En Buenos Aires, Argentina, tendrá lugar la VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), este 24 de enero.
Esta reunión es de suma importancia, tanto por el contexto en el que la guerra entre Rusia y Ucrania genera un reacomodo geopolítico de las grandes potencias, cuyos intereses se entrecruzan con nuestras naciones, como por los acontecimientos recientes en Nuestra América, especialmente, por la represión ejercida por el gobierno de facto impuesto tras el Golpe de Estado en Perú, desde el pasado 7 de diciembre, y que a la fecha suma ya más de 60 muertes. Asimismo, por el asalto a tres sedes del poder en Brasil realizado por grupos neofascistas, mostrando la urgencia de afrontar el desafío que representa el resurgimiento de las formas radicales de la derecha global. Además, durante este encuentro, se formalizará el regreso de Brasil a la CELAC, cerrando el capítulo negro que significó la actitud desestabilizadora para la región asumida por Jair Bolsonaro bajo las órdenes del imperialismo estadunidense.
La VII Cumbre de la CELAC representará una nueva oportunidad de avanzar rumbo a la consolidación de alternativas de integración que rompan las cadenas del neocolonialismo y de la injerencia imperialista en Nuestra América, la participación de presidentes de países como Venezuela, Cuba, Bolivia, Brasil, Honduras, Chile y Argentina, entre otros, da un toque de esperanza para el fortalecimiento de los proyectos regionales que reactiven la economía, dejando a un lado histórica dependencia a los Estados Unidos. Aunque lo anterior, también requiere de la superación de las formas capitalistas de acumulación y redistribución de la riqueza. Pero, en todo caso, la sobrevivencia de la CELAC ante los múltiples intentos de las derechas latinoamericanas y caribeñas por entorpecer su existencia, significa que sí es posible la integración sin la sombra del águila imperial.
El encuentro entre mandatarios estará signado por la realización de la Cumbre Social de la CELAC (23 y 24 de enero), con la participación de fuerzas políticas, centrales sindicales, organizaciones y movimientos sociales de América Latina y el Caribe, misma que incluirá una movilización al tiempo en que se efectúa la reunión de presidentes y presidentas. Previo a dichos actos, la Cumbre Social de la CELAC ha emitido ya un documento con carácter anticolonialista y antiimperialista, donde levanta la voz por la reivindicación de los derechos laborales y humanos, así como por el respecto y pleno reconocimiento de la constitución plurinacional de Nuestra América. Asimismo, se condena el bloqueo genocida sostenido por más de 60 años contra Cuba por parte de los Estados Unidos, y se exige a los gobiernos de la región iniciar acciones encaminadas a la eliminación de las bases militares establecidas en toda la zona por el gobierno de Washington.
En uno de los puntos centrales de las declaraciones emitidas por la Cumbre Social de la CELAC puede leerse: “Abogamos por una integración regional que constituya el mejor instrumento para fortalecer la soberanía y la autonomía de nuestra región, para que los destinos de este territorio sean definidos democráticamente según la voluntad de sus pueblos”. El llamado de los integrantes articulados como un movimiento de movimientos es consecuente con los tiempos que vivimos, donde uno de los retos principales es el volver a encontrarnos como miembros de una región pluricultural y plurinacional en la que existimos bajo la luz –histórica y presente- de nuestros pueblos, cuya integración es indispensable para nuestra sobrevivencia.
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