“¿Saben?, tenemos que colaborar con el sector privado para combatir la corrupción y construir economías más equitativas, en las que más personas puedan participar de los beneficios”, dijo Joe Biden el 10 de diciembre en la clausura de la Cumbre por la Democracia, un encuentro que debió denominarse Cumbre por la Continuidad del Neoliberalismo.
Biden habla de equidad, pero su pronunciamiento es falaz, pues niega que el gran capital sustenta la corrupción porque es hijo del saqueo y del despojo. Las prácticas indecorosas constituyen la base del sistema de privilegios que es, en sí misma, la sociedad de clases.
En la actual coyuntura política el capital manipula utilizando sujetos aparentemente diversos (sustituye, si lo considera conveniente, al simple politiquero por el empresario y lo agrupa junto al intelectual prosistema en organismos a los cuales coloca nombres simpáticos que aprovecha a su vez para distorsionar ciertos conceptos).
Esta conjunción se presenta en América Latina en el intento de torpedear el proyecto de integración continental impulsado por Hugo Chávez y Fidel Castro, quienes en el año 2004 anunciaron la formación del ALBA, hoy ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos).
Entre el eufemismo y la descarnada falacia, el presidente de Estados Unidos y los gobernantes entreguistas actúan contra el fortalecimiento de la alianza continental, porque el proceso de integración, como proyecto, quita fuerza al colonialismo, y como realización, lo aniquila.
El fortalecimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, es una de las metas consignadas en la declaración de la XX Cumbre del ALBA-TCP, realizada en La Habana el 14 de diciembre.
Biden y sus allegados, por el contrario, propugnan por el fortalecimiento de la Organización de Estados Americanos, OEA, que actúa bajo las órdenes de Estados Unidos.
OTRA AMÉRICA ES POSIBLE
En la Cumbre por la Democracia Biden intentó encarnar al poder estadounidense como conjunto, desconociendo la influencia global de Rusia y China y colocando epítetos a los gobiernos hostiles a Estados Unidos.
Hacia América Latina será dirigida una parte importante de los recursos con los cuales las agencias yanquis darán impulso ‘a la prensa libre y a la lucha contra el autoritarismo’.
¡Como si el anuncio en un foro internacional despojara de la condición de unilateral la agresión sistemática a los gobiernos progresistas y a las organizaciones que luchan contra el sometimiento!
Dar seguimiento a estos fondos para la agresión (424 millones de dólares anunció la Casa Blanca que gestiona ante el Congreso), es una de las tareas que la CELAC y ALBA-TCP deberán hacer operativas, igual que la creación de mecanismos comunes para impulsar el desarrollo.
La Cumbre por la Democracia dirigida por Biden, emitió como conclusiones solo proclamas vacuas, en gran medida porque no todos los convocados suscriben el retorcido concepto de democracia del poder estadounidense.
Para poner un solo ejemplo, el gobierno de México se ha pronunciado contra la OEA y condena la agresión a Venezuela, Cuba, Bolivia, Perú y Nicaragua.
El impulso al proceso de integración propuesto durante la XX Cumbre del ALBA-TCP, vendrá junto al avance político y eso no lo podrán impedir el poder imperialista y sus servidores.
TRES LACAYOS PREMIADOS
Joe Biden, en la clausura de la Cumbre por la Democracia, felicitó a los presidentes de Costa Rica, Panamá y República Dominicana, porque ‘formaron una alianza para el fortalecimiento de las instituciones democráticas para cooperar en materia de transparencia, derechos humanos, desarrollo económico y fortalecimiento de la democracia en la región‘.
‘Este es el tipo de compromiso y asociación inspiradores que espero que veamos más a medida que emprendamos el próximo año de acción’, dijo Biden.
Y los medios y periodistas comprometidos con el sistema aplaudieron el reconocimiento. ¡Esto es desinformar con descaro! No pueden reconocer que se trata de simular integración fomentando la atomización.
Se hace evidente el compromiso de demandar a estos gobiernos que dejen de prestarse como agentes de agresión contra los procesos de avance político en la región.
Carlos Alvarado Quesada es un presidente joven (tiene 41 años) que busca mantener su inserción en la política internacional y para quien han tenido alto costo político las medidas neoliberales durante su gestión, pues han generado contundentes protestas en Costa Rica. Busca el apoyo de Biden para mantenerse como ente protagónico en la política global y continental.
Laurentino Cortizo, presidente de Panamá, fue asesor técnico de la OEA y tiene grandes inversiones en materiales de construcción y ganadería. Devoto cristiano y difusor de la Biblia, nada santa ha sido la acumulación de capitales y nada limpios los medios para reproducirlos que utiliza junto a sus hermanos. El apoyo de Biden lo libra, al menos temporalmente, del mal que puede causarle el ser procesado por práctica financiera non sancta.
En cuanto al dominicano Luis Abinader, no sorprende el aplauso de sus bien pagados aduladores y menos el espaldarazo de Biden.
Todo esto estuvo precedido por las congratulaciones del encargado de negocios yanqui en Santo Domingo (embajador en los hechos), Robert Thomas, y los vergonzosos pronunciamientos del canciller Roberto Álvarez, quien en una reunión con la llamada sociedad civil dijo con orgullo que el gobierno dominicano y su presidente Luis Abinader están llamados a jugar un papel estelar en la región.
Hay que apuntar que el porvenir de la región es la integración, no el concierto de acaudalados derechistas que solicitan invasiones yanquis y legalizan medidas neoliberales contrarias a los intereses de los pueblos
La integración es necesaria para actuar como bloque contra el colonialismo.
Abinader, Cortizo y Alvarado, son serviles. El servilismo les añade lodo y aumenta la vileza que los define. Siembran ilegitimidad y cosecharán rechazo… La bendición de Biden no podrá evitarlo.
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