Categoría: Opinión
En una entrevista publicada en Le Progrès de Lyon en 1951, el Premio Nobel de Literatura Albert Camus dijo: «La libertad consiste, en primer lugar, en no mentir. Allí donde prolifere la mentira, la tiranía se anuncia o se perpetúa».
Si no puedes ver la relación causal entre el abuso israelí de generaciones de palestinos y los delitos de Hamás, es que no tienes ni idea de la naturaleza humana
Europea (UE), a lo largo de su existencia, ha revelado comportamientos y políticas que aún arrastran la sombra de su pasado colonial. Esta tendencia se manifiesta no solo en la política exterior de sus Estados miembros, sino también en la forma en que estos países interactúan con naciones de América Latina que han roto con las cadenas de la colonialidad del poder y han emprendido procesos auténticamente revolucionarios, como en el caso de Nicaragua.
El resurgimiento del autoritarismo árabe, financiado por el Golfo, fortificado por Estados Unidos y con la sigilosa tecnología israelí, ha producido un amplio y profundo estado de vacío.
“Siempre tendré un enemigo/ con el semblante arrugado/ y más cansado que yo. / Los que a lo largo de su sombra/ quieren cortar la medida/ de toda revolución”. (Silvio Rodríguez en No creo que alguien me odia).
A pesar de las apariencias, el sistema de dominación colonial que marcó la historia global durante siglos no ha desaparecido; se ha transformado en una forma más insidiosa y sutil: el neocolonialismo.