertha, tratando de involucrar a miembros de dicha organización y hacerlo pasar por un delito pasional.
La solidaridad nacional e internacional se ha desbordado. Nunca antes se había visto tanta participación.
«No solo asesinaron a nuestra madre, asesinaron a la madre de todo un pueblo. Hacemos un llamamiento para que se arrecie la movilización, la denuncia y las muestras de solidaridad, exigiendo una verdadera justicia. ¡BERTHA VIVE!», finaliza el comunicado de las hijas, hijo y madre de Bertha Cáceres.
No basta todo el cementerio para contener la gran cantidad de gente que quiere acompañar a Bertha. Caen flores y la lluvia sobre el ataúd. Hasta el cielo quiso mostrar su dolor.
Este sábado fue día de recuerdos, tristeza y llanto. Lo que sigue es lucha.
Bertha Cáceres, indudablemente, será parte de ella.