Dailos González Díaz | 

En el presente artículo, exploraremos cómo se ha producido el tránsito de la modernidad a la colapsalidad. En primer lugar, señalaremos que el advenimiento de la modernidad supone un antes y un después en el devenir histórico del mundo y que la modernidad posee una serie de rasgos distintivos que la distinguen de las sociedades llamadas tradicionales. Uno de esos rasgos es la aparición del capitalismo, que ha sido el principal responsable de la expansión globalizadora de la modernidad y de la progresiva implantación de lo que podríamos denominar como condición global de la humanidad.

El régimen norteamericano se considera el más democrático del mundo. Esto es lo que siempre han dicho a los cuatro vientos los presidentes de Estados Unidos, y lo que su sistema monopolístico de comunicación siempre ha propagado por todo el mundo. Esto ya se ha convertido en sentido común, como lo demuestra una de las máximas nazis más famosas: una mentira repetida mil veces acaba convirtiéndose en verdad (en la conciencia del público en general).

Aunque llevamos años recordando el porqué de esta efeméride, estimamos que no está de más repetirlo una vez más.

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El 10 de mayo de 1994 quedó grabado en los anales de la historia política global y sudafricana en particular como un día de profundo significado y trascendencia. Fue el día en que Nelson Mandela, líder icónico de la lucha contra el apartheid, ascendió al cargo de presidente de Sudáfrica, marcando el fin de décadas de opresión y discriminación institucionalizadas.

Jesús Valencia | 

Raúl Zibechi | 

Tomás F. Ruiz | 

El hospital Guy´s de Londres, uno de los más concurridos de la capital británica, vuelve a rendir honores al esclavista y miembro del parlamento británico del siglo XVII Thomas Guy, descubriendo la estatua en su honor que había sido tapiada hace cuatro años a causa de las protestas del movimiento “Black lives matter” (las vidas negras importan).

Que no se borre su memoria

Manuel Almisas Albéndiz | 

Maestra laica, librepensadora, anticlerical, feminista, republicana y comunista. ¿cómo ha podido permanecer Sixta Carrasco tantos años en el olvido después del franquismo?